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Había manifestado en los últimos días que está muy satisfecho en Palencia. Aunque lleva escasas dos semanas como obispo, ya quiere a Palencia, y en su primera homilía en la fiesta de la Virgen de la Calle lo ha evidenciado. El navarro Mikel Garciandía Goñi ... ha constatado la gran devoción que por la Virgen se siente en Palencia. «Ya desde mis primeros contactos con vosotros hace más de dos meses, me hablábais de la importancia de este día. Y a mí, como pastor de esta Iglesia local, me alegra. Me alegra porque toda manifestación de religiosidad popular debe ser una ocasión privilegiada para celebrar, profundizar y encarnar nuestra fe cristiana y católica. Y quiero subrayar por ello, la importancia litúrgica de este día. Las fiestas cristianas no son un mero recuerdo de hechos que quedan cada vez más atrás. Los cristianos no tenemos simplemente un pasado. Nosotros, por la fuerza del Espíritu Santo, tenemos un origen. Y no tenemos simplemente un futuro, sino un porvenir», ha dicho el prelado en la homilía en una Catedral rendida a la patrona, en una eucaristía concelebrada por numerosos sacerdotes y también por el obispo emérito de Tarija (Bolivia), Javier del Río.
La eucaristía ha contado con la actuación musical de la Capilla Clásica de la Catedral, a la que se ha unido un coro compuesto por alumnos del Conservatoria de Palencia.
También ha aplicado monseñor Garciandía lo que dijo en su presentación como obispo, que se siente cómodo en una Iglesia donde todos son corresponsables, y de ahí la presencia también de los diáconos de Palencia, y la lectura del Evangelio por parte del holandés Tom Broekman.
«Os invito a actualizar, a encarnar, a cumplir lo que nos ha sido proclamado en el Evangelio. Si hace cuarenta días, fueron los pastores y los sabios de oriente quienes se encaminaron al establo de Belén para adorar al niño Jesús, hoy casi nadie ha reparado en esa joven pareja que presenta a su hijo en el Templo. Sólo dos ancianos, Simeón y Ana, han recibido el toque del Espíritu Santo, padre de los pobres y han salido para ver al niño. Hoy somos unos cuantos más, que hemos salido el encuentro de la Madre, que con tanto gozo nos quiere presentar a su Hijo Jesús», ha agregado el obispo. «Ojalá escuchemos el testimonio de Simeón y Ana, porque entonces nosotros nos convertiremos en esas candelas que hoy hemos llevado en las manos», ha reflexionado.
Para terminar, ha recurrido un poema del palentino José María Fernández Nieto para que «evitemos las callejas de la noche, del miedo, del desamor, y que hoy y siempre iluminemos con la luz de Jesús, el Cristo, que asumió nuestra propia carne para así compartir su propia vida divina».
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