![Paciencia, la vía creada en la placa amarilla del Curavacas](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/07/13/curavacas-2-kpCF-U220703542877CMI-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Paciencia, la vía creada en la placa amarilla del Curavacas](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/07/13/curavacas-2-kpCF-U220703542877CMI-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Paciencia. Ese es el nombre escogido para bautizar una vía que ha abierto en la placa amarilla del Curavacas. «He tenido que tener mucha paciencia para encontrar gente para ir a la vía, para ir abriéndola poco a poco. Que a lo mejor íbamos un día y apenas subíamos 30 metros, que llevaban tres o cuatro horas, y había que volver otra vez al día siguiente», afirma el montañero palentino Germán de la Puente. «Además, es muy importante tener paciencia en la vida», añade. Después de decidir el nombre, descubrió que ya existe una vía con el mismo apelativo, en la montaña Eiger en los Alpes.
«En el Curavacas quedan cosas chulísimas para hacer. Llevaba mucho tiempo queriendo abrir una vía en la placa amarilla. Si no hubiera sido por Juan (Lagunilla), esto no habría sido posible», relata, aún con emoción. «Y lo más importante de todo es que hicimos la vía en libre», agrega.
La paciencia se resume también en los cuatro días que han tenido que ir hasta allí, tres para abrir la vía y otro para encadenarla. «Todos los días menos uno hemos dormido en el albergue de Triollo. Y para llegar hasta el lugar hay 1.300 metros de desnivel y cinco kilómetros, que es un buen rato y más con mochilas muy pesadas», rememora Germán de la Puente.
Reconoce que hacer el trabajo de abrir una vía es emocionante y divertido, aunque lo más emocionante es escalarla. «Más contento que unas castañuelas. Para mí ha sido increíble lograr esa vía en la montaña de mi casa, que la he escalado muchísimas veces y la conozco muchísimo. No seré el que más veces la ha subido, que será Tente, pero sí el que por más sitios diferentes ha subido. Y de todos los que he subido, este será el más difícil», argumenta.
«Es una pasada de lugar. He escalado en muchos sitios del mundo (Patagonia, Mali, Madagascar...) y de España (Ordesa, Naranjo de Bulnes...), pero para el tamaño que tiene la pared, es espectacular. Y de la Montaña Palentina para mí, con diferencia, es el mejor. Es una pequeña pared, en la que se escalan 100 metros, pero el ambiente del lugar es increíble. Tú miras y no ves carreteras, ni pueblos, ni infraestructuras, ni nada. Son muy pocos los sitios donde no hay nada más alrededor», señala el escalador palentino.
La pared desploma todo el rato, por lo que está inclinada hacia atrás. «Digamos que si dejas caer una piedra, no pega a la pared», explica. Para abrir la vía, como la pared era difícil, optó por llevar el taladro, ya que la posibilidad de poner anclajes flotantes era menor. «Lo que yo no quería era subir de un seguro fijo a otro, sino subir un tramo escalando hasta que no me atreviera más y luego poner el seguro», argumenta.
Advierte que no es una vía ferrata, un itinerario ya marcado con diverso material como clavos, grapas, presas o pasamanos. «Nadie que vaya detrás puede decir que esto es como una vía ferrata. No tiene nada que ver, es una vía de escalada», afirma. «Hay zonas en las que además de los seguros que yo dejé, hay que llevar seguros flotantes y tener destreza con ellos porque la roca del Curavacas es muy característica», agrega.
El color de esa pared es de un tono amarillo porque está forrada por un liquen de alta montaña, que se da en zonas de mucho frío. «Esto también le da ambiente a la vía. Hay zonas con más y otras con menos, y yo no lo he quitado nunca. Es bastante más adherente de lo que parece a primera vista», resalta.
La idea de crear una vía por esta pared no es algo reciente, sino que la idea surgió cuando él era pequeño. «La placa amarilla del Curavacas, entre los montañeros palentinos, es un hito. No es una pared muy grande, pero sin duda está colocada en un sitio espectacular» resume.
Ya empezaron a escalar la vía por primera vez con Juan Lagunilla y Diego Escolar, un montañero de Burgos, este mismo año, pero las condiciones de la época eran invernales aunque ya fuera primavera. «No era invierno, pero había más nieve que en invierno, por lo que tuvimos que ir con piolets y crampones. Así que decidí esperar porque habría que llevar más ropa y más peso por el material», señala.
Le han acompañado diferentes compañeros en esta aventura. «Hice la vía en libre y la cumbre con Jaime (Izquierdo), un amigo que escala muy bien y que además me ha dicho que la vía está muy bien y que está abierta de forma correcta, que quiere decir que están bien puestos los seguros», explica. También subió Juan Lagunilla, cámara en mano, para inmortalizar toda la proeza. «Le gusta mucho el mundo del documental y los hace muy chulos en su canal. Está preparándolo, pero tiene muchas horas grabadas por lo que es necesario reducirlo a unos veinte minutos», sentencia. «Tengo muchas ganas de verlo», concluye.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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