'Todo sube menos los sueldos'. Esta frase corta y precisa resume el sentir de los consumidores, que día a día ven que los precios no dejan de incrementarse, que llenar la cesta de la compra es un imposible y que cada mes es ... más complicado llegar a fin de mes. Esta coletilla se puede escuchar en el supermercado, en la Plaza de Abastos o en cualquier sitio, porque es un tema que está en boca de todos. El alza de los precios en la alimentación, disparados en este momento, aunque ya no sea Navidad ni una fecha señalada, es una realidad. El azúcar ha subido más de un 52%, la mantequilla supera el 39% y la leche o el aceite de oliva se ha incrementado un 33%. Harinas, huevos, aceite de girasol, legumbres y hortalizas, yogures, arroz o patatas son otros productos cuyo precio ha aumentado por encima del 20%, pese a las bajadas del IVA, según señala la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios).
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«Los clientes se quejan y dicen que así no se puede seguir, que no hay quien coma», afirma Marta Obeso de Panadería Marta. Reconoce que lo que más se ha incrementado últimamente son los dulces porque «la materia prima, los huevos, el aceite o el azúcar, ha subido mucho», y sí que se ha notado ligeramente que ha bajado la demanda de los mismos.
«Los clientes de siempre siguen comprando igual, porque al final los huevos o el pan son productos de primera necesidad», afirma la panadera, que ha visto reducido el volumen de compradores en la Plaza de Abastos. «Esto está más flojo últimamente», señala, mientras vende una fabiola a un cliente habitual.
Israel Tapia
Embutidos Luciano
Marta Obeso
Panadería Marta
Charo Luis
Pescadería Triana
Álex Mota
Frutas y verduras Álex&Nuria
Ángel García de Alcañiz
Carnicería Á. García de Alcañiz
Los precios desorbitados en la alimentación se sufren al mismo tiempo que el incremento en la factura de la luz, del gas o en la hipoteca. Todo esto provoca que se vayan variando los hábitos de compra para poder abarcar todos los gastos con los mismos ingresos. Según la OCU, nueve de cada diez españoles ha modificado sus compras habituales, reduciendo los productos frescos o los más caros y priorizando los que están en oferta o, en su defecto, son de marcas blancas.
«Las cosas caras se consumen menos, ha variado el hábito por los precios. He pasado de vender una caja de salmón ahumado a la semana, a vender una cada dos o tres semanas», afirma Israel Tapia, de Embutidos Luciano. «Así que he tenido que quitarlo porque cada vez que venía una subida era de 5 euros», agrega.
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Otro producto que ha incrementado su precio hasta un 30% es el queso. «Cada vez hay menos leche entre las jubilaciones del campo y la falta de relevo generacional. Además, se vende para cosas más rentables como pueden ser las leches para niños», analiza Tapia.
Reconoce que están peor que hace dos años, que ganan menos dinero, ya que el margen es cada vez más pequeño. «Antes la subida podía ser una vez al año y se veía con malos ojos. Ahora se ha cogido el hábito y cada poco tiempo hay otra. Es que ha subido todo en general», admite.
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La reducción al 0% del IVA en los productos frescos como pan, leche, huevos, harina, fruta, verdura, legumbre o cereales, una iniciativa que llevó a cabo el Gobierno para paliar el inminente alza de los precios, no se ha visto reflejada en el bolsillo del consumidor. Al contrario, todo está cada vez más caro. Además de reducir del 4 al 0% los impuestos sobre estos alimentos frescos, también se produjo una reducción del 10 al 5% en otra serie de alimentos, como son el aceite o la pasta. Esta medida adoptada para tratar de frenar la continua subida de precios por la guerra de Ucrania, el incremento de las energías o de las materias primas no ha sido efectiva, ni se ha visto reflejada en la cesta de la compra según los consumidores.
«Los precios siguen disparados y lo que sube, no baja», advierte Charo Luis, de Pescadería Triana, en referencia a la almeja, el salmón y la mayoría del género que tiene expuesto en el mostrador repleto de escamas de hielo. La anchoa, por ejemplo, está a más de diez euros el kilo. «Dicen que suben los precios del pescado porque hay menos y es que desde la pandemia para acá hay menos de todo», agrega.
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Los productos pasan por muchas manos hasta llegar al consumidor y cada vez se paga más luz y más impuestos. «La gente protesta por los precios, pero es lo que hay, por eso compra menos. A lo mejor en vez de dos kilos cogen uno o esperan varios días al ver un precio y al no bajar, terminan comprándolo», explica, en referencia a los cambios en los hábitos de compra.
Y es que no hay tregua con el precio de los alimentos, que siguen disparados con un incremento del 17,3% con respecto a hace un año, según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). «En algunos productos nos van señalando las pequeñas subidas que hay cada semana: de 10 céntimos, de 15 céntimos y tratamos de mantener los precios, pero llega un momento que no te queda más remedio», argumenta el carnicero Ángel García de Alcañiz, de carnicería Ángel García de Alcañiz.
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En las últimas semanas el mayor incremento ha repercutido sobre la carne de cerdo y de pollo, «que ha aumentado un 10 o incluso un 15%», mientras que la ternera parece que se ha mantenido. Los procesos, la luz, el transporte, los intermediarios, todo influye en que el precio cada vez esté más elevado.
La carne de cerdo suele encarecerse en verano, también la de pollo, cuando aumenta la demanda por las barbacoas, por las fiestas de los pueblos y por todo. Lo que por el momento se mantiene es el lechazo, aunque bien es cierto que no es la época de más venta. «Ahora mismo con cabeza o asadura está el kilo a 14,90 euros, pero es cierto que hace dos años costaba 10, 90 euros», analiza.
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También ha dejado de traer algún producto concreto, como los huevos cocidos con bechamel, al incrementarse excesivamente el precio y subir el kilo en más de tres euros en poco tiempo.
Las últimas semanas de mes, da igual en qué mes te encuentres, a excepción de Navidad, los clientes se limitan las compras y acuden menos a los mercados, las plazas, los supermercados. Es la semana previa a cobrar y se nota que es la que menos actividad tiene en todos los establecimientos. «Siempre se nota la bajada de ventas la semana previa a cobrar, ahí se factura mucho menos», analiza Ángel García de Alcañiz.
Los carritos se pasean por los supermercados con menos productos y la gente va con menos bolsas a casa. Todo se mira más, cada precio, cada producto, ya que muchas familias no llegan a fin de mes con todas las subidas que sufren en los últimos meses. Y es que la subida del precio de los alimentos no ha cesado y se alzará este año hasta el 12,2%, 4,4 puntos más que lo esperado en diciembre, según ha analizado el Banco de España. Esto se une al endurecimiento de las condiciones financieras y a la reducción del poder adquisitivo de las familias, mermado ya en los últimos meses con la reducción del ahorro acumulado durante la pandemia.
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El sistema bancario español argumenta que las empresas aún tienen incrementos de costes de producción y energéticos que pueden repercutir en los precios, ya que se puede tardar más de un año en terminar de trasladarlos a la cadena de valor.
«Los precios no dejan de subir y bajar, no baja nada», afirma Álex Mota, de Frutas y Verduras Álex&Nuria. «La gente es cada vez más consciente al ir a comprar. Mucha gente sigue comprando igual y otros, algo menos», agrega. El brócoli es uno de los productos que más ha incrementado su precio, al igual que el tomate. «Aunque también hay que valorar mucho la calidad del producto», concluye Álex Mota.
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«Recortamos de otros sitios para seguir llenando la cesta de la compra, pero ya ni eso», reconoce Leticia Sancho. «Lo que antes hacía con 50 euros, ahora cuesta 100 euros y a veces incluso más. Con el mismo dinero, no hacemos lo mismo», añade, instantes antes de entrar en el supermercado. Para ella lo que más ha incrementado su precio en los últimos meses ha sido la leche, el pescado y la carne, aunque no se olvida de los productos infantiles, que también han sufrido esa subida. «Los pañales, las papillas o las toallitas también sigue subiendo todo el tiempo», agrega.
Facua ha señalado que los datos del incremento de precios en los alimentos ponen de manifiesto una vez más la necesidad de que el Gobierno fije precios máximos en productos básicos, algo para lo que está facultado según establece el artículo 13 de la ley de comercio de 1996.
Resulta evidente, advierte la asociación, que la bajada del IVA en algunos productos ha tenido un efecto extraordinariamente leve en la cesta de la compra dado el brutal encarecimiento que se ha producido en el último año.
Cristina Veganzones compra siempre los mismos productos y la misma cantidad, por eso ha visto cómo continúan incrementándose. «Catorce euros más en el mes de febrero, de 60 euros a 74», admite a la salida del supermercado. «Del agricultor al consumidor, el que gana siempre es el intermediario», reconoce. Y es que, según ella, se ha incrementado el aceite, huevos, leche, carne, pescado... «Está todo demasiado caro, los que vamos a perder siempre somos nosotros, por mucho que nos suban el sueldo», añade.
Carmen Antolín también ha notado un especial incremento en la leche y el aceite, como muchos palentinos que compran con asiduidad. «En el supermercado antes me podía gastar 70 euros y ahora no baja de 150», argumenta. Critica las continuas subidas, los problemas económicos que están ahogando a muchas familias y pide medidas, «porque la bajada del IVA no se ha notado nada».
Por su parte, Araceli Porro reconoce que ella sigue comprando lo mismo, pero que se gasta mucho más dinero. «Vengo al supermercado y compras que antes podía hacer con 20 o 30 euros, ahora no bajan de los 50 euros», señala. «Todo sigue subiendo y subiendo, y nada baja». Esa es la queja común de todos los consumidores al acudir a comprar cada día.
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