La implantación de las Zonas de Bajas Emisiones que exige la Unión Europea a las grandes ciudades comienza a perfilarse también en la capital palentina. Hasta el momento, la indefinición ha sido la tónica, puesto que la oposición radical de Vox a este modelo de ... control del tráfico en las ciudades ha llevado a que el Ayuntamiento de Palencia no se haya querido pronunciar de forma expresa. Esta circunstancia se explica debido a la minoría con la que gobiernan PP y Ciudadanos, que se ven necesitados recurrentemente del apoyo de la formación derechista, que en más de una ocasión ha condicionado ese voto favorable a que el proyecto de las Zonas de Bajas Emisiones se viera relegado al olvido o, como mucho, reducido a la mínima expresión, delimitándose únicamente la Calle Mayor, que ya es peatonal.
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Sin embargo, desde el Ayuntamiento se insiste en que los requerimientos de la Unión Europea no pueden ignorarse, por lo que se ha venido trabajando en la delimitación de una zona de bajas emisiones de materias contaminantes mucho más amplia de lo deseado por Vox y que se enmarca en el tradicional casco histórico de la ciudad, con el Paseo del Salón, al sur; Simón Nieto, al norte; la avenida de Castilla, al oeste y las avenidas de Casado del Alisal y Manuel Rivera, al este.
Y para poder sacar adelante este proyecto, que incluye diversas actuaciones recogidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, se ha recurrido a una convocatoria de los fondos europeos, de la que el Ayuntamiento de Palencia ha resultado beneficiada con una subvención de 2.966.744 euros, que permitirán el desarrollo de cuatro proyectos, que deben estar acabados antes del 31 de diciembre de 2024.
La iniciativa de mayor envergadura es precisamente la destinada a definir las Zonas de Bajas Emisiones mediante la instalación de un sistema de control de accesos al área urbana delimitada. Se pretende tener un control y vigilancia de los accesos de vehículos al ámbito de las bajas emisiones, con el objetivo de paulatinamente ir reduciendo la intensidad del tráfico rodado en un 20%, con el fin de rebajar tanto la contaminación ambiental como la sonora.
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La Unión Europea establece que estas Zonas de Bajas Emisiones deben tener un tamaño significativo y suficiente para que su diseño permita ofrecer resultados reales en cuanto a la reducción de los efectos nocivos del tráfico. Se pretende instalar un sistema de control de accesos mediante cámaras, basándose en la experiencia que ya se tiene de vigilancia en las calles peatonales adyacentes a la Calle Mayor. Además, se establecerán mediados de calidad del aire. Se creará un sistema de control, desde el que se dará cumplimiento a posibles restricciones de paso que se establezcan en el futuro, aunque el objetivo no es impedir el tránsito de vehículos sino reducirlo mediante medidas como el fomento del transporte público, la rebaja de la velocidad, la semipeatonalización de calles y la creación de estacionamientos disuasorios.
Para esta actuación, el Ayuntamiento recibirá de los fondos europeos 1.283.029 euros.
La segunda de las cuatro medidas recogidas en la memoria del Plan para la Implantación de Zonas de Bajas Emisiones es la dirigida al fomento del uso de la bicicleta como transporte alternativo, para la que se recibirán 457.015 euros, destinados directamente a la extensión de la red de aparcamientos para bicicletas de carácter inteligente y dotados con medidas de seguridad. En estos momentos, la ciudad cuenta con cinco de estos aparcamientos, en San Pablo, Pío XII, Derechos Humanos, Isaac Peral, y La Yutera. Con el nuevo proyecto se pretende instalar once de estos puntos seguros de aparcamiento de bicis, distribuidos por toda la ciudad. Solo uno se ubicará en el casco histórico, en los entornos de Becerro de Bengoa.
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Las otras dos actuaciones que también se recogen en la memoria están claramente dirigidas a la 'pacificación del tráfico', ya que se trata de medidas pensadas directamente para dar prioridad en el tránsito urbano al peatón frente a los vehículos. En la memoria se plantea como modelos de peatonalización de calles, aunque la previsión del Ayuntamiento no es en principio restringir el paso de vehículos por estas céntricas vías, sino reducirlo y rebajar la velocidad con la que se circula.
Se plantea un modelo de intervención similar al desarrollado en la calle Mayor Antigua, con elevación de la calzada al mismo nivel de la acera, la instalación de un pavimento descontaminante y la colocación de arbolado en toda la zona afectada. Así, la velocidad permitida se ve también reducida, con el fin de que los peatones y los vehículos coexistan con seguridad, siendo los primeros quienes tendrán preferencia.
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El primero de los proyectos, para el que se han conseguido 677.700 euros, comprende un amplio tramo de calles céntricas que comienza en la calle Burgos, a la altura de San Lázaro, para continuar por Don Sancho, los Cuatro Cantones y La Cestilla hasta la plaza de Isabel la Católica. Este espacio recibirá el mismo tratamiento urbanístico, que continuará desde ahí por las calles Menéndez Pelayo y Antonio Maura hasta la plaza de León.
El cuarto de los proyectos (549.000 euros) supone la continuación de algunas de las actuaciones desarrolladas en los últimos años, ya que incluye parte del entorno de la plaza de Cervantes, en donde ya se ha actuado previamente, y también otro tramo de la calle Mayor Antigua. Desde la plaza en la que se sitúa el Palacio del Obispo, hasta el punto en el que finaliza el edificio de la Catedral.
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