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El Rey Gaspar saluda a los niños a su paso por la Calle Mayor, este domingo en Palencia. Marta Moras

Los palentinos desafían a la lluvia para disfrutar de una Cabalgata de cuento

Pinocho, los tres cerditos y Alicia acompañan a los Reyes en el desfile, que contó con más de 600 figurantes

Domingo, 5 de enero 2025, 22:20

El día más esperado para los pequeños de la casa llegó con todos revisando en los móviles la previsión del tiempo o mirando hacia arriba, pendientes del cielo, de la lluvia, del viento y de los paraguas para ver llegar a sus Majestades de Oriente ... en la noche más mágica del año. La Cabalgata de los Reyes Magos no se hizo de rogar y salió en hora de la calle Isaac Peral, desde el lateral del Campo de la Juventud.

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El agua sí que dejó desfilar a Melchor, Gaspar y Baltasar, a los más de 600 figurantes y, cómo no, también disfrutar a todo el público que esperaba a ambos lados de la calle, aunque este domingo los soportales de la Calle Mayor estuvieron más cotizados que nunca. Al final de la Cabalgata, ya en la Plaza Mayor, sí que decidió hacer la lluvia acto de presencia, al principio más suave y posteriormente con fuerza, y obligó a usar capuchas o paraguas para seguir disfrutando del espectáculo, que terminó antes de tiempo.

En la tarde del domingo también apareció Pinocho, los tres cerditos y Alicia, que decidió, acompañada por el conejo blanco, cambiar el país de las maravillas por Palencia, y pasearse en una brillante y luminosa carroza por todo el centro de la capital y hasta el portal de Belén, destino de los Reyes Magos para llevar los presentes a Jesús.

Abrió el ansiado desfile el antiguo camión del Parque de Bomberos de Palencia conocido cariñosamente como 'El Abuelo' junto a decenas de carteros de Correos con sus carros, indispensables para que todos los deseos de los niños lleguen a sus Majestades y puedan hacerlos realidad, y los bailarines de la escuela de danza Smile, fieles acompañantes del hijo de madera de Gepetto, primer personaje de cuentos que se escapó de sus páginas para convertir en mágica la noche de Palencia.

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Cientos de ojos infantiles observaban con emoción y mucho nerviosismo pasar a los protagonistas de las historias que escuchaban o leían para dormir, mientras recibían en la mano puñados de caramelos, el botín de la Cabalgata, que repartió hasta 1.550 kilos. Los tres cerditos llegaron solo con la casa de ladrillo, y acompañados del malvado lobo con el que compartían carroza, mientras que Alicia desfilaba detrás, en el tercer carruaje de la Cabalgata. Hubo espacio, entre tanta fantasía, música y luces, para la tradición local, con los coros y danzas del Reino de Castilla y el carro de los Campaneros Villaltanos, que no dejaron de voltear las campanas, junto a varios pendones de la provincia palentina.

Y llegó el momento de vislumbrar, a lo lejos, al Rey de la intensa barba blanca. 'Melchor', 'Melchor', chillaban los más pequeños y saludaban con las manos enfundadas en guantes o manoplas. Alguno, incluso, más retrasado en la tarea de mandar la carta, trataba de hacerla llegar directamente al vehículo real. Los dos carruajes posteriores fueron, como no podía ser de otra manera, los de Gaspar y Baltasar, quienes, acompañados por sus pajes y por algunos niños, recorrían la Calle Mayor con una sonrisa.

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El momento más importante de la tarde llegó tras el recibimiento de la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, y el concejal de Cultura, Turismo y Fiestas, Fran Fernández, a los Reyes Magos, cuando estos recibieron las llaves de la ciudad para poder acceder a cada casa y depositar los presentes sin hacer ruido, mientras todos duermen.

Desde el balcón del Consistorio, Melchor quiso recordar a los más pequeños, centrándose en Pinocho, los tres cerditos y Alicia, que «los cuentos nos enseñan que no importa lo pequeños que seáis, porque podéis hacer grandes cosas si ponéis amor, inteligencia y generosidad». Hizo hincapié también en el cariño y la atención, «cuidad mucho a las personas que queréis y sed buenos con los demás porque así hacéis que la luz de la magia nunca se apague».

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Hubo tiempo de acordarse de la DANA, de la situación de Valencia y de la importancia de creer en la magia, en los regalos. «Hemos leído todas vuestras cartas, vuestros deseos y estamos muy orgullosos de cada uno de vosotros porque además de decirnos los juguetes y cosas que queréis, muchos de vosotros también nos habéis comentado vuestros buenos deseos para los niños que en España están teniendo unos días difíciles y especialmente a las familias que están sufriendo tras el paso de la DANA por Valencia».

Los conflictos bélicos también tuvieron cabida en los discursos reales y Gaspar pidió a los más pequeños «que desde hoy seáis todos embajadores de la paz. Las guerras y los conflictos no deben existir en ningún lugar del mundo y son muchos los países que hoy están luchando». Baltasar, por su parte, les incitó a que cuidasen de la naturaleza. «Es importante proteger vuestra ciudad, los bosques, vuestros montes, el campo y el agua», argumentó, para posteriormente invitarles a ser más generosos. Así, los Reyes Magos compartieron la tarde con los palentinos para después comenzar a trabajar en la noche más deseada de todas.

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