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Luis Antonio Curiel
Cobos de Cerrato
Viernes, 19 de agosto 2022, 07:36
La fabiola es un pan muy arraigado en la historia de Palencia, un pan muy característico tanto en la textura de la miga como en el aspecto exterior y de su corteza. Es un pan con una proporción de agua comprendida entre el 40 y ... el 50%, con corteza brillante, fina y con cierta crocancia y miga muy blanca con alveolado muy cerrado y regular.
Según los estudios elaborados por el Centro Tecnológico del Cereal (Cetece), que suscribe la Asociación Provincial de Fabricantes de Pan de Palencia, «es un pan bregado bajo en hidratación que se come en estas tierras posiblemente desde la época de los romanos, aunque con las características actuales y bajo la denominación de fabiola puede ya encontrarse en la zona de Palencia hace varios siglos, en torno al siglo XVI», indica la presidenta de los panaderos, María Franco.
Estos estudios son la base que permitieron a los panaderos palentinos conseguir la aprobación de la Marca de Garantía en 2018, aunque hasta este año no se ha puesto en marcha. Un símbolo con el que los consumidores pueden reconocer la fabiola como producto artesano y de gran calidad.
Hasta el momento, la Asociación Promotora Fabiola de Palencia cuenta con ocho profesionales del sector adscritos y comprometidos con la marca. Estos profesionales, que distribuyen las fabiolas en 500 puntos de venta de la geografía regional, calculan una producción superior al millón de fabiolas producidas anualmente bajo este distintivo de calidad.
En este contexto, Cobos de Cerrato celebró este jueves la cuarta edición de la Feria del Pan del Cerrato, con gran éxito de público y un elevado número de ventas. En esta ocasión, tres profesionales del pan y la repostería acudieron a la cita. Panadería San Francisco, de Palencia; El Alar, de Alar del Rey y Eduardo Antolín, de la localidad burgalesa de Peral de Arlanza. Una cita reivindicativa en la que los artesanos del pan promocionaron sus productos, entre los que destaca la fabiola. «Estamos muy satisfechos con la acogida de esta cuarta Feria del Pan del Cerrato, lo que le augura un buen futuro para próximas ediciones.
Todo el pueblo se ha volcado con la cita. Es fundamental apostar por este tipo de iniciativas que nos permitan mostrar la calidad de nuestros productos artesanales y que sean también un reconocimiento para los pequeños fabricantes que trabajan día a día en la provincia», destacó Araceli Martínez, alcaldesa de Cobos de Cerrato.
Vecinos y visitantes, ataviados con pañuelos conmemorativos de la Semana Cultural y bolsas de tela distintivas de la feria, pudieron adquirir y degustar numerosos tipos de panes, desde la fabiola hasta la hogaza, pasando por chapata, pan de centeno, torta de aceite, torta mediterránea, rústica, bollitos de leche, bollitos preñados, roscos, pan multicereal y otras muchas variedades, junto a una amplia oferta de dulces y repostería.
Cobos de Cerrato se volcó con los preparativos de la feria, los vecinos cuidaron de manera especial los detalles, haciendo que el pueblo pareciese un auténtico museo al aire libre en la mañana de este jueves, con maquinaria antigua utilizada para la obtención del trigo y la harina, así como numerosos enseres y objetos de la vida cotidiana utilizados décadas atrás. «Al igual que las pasadas ediciones, hemos trabajado con mucha ilusión para que la feria fuera un éxito, con decenas de voluntarios coordinando las diversas actividades. Estamos muy satisfechos con la respuesta y acogida, por lo que desde este mismo momento nos ponemos a trabajar en la próxima edición. Para nosotros ha sido un día festivo, en el que hemos estado muy unidos, dando a conocer nuestro pueblo», destacó la alcaldesa.
En esta ocasión, también participaron otros productores agroalimentarios, que constituyeron un buen complemento a la feria. Además, la Asociación de Mujeres de Cobos de Cerrato expuso sus trabajos y labores, cuyos donativos serán entregados íntegramente a la Asociación Española Contra el Cáncer. Una iniciativa que tuvo gran acogida entre vecinos y visitantes, que pudieron adquirir bolsos, carteras, mantas, pañitos, bolsas para el pan, muñecos y otros muchos productos elaborados con esmero para esta causa solidaria. Además, los vecinos de la localidad ofrecieron sangría y limonada para todos los asistentes.
Cobos de Cerrato, en plena zona de producción de los cereales para la elaboración de los distintos panes, pretende convertirse en un referente con este tipo de feria del pan. El Ayuntamiento de la localidad ha apostado por esta feria, incluyéndola como acto principal de su semana cultural, más este año después de dos ediciones sin celebración por la pandemia.
La feria sirvió como marco para que vecinos y visitantes conozcan un poco mejor el pan de Castilla, especialmente la fabiola, el producto estrella de los panaderos palentinos. Destaca por su corteza suave, ligeramente brillante, con un color ligeramente caramelizado y con dibujos en formas de ondas o picos. Además, el olor de la fabiola es suave, la miga blanca, prieta y suave en la boca.
La jornada también contó con las danzas de la tierra, dando color a un día tan especial para la localidad cerrateña. El grupo de Santa María del Campo puso el broche de oro a la feria.
Los asistentes también disfrutaron de una curiosa exposición de billetes de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre desde principios del siglo XX, de la colección de Rafael Citores.
La elección de la celebración de la feria en un día de diario viene justificada porque los panaderos tienen dificultades para celebrarla el fin de semana, ya que en esta época estival «están a tope de trabajo», comentaron desde la organización de la feria. Al finalizar la jornada, los productores se mostraron muy satisfechos con el elevado volumen de ventas y la gran acogida e interés del numeroso público que acudió durante la mañana a los puestos.
La inauguración de la feria sirvió como reclamo para destacar el papel histórico que ha desempeñado el pan en esta tierra cerrateña y palentina, así como una apuesta firme por la fabiola, el estandarte de los panaderos palentinos. Además, esta feria puso de relieve el papel desempeñado por numerosos panaderos del mundo rural, que en ocasiones reparten el pan por los pueblos, muchos de ellos mermados en habitantes.
«Es probable que con el tiempo se pierda este servicio, pues antes pasabas por los pueblos y había muchos vecinos, algo que ya no es habitual en invierno», comentaron desde la Asociación Provincial de Fabricantes de Pan de Palencia, que aglutina a 24 panaderos. «Sabemos que el negocio del pan es sacrificado y que la mayoría de los negocios se van pasando de padres a hijos. Vemos que falta relevo generacional y que la despoblación va haciendo mella en este tipo de oficios. Por ello, reivindicamos una apuesta por el mundo rural, porque también contribuimos a dar vida a los pueblos, evitando de algún modo la despoblación, pues muchos panaderos también ofrecen otros productos de primera necesidad en sus rutas de reparto», comentaron desde el colectivo promotor.
La feria fue organizada por la Asociación Provincial de Fabricantes de Pan de Palencia y el Ayuntamiento de Cobos de Cerrato, con el patrocinio de la Diputación y la colaboración del Centro Tecnológico del Cereal, la Asociación Promotora Fabiola de Palencia y las distintas asociaciones de Cobos de Cerrato.
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