Samuel garcía gil
Palencia
Lunes, 4 de julio 2022, 00:13
Muchos palentinos habrán buscado alguna vez intimidad o una prenda para taparse por pudor a que le vean corito (es decir, desnudo), por mucho que algún foráneo se piense que hablamos de un «coro pequeño». O se habrán agarrado al arambol para bajar las escaleras, ... lo que otros llamarían un pasamanos. Incluso puede que hayan sentido un buen otio por una noticia, que no es un insulto, sino «perspectivas o esperanzas». Pero dejémonos de alelailas, o «rodeos de palabras»: estas y otras definiciones componen el Diccionario no exhaustivo de palabras típicas de Palencia que, como indica en su prólogo, defiende el «territorio disuelto y vacío cuyo idioma, por ser de tantos, ya no es de nadie».
Publicidad
Todo empezó por un paño de cocina o, dicho de otra forma, una rodea. «Pedí a mis compañeros de piso en Valencia que me pasaran la rodea, y no sabían lo que era», recuerda Dafne Calvo Miguel, natural de Venta de Baños. Calvo es profesora de periodismo en la Universitat de València y una de las dos personas tras Sopas de Ajo, el colectivo editor de fancines que distribuye esta publicación. La venteña se sorprendió entonces al comprobar que expresiones para ella familiares no lo eran tanto para el resto. «Como en Palencia tenemos esta visión de ser una minoría, se reivindica mucho lo que es tuyo y propio, y desde ese sentimiento me pareció interesante hacer un diccionario», desarrolla la docente, que vio necesario apuntar que estas palabras «existen».
El siguiente paso fue trasladar la idea a la vallisoletana Leire García Arranz, diseñadora, estudiante de filología y la otra mitad de Sopas de Ajo. Ella se encargó del diseño del diccionario. «Dafne me propuso cómo podíamos ponerlo más bonito y me pareció una idea muy buena», recuerda García, que ha querido seguir «los cánones de un diccionario al uso, pero jugando más con los espacios y las imágenes». En esta obra toman especial importancia las fotografías históricas extraidas del Archivo Histórico Provincial de Palencia: niños (o mejor dicho, chiguitos) bañándose en el río o familias con ganado en entornos rurales acompañan las definiciones de más de setenta conceptos.
Lo curioso, popular o sonoro de cada palabra ha influido en su selección para este volumen. Véase la definición de hacejero: «pobres que bajaban del Monte el Viejo hasta Palencia con leña», a la cual tenían derecho «siempre y cuando se cargara en la espalda». «Esa palabra habla de cómo el Monte el Viejo era un bien común», señala Dafne Calvo. De entre todo el compendio, las autoras coinciden en su palabra preferida: abulto, dicho de la «persona torpe, carente de consideración, que habla y actúa sin miramiento». «Va mucho con el significado, suena a lo que es», justifica Calvo, quien confiesa que «Leire y yo nos llamamos así la una a la otra».
Publicidad
En honor a su nombre, esta modesta obra (16 páginas de tamaño A6) no pretende ser tan completa como el enciclopédico Vocabulario Palentino de F. Roberto Gordaliza (1988), en el que se inspira. En cambio, el Diccionario no exhaustivo… quiere más bien servir por su mensaje simbólico: «ser conscientes esas raíces y ese legado, que no por ser pasado es peor», según Leire García.
Aunque la idea inicial era repartirlo entre pequeños círculos, el día 2 de junio anunciaron el lanzamiento por su cuenta de Instagram @sopas_deajo, por donde aún se puede pedir. Desde entonces, han alcanzado más público del esperado y ya tienen segunda edición. «Está llamando la atención del público porque forma parte de su propia historia, y no de la Historia que aparece en los libros», reflexiona Leire García. De hecho, aunque el precio se deja a la voluntad de cada interesado, algún lector ha ofrecido hasta 20 euros por su adquisición. «La gente ha sido tremendamente generosa y aprecia el valor intrínseco del proyecto», asegura Dafne Calvo.
Publicidad
Este diccionario palentino ha inspirado a sus autoras para posibles publicaciones futuras sobre vocabulario de otras zonas o labores, aunque su intención es ir poco a poco, «disfrutar del proceso» y mantener su filosofía de edición casera «no mercantilista». No obstante, ¿usarán las futuras generaciones estas palabras tan palentinas? «No sé qué pasará, pero son necesarias políticas de conservación de estos bienes», opina Leire García, que pide apoyo «para que no caigan en el olvido». Por su parte, Dafne Calvo señala la situación «conflictiva y contradictoria» de una lengua «que podría ser identitaria, pero es la tercera más hablada del mundo, que se diluye en un pasado colonialista, una cultura hegemónica…». Aun así, se considera «optimista» respecto a la conservación de estos vocablos, pues «están muy arraigados». Está por ver si, en un futuro lejano y sin recibir caras extrañas, seguiremos pidiendo la rodea.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.