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rebeca adalia
Domingo, 17 de julio 2022
Pedrosa era una localidad de la provincia palentina poco conocida hasta que en 1968, Javier Cortes encontró casi por casualidad, los restos de la Villa Romana de la Olmeda. Cortes comprendió la relevancia de aquel hallazgo: los primeros mosaicos que aparecieron en sus tierras mientras se realizaban tareas de labranza.
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Tras años de trabajar e insistir a las instituciones para convencer a las autoridades de la importancia de aquellos vestigios, salió a la superficie la que hoy se considera una de las mejor conservadas villas tardorromanas.
La Villa Romana de La Olmeda es una gran mansión rural del Bajo Imperio, que fue construida a mediados del siglo IV. Su edificio principal, de planta cuadrada, estuvo flanqueado por cuatro torres y se dispone en torno a un patio central y peristilo al que se abren las distintas dependencias. Esta villa palaciega abarca una extensión en superficie de 4.400 metros cuadrados con 35 habitaciones, repartidas entre la vivienda principal y los baños, 26 de las cuales están decoradas con 1.450 metros cuadrados de mosaicos polícromos. El conjunto fue declarado Bien de Interés Cultural el 3 de abril de 1996.
Lobera y Villarrodrigo: Estas dos núcleos, junto con Gañinas, también forman parte de la localidad. Lobera de la Vega aparece citada en la documentación de San Benito de Sahagún en tiempos de Ramiro II como Laenna laperca. El rey Alfonso VIII, a finales del siglo XII, donó Lobera al monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes. El topónimo de Villodrigo parece proceder del antropónimo germánico Rudericas.
1968: Javier Cortes encontró en sus tierras de labranza restos de lo que posteriormente se reconoció como la Villa Romana de la Olmeda.
El municipio de Pedrosa de la Vega acoge a otras tres localidades: Lobera de la Vega, Villarrodrigo de la Vega y Gañinas. Todas son poblaciones antiguas, que encuentran sus orígenes en las repoblaciones que los condes saldañeses llevaron a cabo durante el siglo X. Se ubican en la margen derecha del río Carrión, sobre la terraza fluvial del que fuera su curso natural.
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Pedrosa ya aparece nombrada en los Becerros de las Behetrías y de las Presentaciones de León (siglos XIII-XV). El arroyo de la Perionda, que atraviesa el pueblo, convierte a este lugar de la vega saldañesa en un pequeño remanso, así como un atractivo contrapunto a su pequeño casco urbano.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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