El palentino que doblegó a Rubik
Más de 400 ejemplares ·
Francisco Díez compró su primer rompecabezas tridimensional en Saldaña hace poco más de cuatro años. Ahora atesora todo un arsenal y niguno se le resisteSecciones
Servicios
Destacamos
Más de 400 ejemplares ·
Francisco Díez compró su primer rompecabezas tridimensional en Saldaña hace poco más de cuatro años. Ahora atesora todo un arsenal y niguno se le resisteAfinales de 2015 compró su primer cubo de Rubik en un mercadillo de Saldaña. Aún recuerda lo que le costó. Un euro. El juguete estuvo un año por su casa en una estantería de Castrejón de la Peña, sin pena ni gloria. A ratos hacía una cara, a ratos la hacía su hermano. Pero nunca lo completaban. Hasta que un día se puso con un tutorial de Youtube y siguiendo los pasos –tuvo que comenzar con el vídeo en un par de ocasiones–, lo completó. El segundo cubo lo compró en Carrefour, en Palencia. Esta vez ya lo hizo sin tutorial. «Una vez que aprendes, ya es simplemente seguir con la mecánica», señala Francisco Díez, que actualmente cuenta con más de 400 cubos de Rubik, que se han convertido, sin duda alguna, en su auténtica pasión. Y que –hasta el momento– no se le ha resistido ninguno. «Algunos cuesta más y otros menos, pero todos los he hecho, al menos, una vez», afirma.
Este rompecabezas, creado en Hungría en 1974 por un profesor de arquitectura, es el juguete más vendido de la historia. «Me gusta mucho porque es una satisfacción hacerlos, auque te frustra a veces, luego es un gusto haberlos terminado. Cuando los resuelves, te sientes muy bien. Engancha mucho, la verdad. Hay veces que lo tengo que dejar, porque no lo consigo, pero luego lo cojo otro rato y me sale», señala este palentino, que vive en Caldes de Malavella, en Gerona, y trabaja en la empresa de golosinas Haribo. «Y así me fui picando, picando y hasta ahora», añade.
Los más de 400 ejemplares que tiene –sin contar los llaveros, que también tiene una gran colección de cubos de Rubik en miniatura– son todos diferentes. No hay dos iguales. «Tengo hexagonales, con forma de frutas, de pirámides, dodecaedros... La de dios, sí, tengo muchísimos», añade Francisco Díez, que hace dos años se lanzó al mundo multimedia y creó un canal de Youtube (RUBIKworld) para hablar de su pasión. «Mi canal es pequeñito, me lo podía haber hecho antes pero yo soy muy vergonzoso. Lo hice porque mi pareja siempre me estaba insistiendo en que me hiciese un canal. Y ya me lió, me lió...y lo hice», señala.
A través de Internet se van conociendo los forofos del rompecabezas tridimensional. «A través de Youtube encuentras gente a la que le gusta lo mismo. Nos preguntamos dudas, cómo conseguimos resolverlo... Nos ayudamos entre nosotros. El otro día me llamó un chico para ver si sabía resolver un cubo. Somos un poco frikis, la verdad. Tengo amigos de otros países y nos apoyamos con los canales, yo creo que en América Latina aún hay más afición que aquí», reconoce este palentino, que espera como loco que lleguen los últimos pedidos que ha hecho. En la cuarentena, aunque él no dejó de trabajar por tratarse de una empresa de alimentación, no ha comprado más cubos. «Durante el coronavirus, lo hablé con más colegas y era un poco irresponsable pedirlos en las primeras semanas, pero ahora ya todo está avanzando. He hecho dos pedidos distintos, a dos tiendas 'on line' diferentes y en total son 15», explica.
Aunque haya trabajado todo el tiempo, el confinamiento le ha mantenido más tiempo en casa y le ha impedido ir a correr, otra afición que le encanta. «Sí que he dedicado un poco más de tiempo a los cubos porque he salido menos de casa. De normal casi todos los días estoy un rato, o haciendo alguno o buscando nuevos modelos para comprar», reconoce.
Una pasión en la que va invirtiendo poco a poco. «Al final siempre vas comprando más. Es un vicio caro al final», señala. El cubo más caro de Rubik que tiene Francisco asciende a 130 euros. «Fue tan caro porque era una bestia, es un dodecaedro de nueve niveles», describe.
Ya ha pasado por varias mudanzas. Se fue a Santander, luego a un pueblo al lado de donde vive ahora... y en cada una se da cuenta de que crecen las cajas de cubos. «Los envuelvo individualmente en papel de periódico, por si se caen y se rompen en las mudanzas. No sé la de cajas que había la última vez», reconoce. «Mi madre, cuando me los ve, me dice pero qué haces niño, que te has vuelto loco y que ya no compre más. Pero es una afición y sigues comprando», añade con humor. Ahora también se lleva mucho hacer cubos de Rubik con impresoras 3D. Incluso hay gente que modifica los existentes y los varía. «Es todo un mundo», concluye Francisco Díez, mientras espera su pedido de quince nuevos ejemplares.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.