Noelia Urueña, cardióloga del Hospital de Palencia

«La obesidad y el consumo de alcohol en Palencia son superiores a la media»

Promover una dieta equilibrada, ejercicio regular y revisiones médicas periódicas es esencial para reducir el riesgo y mejorar la calidad de vida. Palencia tampoco se libra de combatir contra esta problemática. Una de las personas en primera línea en esta batalla es la doctora Noelia Urueña Martínez, cardióloga del Hospital Río Carrión, que trata esta rama en la capital. Se licenció en Medicina en 2007 y se especializó en Cardiología en 2013.

–¿Cómo se encuentra la salud cardiovascular de los palentinos?

–En general, es buena. Tenemos unos 160.000 palentinos con una amplia distribución geográfica. La cardiopatía isquémica, que es la principal causa de muerte en España, la prevalencia en Palencia es inferior a la media española. Está situada en un 19,5%, y eso incluso a pesar de contar con una población más envejecida que la media nacional.

–¿Cuidan más o menos su corazón respecto a otras poblaciones?

–Los datos son bastante más dispares. Las prevalencias de obesidad y de consumo de alcohol en Palencia son superiores a la media. Tenemos una obesidad por encima del 16% y el consumo de alcohol se dispara por encima del 73%. Esos datos son muy superiores al de otras regiones. Para compensar, en Palencia se consume más fruta y verdura y el hábito sedentario está menos establecido.

–Palencia cuenta con un elevado índice de zonas verdes para desplazarse a pie, ¿repercute directamente sobre la calidad de vida de los palentinos?

–Por supuesto. Ser una ciudad más pequeña favorece los desplazamientos a pie y eso tiene un impacto directo sobre la cantidad de horas que hacemos de actividad física diaria. Eso es muy importarte teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, porque les ayuda a mantenerse activos durante más años. Tener tantas zonas verdes hace que la calidad del aire sea mejor. Esto tiene un impacto directo no solo sobre las enfermedades cardiovasculares, sino también sobre las pulmonares y los tumores.

–¿Qué diferencias hay entre los pacientes de la capital y los del medio rural?

–La persona del mundo rural tiene una vida más sana, pero demora mucho más la consulta hospitalaria que el palentino de ciudad. Esto provoca que encontramos la enfermedad cardiovascular más avanzada en los pacientes del medio rural.

–Una de las claves para combatir este tipo de enfermedades es la reducción del consumo del tabaco, ¿cómo está la situación actualmente a ese respecto?

–Las políticas sociales del consumo de tabaco y la visión de la población sobre el tabaquismo han provocado que se reduzca su consumo alrededor de un 50%. Esto tiene un alto índice de impacto sobre la enfermedad cardiovascular o en los tumores. Dejar de fumar tiene una reducción del 40% del riesgo cardiovascular al año y se normaliza de los dos a los cinco años hasta alcanzar los mismos niveles de la población general.

–El último informe del INE sitúa a las enfermedades cardiovasculares a la cabeza en causas de muerte, ¿se debe a que son muchas las afecciones relacionadas con el corazón y el sistema circulatorio?

–Sí, una de cada tres personas que fallece, lo hace por enfermedad cardiovascular. Esta realidad es tal cual en mujeres, aunque en hombres se está igualando la muerte por tumor a la provocada por una enfermedad cardiovascular. Por agregación de patología, la primera causa de muerte es enfermedad cardiovascular y la quinta es insuficiencia cardiaca. Cardiología alberga entonces una de las mayores tasas de mortalidad hospitalaria. Lo más relevante de esto, es que hasta el 80% de los infartos serían prevenibles con unos hábitos de vida saludables como la alimentación variada, ejercicio físico regular y el abandono del hábito tabáquico. Está en nuestras manos invertir estas estadísticas.

–¿Es el corazón el órgano más importante del cuerpo?

–Diría que no. El cuerpo es un organismo que actúa en sincronía y que necesita todos sus órganos en perfecto funcionamiento para poder vivir. Desde el corazón y los pulmones hasta el riñón o la piel. Lo que hace especial al corazón es que marca el comienzo y el fin de la vida.

–¿Cómo ha afectado la pandemia a las afecciones cardiovasculares?

–El covid agudo no tuvo un gran impacto sobre la enfermedad cardiovascular. Es verdad que al estar en un estado proinflamatorio aumentaban los infartos y las arritmias. Eventualmente, la patología cardiaca que se dio fueron las miocarditis por covid, pero eran totalmente excepcionales. Lo que hemos visto es que durante la pandemia con la situación hospitalaria tan alarmante que tuvimos, estamos viendo un aumento de la incidencia acumulada de aquellos años.

–¿Qué porcentaje de afecciones podrían prevenirse?

–Con cambios en los hábitos de vida podrían ser prevenibles hasta el 80% de los casos de cardiopatía isquémica. Todo ello si nos centramos en dieta, ejercicio y hábitos tóxicos.

–¿Qué consejos le daría a la sociedad para llevar una vida más saludable?

–En Cardiología lo más importante es llevar una dieta mediterránea rica en frutas, verduras, cereales integrales y aceite de oliva. Tener un consumo moderado de pescado y aves de corral. Eludir sobre todo los productos procesados, los dulces y las carnes rojas. Evitar cualquier tipo de consumo de alcohol o tabaco y hacer ejercicio. El sedentarismo es una de las causas más fácilmente corregibles para evitar enfermedades cardiovasculares. Las últimas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud señalan que los adultos deben realizar entre 150 y 300 minutos de actividad moderada a la semana y, al menos, dos días de ejercicios de fuerza.

–¿Cuáles son los aspectos más importantes a cuidar a este respecto según la edad de cada persona?

–En los niños hay que tener mucho cuidado con la alimentación. Darles una dieta saludable y evitar el consumo de procesados porque están estableciendo los hábitos alimentarios. Además, los niños tienen unas necesidades de ejercicio mayores y tienen que disfrutar al menos de una hora de actividad física intensa o moderada al día. Los ancianos y los pacientes con enfermedades crónicas deben incrementar esa recomendación esos 300 minutos a la semana para paliar los efectos de su enfermedad.