Rosa Iglesias, la encargada del servicio, en el almacén de objetos perdidos. Manuel Brágimo

Objetos perdidos: el rincón de los tesoros olvidados

La oficina constata que los vecinos que entregan artículos extraviados a la Policía Local de Palencia «están en aumento»

Marco Alonso

Palencia

Domingo, 17 de enero 2021, 09:05

Aquí acuden los que han perdido algo y lo quieren recuperar. Es el último rincón en el que buscar, donde habita la postrera esperanza de rescatar del olvido lo extraviado. Por eso solo hay dos maneras de salir de este lugar: eufórico o abatido. No ... hay medias tintas. Eso lo sabe bien Rosa Iglesias, la encargada de la oficina de objetos perdidos de la Policía Local de Palencia, que asegura haber visto a decenas de personas salir de su oficina llorando. «Unos lloran de pena y otros, de alegría», asegura para dejar claro desde el principio que en un trabajo como el suyo, que se fundamenta en algo tan frío como la recogida y clasificación de objetos, hay una enorme carga emocional.

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A este lugar van a parar todos los objetos de valor que la gente de buena voluntad se encuentra y, por la cantidad y variedad de cosas que hay en sus estanterías, en Palencia hay mucha gente de buena voluntad. El pequeño almacén de la oficina de objetos perdidos de la Policía Local esconde centenares de enseres de lo más variopinto. Parece mentira que en un espacio tan angosto puedan caber, clasificados de forma meticulosa en diferentes cajas, tantísimas cosas. Llaves, gafas y joyas son desde hace años los artículos que más se recogen, aunque las medidas de seguridad exigidas como consecuencia de la pandemia han hecho que otros objetos encabecen la lista de los más perdidos. «A mucha gente le pasa lo mismo: las gomas de las mascarillas mueven los audífonos y al final estos aparatos tan caros acaban en el suelo. El problema es que muy pequeños y la gente muchas veces no los ve y los pisa», explica Rosa que reconoce que hay otro apartado de la crisis sanitaria que ha afectado a su servicio. «Nos llegan muchas cosas del hospital. La mayoría de lo que nos viene es de personas que han fallecido. Nos llegan muchas alianzas antiguas, dentaduras y joyas», apunta.

Los objetos más pequeños están distribuidos en cajas donde esperan la llegada de su dueño durante dos años, tal y como explica el jefe de la Policía, Juan Manuel González Becerra. «La ley nos obliga a guardar estos artículos durante dos años. Si transcurrido ese tiempo nadie lo ha reclamado, la persona que lo encuentra tiene derecho a quedárselo. Cuando el objeto no tiene valor, suele suceder que la persona que lo halla no quiere recibirlo y directamente lo destruimos porque no tenemos espacio para guardar el material de forma indefinida. Pero en otras ocasiones la persona que se comporta de manera cívica puede ver recompensada su acción si, pasado el tiempo, nadie reclama», explica el jefe de la Policía Local de Palencia.

Son varios los casos que se han dado en los que nadie ha reclamado dinero en el plazo estipulado, por lo que los billetes encontrados acabaron finalmente en el bolsillo de las personas que los entregaron. «El año pasado devolvimos a dos señoras unos 800 y pico euros que trajeron. Nadie los reclamó, pasaron los dos años y se lo devolvimos. Como a ellas, a otras muchas personas más», explica Rosa Iglesias.

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Son muchos los objetos que se destruyen una vez que se cumplen los dos años estipulados y nadie los reclama. No obstante, no todos corren la misma suerte. «Gafas se pierden infinidad de ellas, especialmente en los autobuses. Si no se localiza a los propietarios, lo que hacemos es donarlas a una asociación en favor del pueblo saharaui que da a estos objetos una nueva vida y permiten a personas con necesidades poder disfrutarlos. De otra forma acabarían destruidos», explica la administrativo que gestiona la oficina de objetos perdidos de la Policía Local de Palencia.

Lo que esconde el almacén de objetos perdidos

Karaoke portátil

Portátil y perdible

Con pantalla incluida, micrófono incorporado y un diseño portátil que permite a su dueño llevarlo a cualquier sitio y, también, olvidarlo en cualquier lugar. Este artículo en concreto fue llevado a la oficina de objetos perdidos el 7 de febrero después de que un vecino lo hallara en la calle Cardenal Cisneros.

Patinete eléctrico

Para moverse por la ciudad

El 5 de septiembre de 2019 un hombre encontró este patinete eléctrico en un parque junto a la calle Doctor Fleming. Desde esa fecha, nadie ha acudido en su busca, por lo que si pasados dos años sigue sin aparecer el dueño este objeto pasará a manos de la persona que lo halló en el Campo de la Juventud.

Bicicleta infantil

Pérdida de dos ruedas

Esta bicicleta con ruedas de 24 pulgadas fue encontrada por un vecino el 29 de febrero en la plaza Gómez Manrique. Es un objeto voluminoso que acapara espacio en el almacén, pero no se podrá retirar hasta que su dueño lo reclame o pasen dos años de su llegada.

Silla de ruedas

Un objeto difícil de perder

Entre las cosas que pueblan el almacén de la oficina de objetos perdidos destaca una silla de ruedas. Parece complicado que la persona que la usaba la perdiera, pero un vecino alertó a una patrulla de su presencia en la avenida Manuel Rivera el 24 de octubre y desde ese día espera a su dueño en el almacén.

Álbumes de fotos

Recuerdos en imágenes

Un vecino ha llevado varios álbumes de fotos con imágenes antiguas que encontró en la calle porque entendía que podrían tener un gran valor sentimental para su dueño. Algunas de las fotos datan del año 1969 y entre las páginas también hay recortes de periódicos de la misma época.

Unas veces el propietario reclama y otras muchas no lo hace. Por ese motivo se acumulan objetos de lo más heterogéneo en el cuartel, tal y como señala el subinspector Francisco Pérez Helguera, que llegó al cuerpo en 1981 y que en todo este tiempo ha visto pasar «de todo» por la oficina de objetos perdidos. «Lo más habitual que nos traen son relojes, anillos, móviles, dinero o décimos de lotería. Todos los años nos traen kilos de llaves, documentación y también cosas de lo más extraño», explica Pérez Helguera poco antes de que Juan Manuel González Becerrera señalara uno de los casos que ha vivido en el escaso tiempo que lleva en Palencia. «Al poco de tiempo de llegar yo, nos trajeron un carrito de bebé que, al parecer, alguien se llevó de un portal para hacer una broma de mal gusto», señala el jefe de la Policía Local.

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En muchas ocasiones dar con la persona que ha perdido el objeto es complicado, pero en otras no lo es tanto, tal y como explica Rosa Iglesias. «Hace poco tiempo hemos devuelto un ordenador a su dueño. Intentamos encender todos los objetos electrónicos para encontrar la más mínima información que nos ayude a dar con su propietario. Pudimos acceder al ordenador e intentamos buscar un currículum o algún dato que nos permitiera dar con la persona que había perdido el aparato en una cafetería», asevera la responsable de la oficina

En un lugar como este se puede observar la talla moral de los vecinos. «Muchas de las carteras que nos entregan vienen con dinero. La gente cree que no, pero los vecinos, en un porcentaje alto, son honrados. El numero de personas que nos traen cosas está en aumento», afirma Iglesias, que tiene bien claro que son muchas más las personas empáticas que deciden entregar lo que se encuentran en la calle que los que se apropian de aquello que no es suyo.

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Rosa Iglesias no ve las caras de aquellos que se apropian de lo que se encuentran en la calle, pero sí que ve las de los que deciden encontrar a su dueño. Para ella su trabajo cobra sentido cuando consigue dar con el propietario de uno de los múltiples objetos que pueblan las estanterías del almacén de la oficina de objetos perdidos. «Es un 'rollo' archivar todo, pero es muy gratificante cuando se consigue encontrar a los propietarios y les das la alegría de que tienes lo que han perdido», asegura Rosa que es, durante dos años, la guardiana del rincón de los objetos olvidados de Palencia.

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