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Se llama Marián García, pero es conocida como 'Boticaria García'. Esta doctora en Farmacia, nutricionista y óptico-optometrista dio el salto hace una década desde la rebotica rural en la que trabajaba a los platós de televisión, donde se dedica a la comunicación sanitaria como ... una de las principales divulgadoras de esta área. Además de colaborar con varios medios de comunicación, también presenta eventos e imparte conferencias y talleres en congresos y empresas por todo el país sobre temas relacionados con la salud en general, con la alimentación en particular y con la comunicación. También ha escrito varios libros como 'El jamón de York no existe' o 'Radiografía de un cosmético', colándose en los primeros puestos de ventas. Asegura que su trabajo fusiona su vocación de comunicadora con su formación como farmacéutica, colaborando con empresas y marcas para comunicar mensajes relacionados con la salud y la alimentación. Además, también es muy habitual en las redes sociales, las que considera como una gran arma de prevención.
Este miércoles llega a Palencia de la mano de la Librería Iglesias para presentar a las 19 horas en el Lecrác su último libro, 'Tu cerebro tiene hambre', donde aborda la pérdida de peso desde un punto de vista divulgativo y divertido, recurriendo a los mejores endocrinos del país y a los últimos estudios científicos internacionales. Y todo con el estilo que la caracteriza, el humor en su tarea divulgadora.
-¿Qué se van a encontrar los lectores en este nuevo libro?
-El objetivo es explicar el eje intestino-cerebro-músculo. Se habla mucho del eje intestino-cerebro, del microbiota, pero nos hemos olvidado del músculo. Entonces la idea es explicar cómo cuidarnos en un modo 360, cómo perder grasa, pero ganando salud. No haciendo esas dietas milagrosas, dietas détox, que ahora proliferan justo antes del verano, pero que en un 90% fallan.
-¿De qué forma también el cerebro nos engaña exactamente a nosotros y nos hace pensar que necesitamos más comida?
-Bueno, realmente nuestro cerebro tiene hasta cinco tipos de formas de hambre, un repóquer de hambre. Y tenemos el hambre-hambre, que es el hambre fisiológica, de la hora de comer. El problema ocurre cuando aparece, por ejemplo, el hambre emocional. Este hace que se libere cortisol y el cortisol hace que se liberen más hormonas del hambre y menos hormonas de la saciedad. Con lo cual, nuestro cerebro, aunque acabe de comer, tiene sensación de tener hambre. También tenemos el hambre ambiental, que es el que yo llamo 'el hambre culo veo, culo quiero'. Cuando tú ves o piensas o hueles una palmera de chocolate, se libera un neurotransmisor que se llama dopamina y la dopamina lo que hace es hacerte desear. Entonces, tú simplemente viendo, oliendo, pensando en un alimento que sea muy dulce y apetecible, lo quieres comer. Una vez que lo comes vas a liberar más dopamina y esto te va a hacer entrar en un bucle. Por tanto, como vivimos en un mundo lleno de estímulos y lleno de tentaciones y de alimentos ultraprocesados, que nos generan dopamina... Porque el brócoli no genera dopamina. Y las lentejas no generan dopamina, ¿no? Entonces, ese tipo de alimentos también de alguna manera hackean nuestro cerebro.
-Muchos tipos de hambre...
-Hay más. Por ejemplo, hay un tipo de hambre que sí que a mí particularmente más me preocupa, que es el hambre hormonal, que consiste en que los adipocitos, las células grasas, están inflamados. Se hace inflamación. ¿Qué ocurre? Pues que esos adipocitos, células grasas, que mandan las señales de saciedad, como están tan abotargados, tan llenos de grasa, tan, digamos, petados, que no pueden respirar y no les llega el oxígeno, se asfixia porque o no puede trabajar y no manda señales de saciedad. Por eso las personas con obesidad son personas que tienen más hambre que las personas que no tienen obesidad. Y cuando tú entiendes las bases fisiológicas de la inflamación, pues es más fácil poner soluciones, porque a lo que vamos con el libro es a poner soluciones.
-Y de cara a este verano, ¿cómo nos deberíamos preparar?
-Siguiendo dos claves. Por un lado, la alimentación. Yo propongo el semáforo de las dietas, en rojo, amarillo y verde, ¿no? Y dentro del verde hablo de la dieta sueca, el 'Find Your Way', el 'Encuentra Tu Camino', que te dice que tienes que comer más verde, tienes que moverte más y no comer demasiado. Con esos tres pilares yo he hecho una adaptación mediterránea de esta dieta y básicamente lo que propongo es que hay que comer más legumbres, más proteína vegetal, más fermentados, más semillas, más frutos secos y más especias, porque hacen que la comida esté más rica sin tener que usar tanta grasa y tanta azúcar. Y, también, propongo los cambios. Vamos a encontrar en el libro qué podemos cambiar para tener más por menos. Por ejemplo, la guarnición omnipresente de las patatas, las podemos cambiar por, por ejemplo, pimientos asados al horno que también están ricos. O champiñones o calabacines. Es decir, más por menos. Vamos a tener más vitaminas, más minerales, más nutrientes y menos calorías.
-¿Notan que la gente tiene más conciencia sobre la importancia de una buena alimentación gracias a una mayor labor divulgativa?
-Sí, sin duda. Yo creo que las redes sociales en este sentido son ángeles y demonios al mismo tiempo. Se proponen muchas dietas que no tienen evidencia y hay muchos mitos, pero también hay muchos divulgadores proponiendo muchos estilos de vida saludable. Yo con este libro lo que propongo también de cada verano son estos ejercicios de fuerza, incorporar el Tristras, que es un circuito de ejercicios de fuerza que se pueden hacer en 10-15 minutos al día, diseñado por el doctor Javier Butragueño, en casa, en tu casa y sin gastarte un duro, con materiales muy baratos como bandas elásticas.
-¿Y funciona?
-Realmente, yo sí que he visto el impacto que tiene, o sea, yo casi todos los días en redes sociales hago el Tristras, me grabo un vídeo, esté donde esté. Me grabo un vídeo para que la gente vea que se pueden hacer esos 10-15 minutos al día de ejercicios de fuerza. Y lo que veo es que mucha gente responde a esos vídeos, me manda de vuelta sus vídeos. La gente me envía sus platos diciendo, mira, le he añadido, como yo digo, más Portugal, que es más verde y rojo. Yo sí que veo ese cambio en positivo, gente que empieza haciendo ejercicio en casa, pero busca un entrenador personal porque quiere dar un paso más allá, y hay gente que empieza a alimentarse mejor y busca también un nutricionista o empieza a cocinar de otra manera. Entonces, creo que definitivamente las redes pueden ser un grandísimo aliado.
-En ese sentido, ¿ha habido un cambio de paradigma, además de en las redes, también en los medios de comunicación?
-Hasta hace, digamos, cinco años, el único programa de divulgación era 'Saber Vivir' y ahora tenemos un nutricionista prácticamente en cada magazine de la televisión. Y eso es fantástico, ¿no? En cada programa de radio, en cada magazine de televisión, en cada periódico. Hay médicos, hay pediatras, hay dermatólogos, ¿no? Nos hemos unido, yo creo que también la pandemia ha colaborado a que tengamos más conflictos y a querer cuidarnos. Considero que este es un movimiento que es imparable y yo animo a todas las personas, sobre todo si son profesionales sanitarios, a que prescriban estas cuentas, porque muchas veces no se sabe que existen y por eso la gente no adopta todos estos comportamientos.
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