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En la madrugada del 27 al 28 de julio de 1991, servidor se sentó abducido ante la pantalla de la tele para ver el combate de boxeo entre Poli Díaz, orgullo patrio de las doce cuerdas, y el odiado Whitaker, boxeador norteamericano del que decían ... era el mejor púgil libra por libra de la época. Digo un servidor, pero también muchos, muchísimos otros españoles que, de madrugada, sintonizaron la tele aquel sábado de verano para ver al 'Potro de Vallecas' disputarle a 'Sweet Pea' el cinturón mundial unificado sobre el ring del Scope Arena de Norfolk (Virginia). Todos nos fuimos a la cama cansados de lanzar ganchos desde el sofá, de doblar las piernas en zapatillas y con la moral 'tocada', después de que Poli Díaz perdiera a los puntos ante el estadounidense, en una decisión que no admitía duda alguna.
Ese combate, que en la piel de toro se vivió como un reverdecer de los nostálgicos tiempos de Evangelista o Urtain, fue un punto de inflexión en la carrera del 'Potro de Vallecas', que sufrió un declive sin freno como consecuencia de la noche, el dinero despilfarrado y las drogas. Bien lo sabe el exboxeador palentino José María Ibáñez Arenas, amigo de Poli Díaz y rival suyo cuatro años antes, el 21 de noviembre de 1987, en un combate en Palencia con el título nacional de peso ligero que puso en juego el 'Potro de Vallecas' aquella noche en el Pabellón Municipal de los Deportes de la capital palentina.
«Yo tuve lesiones, pero me ganó y punto. Hay que ser humilde, Poli tenía mucho fondo físico para poder pararle. Yo era más técnico que él, él era un pegón más que un pegador, iba una y otra vez. Además, yo tenía 34 años y él, 22», recuerda Arenas, quien pudo haber 'alejado' ese día a Poli Díaz de esa 'bestia negra' que fue Whitaker si le hubiera ganado en el ring. Aunque el palentino cree que el mayor rival de Poli Díaz fue el propio Poli Díaz.
«Sí que podía haber sido campeón del mundo de haberse cuidado, ya que al combate con Whitaker no llegó bien de peso y ya tenía problemas. Además, el americano no pegaba mucho. Yaunque Poli perdió, si se hubiera cuidado podría haber vuelto a intentarlo», señala Arenas, antes de aludir a algunas anécdotas de esa velada en Palencia que enfrentó a ambos. «Ahí ya le cogió de promotor Enrique Sarasola, que fletó un par de autobuses para venir a Palencia a ver el combate. Estuvo aquí Jaime Ostos y otros rostros conocidos, ya no me acuerdo quiénes eran. Conservo un cartel en el que pone 'Con Poli a Palencia', que el precio de la entrada y el bus eran 1.000 pesetas», señala.
«Sarasola le llevó a El Espinar, le daba un dinero al mes para que no se gastase todo. Al poco tiempo, Poli vino a Palencia con un Renault 21 que se acababa de comprar, era su cumpleaños y yo, que era panadero, le hice un pan grande que compartió con la gente», apunta Arenas. Con Whitaker no lo hubiera compartido el 'Potro de Vallecas', que el domingo perdió a su némesis en un atropello.
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