Federico Acitores | Organero y creador del Hydraulis de La Olmeda
«El órgano barroco no está en extinción, sino en proceso de recuperación»Federico Acitores | Organero y creador del Hydraulis de La Olmeda
«El órgano barroco no está en extinción, sino en proceso de recuperación»Jose Rojo
Domingo, 13 de agosto 2023, 00:12
El hydraulis, el primer instrumento de teclado de origen grecorromano que data del siglo III antes de Cristo, es la guinda musical de la villa romana de La Olmeda (Bien de Interés Cultural, 1996), sita en la localidad palentina de Pedrosa de la Vega. ... Este órgano hidráulico, única réplica existente en España y obra del taller de organería fundado por Federico Acitores Cabezudo (Torquemada, 1953) en su pueblo natal hace cuatro décadas, fue ubicado en marzo del año pasado en el magno recinto que abriga una extraordinaria mansión rural del bajo imperio romano de 4.400 metros cuadrados, donde este pasado jueves ofreció Acitores una conferencia dentro de las II Jornadas de Arqueomúsica. Un total de 112 órganos fabricados y alrededor de una centena de restauraciones conforman el bagaje del taller, cuyo gerente insta a las instituciones públicas a volcarse de lleno en la conservación e incremento del patrimonio cultural.
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–¿Cómo se gestó la construcción del 'Hydraulis' para la villa romana de La Olmeda?
–Fue un encargo de la Diputación. En la provincia tenemos tres pilares culturales muy significativos, el románico, las villas romanas y los órganos, y relacionando las tres temáticas a alguien se le ocurrió la idea de construir un órgano grecorromano para La Olmeda: el hydraulis, un órgano hidráulico que fue inventado en Grecia en el siglo III antes de Cristo, aunque luego se extendió por todo el imperio romano.
–¿Cuánto tiempo tardó en ejecutarlo?
–Más de seis meses porque el trabajo de investigación para su fabricación fue muy laborioso, ya que no existen ejemplares del hydraulis. Sólo contábamos con iconografías, referencias documentales y restos arqueológicos de un órgano de este tipo que se encontraron en las primeras décadas del siglo XX en Hungría.
–Al tratarse de un antiguo instrumento musical de viento que funciona con un sistema de pequeños depósitos de agua, ¿con qué complicaciones se encontró a la hora de fabricarlo?
–Sin duda, la investigación, ya que hemos pasado de la nada a una idea. No hemos podido trabajar sobre ningún plano. Los planos los hemos tenido que trazar nosotros mismos. Si a mí me encargan hacer un órgano barroco, sé dónde ir a verlos para hacerlo, pero fabricar un órgano tan antiguo… Eso sí, hemos sido fieles a las referencias documentales y a las iconografías existentes sobre el hydraulis. El hallazgo de esos restos arqueológicos en Hungría nos permitió acercarnos un poco más al sistema de funcionamiento de los hydraulis. El arquitecto romano Marco Vitruvio (Siglo I a. C.) describió bastante bien la forma y el sistema de funcionamiento de estos órganos, pero no dio detalles de cuestiones musicales como la extensión del teclado, las notas que daban, el uso de los mismos… Desde nuestro taller hemos realizado una réplica más.
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–¿Con qué fin se incluye en su construcción los receptáculos agua?
–El agua permite mantener estable la presión del aire; esos receptáculos no están a la vista, sino que están ocultos en el pedestal del instrumento. El hydraulis tiene un sonido distinto al de los órganos convencionales y al tener un teclado particular se precisa contar con un organista especializado para tocarlo. Además, prácticamente no existe repertorio musical, no se conocen partituras de la época; sólo hay interpretaciones que han realizado algunos musicólogos basándose en poemas que tenían ciertas indicaciones de entonación. Se trata de un instrumento diferente, cuenta con 52 tubos mientras que el órgano de una iglesia está compuesto por 800 o 900 tubos.
–El 'Hydraulis' de La Olmeda es, por tanto, el único que existe en España.
–Sí, y está ubicado en el lugar idóneo, en una casa señorial de la época romana, en su hábitat. Y los hydraulis que haya en el resto del mundo son también réplicas, recreaciones, porque auténticos no hay ninguno. Tengo entendido que se han encontrado restos aqueológicos de ellos en tres lugares, pero son piezas sueltas.
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–¿Está satisfecho con el resultado final?
–Pues sí, la verdad. Es un proyecto abierto, ya que si conseguimos más datos sobre su funcionamiento o sonoridad, podríamos mejorarlo.
–¿Cuántos órganos llevan el sello Acitores?
–Desde nuestro taller de Torquemada hemos fabricado 112 órganos nuevos y hemos realizado alrededor de cien restauraciones.
–O sea que a usted no le falta trabajo…
–A lo largo de nuestra trayectoria profesional de 40 años, no nos ha faltado trabajo, pero ahora mismo no nos sobra. Hoy la cosa está muy floja; hay muy poca inversión para conservación o incremento de patrimonio artístico.
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–De todas esas obras realizadas, ¿por cuáles siente una mayor predilección?
–Por todas. Pero si insistes en que elija algunas, te diría los más significativos para mí: los órganos de los santuarios de Covadonga y Santa Gema (Barcelona), el de la parroquia de Benidorm,… En nuestra provincia hemos fabricado el del Conservatorio de Música de Palencia y hemos realizado alrededor de 14 restauraciones; de estas últimas, destacaría por su belleza los órganos de Támara y Santoyo.
–¿El órgano barroco ya ha dejado de estar en peligro de extinción?
–Sí, el órgano barroco está en proceso de recuperación. No obstante, a partir de la crisis de 2008 se ralentizó la recuperación del órgano. Confío en que las instituciones prosigan con la labor de conservación del patrimonio y continúen apoyando la restauración y adquisición de órganos.
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–¿Y cree que este tipo de instrumentos han adquirido el reconocimiento y protagonismo que se merecen?
–Culturalmente, sí; litúrgicamente, no porque no abundan organistas y en pueblos pequeños como Támara o Santoyo es difícil escuchar asiduamente el sonido del órgano. Pero, sin duda, es mucho mejor tener un órgano restaurado que no deteriorado. Es la cara y cruz de la moneda.
–¿Qué cualidades reconoce en un buen organero?
–Para empezar debe ser honrado. Además, tiene que ser sensible y habilidoso, tener conocimientos musicales… La organería reúne distintas disciplinas: carpintería, metalurgia, música…
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–¿Su negocio tiene futuro? ¿Hay relevo generacional?
–¿Futuro? Ahora mismo lo pongo en duda. ¿Relevo? Sí hay. Afortunadamente tengo a mi hijo Abel que trabaja con nosotros y sigue mis pasos.
–Su empresa no se va de Torquemada…
–Ahí llevo 40 años y a estas alturas no voy a irme. Para un trabajo de esta naturaleza no es necesario vivir en un sitio estratégico.
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