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fernando caballero
Palencia
Jueves, 28 de septiembre 2017, 14:43
Juan Herrezuelo (Palencia, 1966) reside en Almería desde 1978, donde es funcionario de la Junta de Andalucía. Nacido en Palencia en 1966, vive en Almería desde 1978. Licenciado en Filología Hispánica, a finales de los ochenta fue miembro de la tertulia literaria Calle Suipacha y corresponsable del programa radiofónico ‘Estación Suipacha’, emitido en Radio Cadena Española. En 1989 obtuvo el premio de narrativa Villa de Benasque con el relato ‘Vida más allá de este espejismo’.
Es autor de los libros de relatos ‘Desde el lugar donde me oculto’ (La General, Granada, 1991), publicado en una colección dirigida por Antonio Muñoz Molina y Luis García Montero, y ‘Pasadizos’ (Instituto de Estudios Almerienses, 2011), Finalista del VIII Premio Setenil al mejor libro de relatos publicado en España 2011. En 1999, Juan Herrezuelo dio el salto a la novela con ‘El veneno de la fatiga’, (Alianza Editorial), elegida por la revista El Cultural una de las diez mejores primeras novelas de ese año.
La editorial Talentura ha dado a la luz su nuevo libro, ‘Las flores suicidas’, una tercera colección de relatos que se presenta esta tarde en la Librería Ateneo. Herrezuelo se siente «creativamente muy cómodo en esa media distancia del relato que no es del todo breve ni llega a ser tampoco una novela corta, aunque casi podría entrar en esa categoría el quinto y último cuento de este libro», según explica. «Soy un escritor que se toma su tiempo para desarrollar una historia, y durante el proceso vivo más dentro de esa historia que en mi propia vida», agrega.
De esta forma, para aventurarse en una nueva novela necesitaría que sus circunstancias personales le permitieran escaparse a su interior durante algunos años. «Un lujo», apostilla. «En cualquier caso, sí escribí una segunda novela después de ‘El veneno de la fatiga’. Me ocupó tres años y no encontró editor. Ya no me da pudor decirlo. Quienes conocen la larga peripecia, que en sí misma podría ser otra novela, con tintes fantásticos, además, coinciden en considerarlo uno de los más claros ejemplos de libro maldito», explica Juan Herrezuelo.
El escritor destaca que ‘Las flores suicidas’ es el primero de sus libros de relatos que se planteó «con una voluntad de ser eso, un libro, y por tanto con una voluntad de conformar, de algún modo, una unidad». «Son cinco relatos que no se parecen en nada, con voces narrativas diferentes, con estilos distintos y argumentos completamente autónomos, pero vinculados todos por dos ideas, al menos. Por un lado, lo frágil que es la vida, y lo frágil que es también lo que creemos estable a nuestro alrededor. Por otro, la dificultad para diferenciar la realidad de la ficción. Esto, que aparece en todos los cuentos, lo llevo al extremo en el tercero, ‘Vísperas de olvido’, donde le hago pasar al lector de un género literario a otro sin que llegue a estar seguro de qué es verdad y qué no. En todos ellos, además, hay un juego entre lo testimonial y lo fantástico, donde la crónica de los horrores del presente está contada con un quiebro en la textura de lo real», señala el autor.
Son personajes de situaciones a veces extremas. En este sentido, recuerda el comienzo de Ana Karenina, de Tolstoi, y lo lleva al terrenos de sus personajes. «Todos los personajes felices se parecen, pero los desdichados lo son cada uno a su manera. Los míos no atraviesan por el mejor momento de sus vidas, sin duda. Pero es que yo quería escribir de lo que veo y me duele: dos de los relatos están escritos en lo peor de la crisis, y quería retratar el miedo a perder el empleo, o la angustia de no encontrar otro cuando ya se ha perdido. En los cuentos, generalmente los personajes vienen determinados por la propia historia. Así ocurre en alguno de los cinco de este libro, pero en el primero, ‘La esfera de sus plumas’, fue esa narradora, su personalidad cercana a ciertos protagonistas femeninos de Henry James (cosa que me apuntó un buen amigo), la que determinó el desarrollo de un argumento que apenas era una idea bastante imprecisa cuando empecé a escribirlo. Que fuera estudiante de violín, por ejemplo, viene del hecho de que mi hija lo es. Los personajes acaban por ser la suma de una serie de rasgos de identidad procedentes de varias personas a las que uno conoce», explica Juan Herrezuelo.
El último relato del libro, el que le da título, se acerca a la novela negra, pero detrás hay una gran historia humana. «Tiene una parte de historia policial, en la medida en que hay un crimen y un sospechoso que asegura no haberlo cometido. Pero, en efecto, detrás hay una historia humana, y sobre todo una preocupación por la actitud definitivamente temeraria, y en cierto modo autodestructiva, que parece haber adoptado la humanidad en su conjunto», señala el escritor.
El título, recogido de la greguería de Gómez de la Serna: ‘Entre los raíles de las vías del tren crecen las flores suicidas’, lo anotó, recuerda ahora, hace casi veinte años, para un libro futuro que aún no tenía historia. «Me conmovió la triste belleza de la greguería. Me sedujo por completo metida ahí entre seno y seno y agua con agujeritos que sabe a pie dormido. Diez años después fue el título de una tercera novela, que no terminé; finalmente, convertí en relato parte de lo que llegué a escribir, trenzándolo, de forma algo experimental, con un fragmento de la historia de una familia marcada por la soledad», concluye.
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