Con una sonrisa y con poco género ya entre sus claras paredes, afrontaron este miércoles las seis trabajadoras de Oysho, de la multinacional Inditex, su último día cara al público en la tienda de la Calle Mayor de la capital. A las 20:30 horas ... bajaron la verja para siempre. Atrás quedan quince años de trabajo, de ventas, de alegrías y de ser un referente entre la lencería y la moda para la mujer en la ciudad del Cristo del Otero.
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«Después de todo, ya tienes ganas de que termine, sabiendo que es el final», señalaba Natalia Sierra, segunda responsable de la tienda. Mientras, los clientes continuaban entrando al local, prácticamente diáfano, tras no recibir mercancía desde el 8 de julio. De tener diecisiete muebles por la tienda con pijamas, ropa interior, calcetines..., a tener solo dos, en el medio de la misma, con bañadores y bikinis. «Hemos ido embalando los muebles, según se iban vaciando para adelantar trabajo y que no ocupen», agregaba Natalia.
Este jueves acudirá la plantilla de Oysho a recoger lo que falta -ya sin dar los buenos días a los clientes ni atender en caja- y el viernes se cargará la mercancía que queda y se devolverán las llaves de la tienda para siempre. Solo dos de las seis trabajadorascontinuarán vinculadas a Oysho, ya que han aceptado otro puesto de la misma firma en Valladolid. Las otras cuatro empleadas han firmado su despido. «La vacante que nos daban, que nos ofrecieron un sitio a cada una, no nos convencía ni por horas ni por destino», afirmaba Natalia, una de las cuatro trabajadoras que se irá al paro.
Mientras la tristeza y la melancolía reinaban en el ambiente, las compras se seguían sucediendo. «Te puedo hacer una pregunta: '¿Pijamas de pantalón corto y camisa?'», preguntaba una mujer. Otro grupo de jóvenes buscaba el modelo perfecto entre los pocos que quedaban colgados en las perchas. «La gente ha seguido viniendo con la misma fluidez y hemos tenido mucho jaleo, pero como ya faltan tallas y hace quince días que ya no podíamos hacer pedidos desde tienda, pues ha habido menos, claro», explicaba Natalia.
Las trabajadoras de Oysho conocieron la noticia del cierre el 12 de mayo, cuando dos responsables de la marca acudieron a la tienda a darles la noticia. Pero este miércoles, cuando les llegó un documento con la indemnización, descubrieron que esa decisión se había tomado meses antes. «Nos han mandado una carta donde viene que el día 6 de noviembre se tomó la decisión del cierre de la tienda y que los sindicatos lo firmaron el 18 de diciembre. A nosotras nadie vino a informarnos de nada hasta el 12 de mayo», se lamentaba Natalia Sierra.
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El cierre de Oysho se suma al goteo de clausuras comerciales que arrastra la capital palentina desde finales del año pasado, desde la crisis económica derivada del coronavirus, como son Zara, Punt Roma, Worten y Festa.
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