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Jesús Salgado sintió pánico cuando el médico le anunció por teléfono que iba a mandar una ambulancia Covid-19 a buscarle. «Fue un ataque de miedo por todo lo que está pasando y todo lo que estás escuchando, pero en seguida le dije que hiciese lo que tuviese que hacer», explica Jesús Salgado, que lleva ingresado en el Hospital Río Carrión desde el sábado, por posible coronavirus.
Llevaba desde el lunes 30 de marzo con fiebre, y el pasado sábado le subió. «Yo no me encontraba mal, pero estaba muy cansado», reconoce este palentino de 57 años, al que hacían un seguimiento desde el centro de salud.
La llegada de la ambulancia provocó el revuelo del vecindario, que estuvo llamando a su mujer para conocer el estado de Jesús. Este bajó por su propio pie hasta el portal –así no tuvieron que acceder a su casa ni al ascensor desde la ambulancia–, donde le pusieron guantes y mascarilla, y le condujeron hasta el hospital. Allí, la zona nueva de consultas está habilitada para Covid. «Te meten por la puerta trasera por abajo, que es por donde meten los papeles y lo que transportan los camiones, y subes en el ascensor hasta los boxes de Covid», rememora Jesús Salgado, desde su habitación aislada en la novena del Río Carrión.
Al llegar le hicieron la primera prueba del coronavirus, análisis de sangre, una gasometría y varias cosas más. Después, le pusieron oxígeno y le subieron a la habitación en la que permanece aislado desde el pasado sábado. El test que le hicieron dio negativo, aunque él presentase todos los síntomas. «Puede ser un falso negativo, así que dentro de un par de días lo repetimos», le dijo el médico el domingo.
Por eso, ayer se la volvieron a hacer, volvieron a meterle un palo por la nariz para tomar muestras. Ahora sigue aislado y a la espera de que hoy llegue el resultado. «El lunes ya no tuve fiebre y hoy –por ayer– me han quitado el oxígeno. Todo da que será negativo, pero no me quiero hacer ilusiones», reconoce.
Pasa el tiempo con la tele, que es gratuita, y con el móvil, cuyo cargador metió en la chaqueta por precaución. Mientras espera poder irse a casa, tiene buenas palabras para todos los trabajadores de allí, que «te atienden de maravilla, son un verdadero encanto».
Coronavirus en Palencia
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