
Un palentino gana la versión española de Crónicas Carnívoras
Óscar Lera celebró el éxito en el Campeonato de España de Comedores con un paseo «para bajar la comida» y tres gintonics
¿Recuerda el programa de televisión Crónicas Carnívoras? Sí, hombre. Ese en el que un americano estuvo a punto de comerse su país y acabó preguntando qué había de postre. Pues esto de comer como si no hubiera mañana para ganar retos en restaurantes no es solo cosa de ‘yankees’. Estas competiciones han cruzado el charco y en España hay incluso una liga nacional en la que los estómagos más osados del país pelean por convertirse en campeón nacional, galardón que este año ha conseguido ganar el palentino Óscar Lera.
La participación de Lera en el Campeonato de España se gestó en una conversación entre amigos en la que no faltó esa frase capaz de movilizar lo que parece inamovible. «Lo vimos en Facebook y un amigo me dijo ‘no hay huevos’». Y vaya si los hubo. Hasta cinco llevaba la hamburguesa que se metieron Óscar y su amigo Juan entre pecho y espalda para llegar a la final. Pero no solo de huevos se alimenta un campeón, y las pruebas fueron creciendo en complejidad hasta llegar a la última, en la que estaba en juego un viaje a EE.UU para hacer la Ruta 66 y participar en una serie de retos en los restaurantes más conocidos de este mítico itinerario.
«Lo vimos en Facebook y un amigo me dijo ‘no hay huevos’»
Ganar el premio por ser campeón de la Liga Española de Restaurantes con Reto no es fácil. Para poder llegar a la final hay que pasar un exigente examen clasificatorio que cada uno de los veinte finalistas consiguió ‘aprobar’ en diferentes puntos del país. Lera lo superó en Venta de Baños, en el Restaurante Lekus, donde se comió una hamburguesa de dos kilos junto a ese amigo que le retó. La velocidad dio el pase a la final a este palentino, que, junto a su compañero, acabó con la hamburguesa gigante del Lekus en un tiempo récord de 7 minutos y medio. Pero ser rápido en la mesa no es la única condición para alzarse con el título de campeón de España. Lera tuvo que demostrar otras cualidades en una final no apta para cardiacos, y es que participar en una de estos retos no debe ser muy bueno para el colesterol. Poca broma, que diría Bertín Osborne.
No. La final no fue ninguna broma, y Óscar arrancó su participación comiendo 15 hamburguesas en 15 minutos. «Tenía miedo de comer mucho en las primeras pruebas porque no quería llenarme antes de tiempo», apuntaba el campeón de España, que no abarrotó su estómago pese al atracón de hamburguesas inicial.
«Tenía miedo de comer mucho en las primeras pruebas porque no quería llenarme antes de tiempo»
Era el momento de la segunda prueba. De la cocina del Restaurante Texas de Guadarrama comenzaron a salir unas bandejas llenas de alitas de pollo. Los participantes tenían que comerse el máximo número de alitas en ocho minutos y la voracidad de los concursantes fue tal que el restaurante se vio rebasado en sus previsiones. «Cuando pedimos la segunda remesa, tardaron un poco en traerla porque les sobrepasamos. Comimos tanto que no dieron abasto», recordaba este palentino de 127 kilos que llegó a comerse 25 alitas en 8 minutos para ganar el derecho a participar en la tercera prueba.
Comer, comer y comer. De eso se trata en un certamen de estas características, pero hasta para ser campeón de la Liga de Retos en Restaurantes hace falta cierta mesura. Por esta razón, la organización planteó un penúltimo reto en el que se puso a prueba la capacidad de moderación en la mesa de los participantes. Un plato variado compuesto por una tortilla rellena de carne picante, dos salchichas, dos croquetones, dos aros de cebolla y cuatro empanadillas amenazaba con rebosar el apetito de los concursantes. Pero en esta ocasión no ganaba el que más engullese, sino el que se acercase más a comer la mitad del plato sin pasarse. El plato en cuestión pesaba 1.250 gramos, pero el que comiera más de 750 gramos acababa eliminado.
Lera sabía que en esta prueba se la jugaba y decidió ser cauto. «Me comí un croquetón, una empanadilla, dos medias salchichas y cuando llevaba un cuarto de la tortilla, ya no podía más. Paré porque estaba lleno y corría el riesgo de vomitar y ser eliminado», explica el campeón de España, al que dio el triunfo su miedo al vómito. «Es algo que es muy fácil que pueda pasar», agrega Lera, que vio como cuatro de sus contrincantes comieron más de 750 gramos y fueron eliminados. Estaba a un solo paso de ser campeón y llegó a la final por solo 100 gramos de diferencia, tras superar al único oponente que no fue descalificado. Lera comió 500 gramos de este plato y su rival, 400. Por fin parecía que estaba todo hecho, pero aún faltaba el postre.
«Había llegado hasta ahí y no podía quedarme sin el viaje»
Con agujetas en la mandíbula de tanto masticar y con una tremenda sensación de hartazgo. Así se sentó Lera frente al plato que le podía hacer ganar un viaje por la ruta 66 de 12 días para grabar un videoblog de retos de comida. «Había llegado hasta ahí y no podía quedarme sin el viaje», apunta este instalador de periféricos del automóvil al que le cambió la cara cuando vio delante de él el postre.
Un ‘brownie’ casero bañado en sirope de chocolate con cuatro bolas de helado y nata. Esa era la guinda del pastel que había preparado la organización, pero el concursante palentino se olvidó de todo lo que había comido antes y fue directo hacia su objetivo. «Estaba buenísimo, pero me costó muchísimo acabarlo», subraya mientras esboza una sonrisa. Y es que fue en ese momento, mientras el último pedazo de bizcocho se deslizaba por su garganta, cuando Óscar ganó su ansiado viaje y levantó su trofeo, ese que acredita que es Campeón de España.
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El común de los mortales hubiera caído en el intento o habría salido corriendo al baño tras recibir el premio, pero Óscar Lera, no. «Cuando todo acabó, me fui a dar un paseo para bajar la comida y luego lo celebré tomándome tres gintonics», señala el campeón de España para dejar bien claro que si hay algo que sirve para hacer la digestión es un combinado de ginebra con tónica bien preparado, o tres. Todo depende de la cantidad de alimento que se pretenda digerir, y la comida de Óscar Lera aquel día en Guadarrama fue de esas que te impiden darte un baño en cuatro días por aquello de no cortar la digestión. Alimentarse como un campeón tiene sus contraindicaciones.
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