«La parte más difícil de ser socorrista es aguantar tanto tiempo bajo el sol»

El trabajo diario de un socorrista consiste en pasar por todos los puestos. «Cada uno hace una serie de turnos que son vigilar la piscina pequeña, la mediana y la grande, y la sala de curas conforma el último puesto», detalló Pelayo de la Cruz, uno de los socorristas de las instalaciones del Sotillo, que trabaja en ella desde agosto de 2022. Además, los salvavidas realizan curas a diario. «Suelen ser heridas de poca profundidad, algún corte que otro y también alguna picadura», añadió.

Los socorristas soportan durante muchas horas las altas temperaturas del verano en la meseta. «La parte más difícil del trabajo de socorrista es aguantar tanto tiempo bajo el sol», señaló Víctor Santos, otro de los socorristas del Sotillo, que lleva dos años trabajando allí. Sin embargo, para ellos lo más importante es velar por la seguridad de los bañistas.

«Este verano no hemos tenido que socorrer ninguna incidencia grave», explicó Santos. «Solemos curar pequeños cortes o rozaduras. La herida más grave en lo que llevamos ha sido una brecha en la frente de un adolescente que hizo un salto mortal hacia atrás, a pesar de estar prohibido», aseguró Santos. También son los más pequeños los que más heridas sufren, ya que «se pasan la tarde jugando de un lado para otro».

De la Cruz aseguró que «hemos socorrido tres casos de casi ahogo de niño. Parece que no les da miedo el agua o no son conscientes de sus capacidades de nado, entonces se van a la mitad de la piscina grande y tenemos que ir a ayudarlos».

No existe niguna norma concreta que impida que los niños de una determinada edad se bañen en la piscina grande. «Pero, si el niño es muy pequeño tiene que ir acompañado de sus padres, además en la grande no se pueden llevar objetos flotantes u otros que usen para jugar. Esos solo se pueden llevar a la piscina mediana», expuso el socorrista.

«El aforo habitual ronda las 500 personas, aunque por las tardes vienen más bañistas», afirmó Eva Mazariegos, otra de las socorristas de la piscina del Sotillo. «Por las mañanas, vienen grupos de niños como los de pequejuegos y personas que prefieren nadar más tranquilas», añadió Mazariegos.

Hasta julio de este año, 37 personas han muerto ahogadas en piscinas españolas, según el Informe Nacional de Ahogamientos de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo. Veintidós de esas víctimas fallecieron en el último mes, por lo que las altas temperaturas y la apertura de las piscinas descubiertas suponen un peligro para que esa cifra vaya en aumento. Para evitarlo trabajan los socorristas, que vigilan que los usuarios de las piscinas disfruten de un verano tranquilo.