![Coronavirus en Palencia: Once positivos se aíslan en el hotel Rey Sancho, único 'Arca de Noé' de la región](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202101/21/media/cortadas/ReySanchoArcaNoe01-kAG-U130280897928AMB-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Coronavirus en Palencia: Once positivos se aíslan en el hotel Rey Sancho, único 'Arca de Noé' de la región](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202101/21/media/cortadas/ReySanchoArcaNoe01-kAG-U130280897928AMB-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Once positivos pernoctan estos días en el único 'Arca de Noé' que sigue abierto en Castilla y León. Este se encuentra a pocos metros del Hospital Río Carrión de Palencia, nada más pasar el Puente de Hierro. El hotel Rey Sancho de la capital ... palentina se ha quedado como único asilo de la región para alojar a pacientes con covid.
El 'Arca de Noé' de la pandemia es una medida llevada a cabo por la Junta de Castilla y León para habilitar establecimientos hoteleros que cumplan la función de acoger a las personas con una PCR positiva, que sean asintomáticas o tengan una sintomatología leve. Y que, por las circunstancias que sean, no puedan quedarse en su entorno familiar durante su aislamiento.
Arrancó a principios de octubre, con un hotel en cada capital de provincia, pero, a mediados de diciembre la Junta decidió limitarlo a uno en toda la comunidad, dada la poca demanda que había tenido. «Nos comunicaron que querían cerrar el programa 'Arca de Noé', pero iban a dejar un hotel y nos preguntaron que si estábamos dispuestos a seguir con ello. Dijimos que sí, que nosotros seguiríamos adelante sin ningún tipo de problema», afirma Javier Pastor, director del hotel palentino. «Imagino que hayamos hecho las cosas bien y que por situación geográfica en la comunidad venga bien o puede que por cercanía al hospital», añade.
Desde que abriera sus puertas ha recibido a más de cuarenta clientes con covid, los últimos diez de ellos -nueve palentinos y un leonés- llegaron este mismo martes, cuando solo estaba alojado un positivo en todo el hotel. «Muchas veces ni les conocemos personalmente. El que les recibe, les da la llave y el contacto es solo por teléfono», explica Pastor, que suele saludar, cuando ya se han recuperado y se disponen a abandonar el complejo hotelero, con 'Me alegro mucho de ponerle cara'. Tratan de llamarles todos los días para ver cómo están, si necesitan algo o simplemente para hablar un rato con ellos. «Si hablan con el médico, se encuentran un poco peor y les mandan algún medicamento, pues nos dejan la tarjeta sanitaria y vamos a la farmacia a por él», explica.
Al hacerles un recado sí que se ven las caras, pero a través de un pasillo, no de cerca. «Ese es el contacto que tenemos con los clientes. Es triste pero es así», reconoce Pastor.
Las bandejas con la comida las dejan en las mesas que tiene cada habitación al lado de su puerta. Cuando ya se ha ido el camarero, abre y la cogen. «Procuramos que la dieta sea equilibrada, ya que no van a tener un desgaste calórico, entonces un poco más baja en sal. Pero de todo con normalidad, a no ser que nos indiquen que padecen alergias o algún alimento que no les gusta», explica.
Los EPI los tienen por si fuera necesario entrar en la habitación cuando aún está el positivo dentro. «Si tenemos problemas con la calefacción o la televisión, sí que lo utilizamos, para solucionar algo puntual y el cliente se pone en el otro extremo de la habitación. Pero para subirles la comida con la bata, la mascarilla y los guantes es suficiente», explica Javier Pastor.
Los clientes permanecen sin salir de sus habitaciones durante su aislamiento. «Tenemos mucho cuidado cuando llegan. Ahí tiene que ir alguien detrás de ellos limpiando el ascensor y desinfectando todo para que se pueda utilizar con normalidad. No es tan difícil como parece o como podíamos pensar», añade Pastor, con la rutina del día a día ya establecida.
El 'Arca de Noé', que contaba hasta hace dos días con una sola persona, ya tiene once clientes aislados en sus habitaciones. En principio, este servicio regional estará activo hasta el 5 de abril.
Entró hace ocho días y ya cuenta las horas para salir. «Estoy deseando salir. Aquí me tratan muy bien, se portan de forma excepcional, pero prefiero estar en mi casa y ya muy pronto me podré ir», afirma J. J. F. M., desde el otro lado de la línea del teléfono, su único contacto con el mundo exterior en estos días de aislamiento. «Me encuentro perfectamente, soy un afortunado por no tener síntomas», añade. Pasa las horas con el ordenador portátil, con la televisión, a ratos con el teléfono y también asomándose a la calle, a través de la ventana de su habitación. «Veo a la gente pasar o a los estudiantes del instituto algún rato del día», señala.
J. J. F. M. convive con cinco personas más, entre ellas su madre, y solo él dio positivo. «Solicité, para que mi familia estuviese segura, venir al hotel porque había oído hablar del tema. Se lo pedí al rastreador por si podían confinarme aquí por seguridad, porque les hicieron la prueba a ellos y nadie más dio. Y mi madre tiene 87 años, eso era lo más preocupante», explica.
Él, al igual que muchas personas más, no sabe cómo ha podido contagiarse. «Yo no tengo ni idea de quién me ha podido contagiar. Pienso que si podía estar en algún alimento, no lo sé, la verdad», reconoce.
Se sorprende diariamente al conversar con amigos y conocidos. Cuando él les cuenta que permanece aislado en el hotel Rey Sancho, mucha gente no ha oído hablar de este programa de la Junta. «Les tengo que explicar por qué estoy en el hotel. Y aquí hacen un bien a los demás y a su familia, si no se pueden aislar en casa. Agradezco al hotel, a Cruz Roja, que gestionó todo, y a la Junta, todo esto que han hecho», concluye.
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