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El conductor Francisco Javier Delgado, junto a una ambulancia en Pintor Oliva. MARTA MORAS
Coronavius en Palencia: Un nuevo reto para las ambulancias

Un nuevo reto para las ambulancias

Los técnicos, acostumbrados a convivir con accidentes, siniestros y enfermedades, se enfrentan a una crisis desconocida

Álvaro Muñoz

Palencia

Lunes, 6 de abril 2020, 07:23

Tienen las espaldas anchas de convivir durante toda su carrera profesional entre, literalmente, desgracias. Si ellos tienen trabajo o prisa, mal asunto. Son los técnicos de las ambulancias y, a pesar de coleccionar malos momentos, la crisis del coronavirus ha potenciado esa sensación de mal cuerpo ante escenas de dolor. Han convivido con accidentes de tráfico, incendios, catástrofes naturales, pero nunca se habían enfrentado a verdaderos momentos de incertidumbre. De no ver la luz al final del túnel. Pero esta situación no les ha apartado de la lucha, siguen remando para superar la crisis, aunque durante estos días lo hagan con mascarilla y trajes de protección especiales.

Es el caso de Francisco Javier Delgado, que después de 20 años como conductor de ambulancias, se enfrenta a una tesitura complicada, que hasta le roba el sueño y le hace derramar alguna lágrima ante alguna emergencia. Tal vez el Covid-19 no deje espeluznantes imagen de dolor, pero juega con sentimientos abstractos como la soledad y la tristeza. «Lo más duro es llevarte a un familiar que a lo mejor no le vuelven a ver», lamenta Delgado, uno de esos héroes en primera línea del coronavirus.

Son los primeros, ataviados para la ocasión, en aterrizar en un drama que consume sonrisas allá por donde va. «Son momentos muy duros y días agotadores. Suben las urgencias y convives con el estrés del contagio», describe el conductor, a quien la adrenalina del momento posterga el análisis de miedo e incertidumbre. «A eso ya estamos acostumbrados con cualquier tipo de urgencia. Es después cuando lo analizas todo. Llevó más de 20 años en esta profesión y nunca había sentido esto. Antes veías momentos desagradables, pero a los días lo olvidabas. Ahora no sabes cómo lo afrontaremos», afirma Delgado antes de encarar una jornada de 24 horas en Pintor Oliva.

«Lo más duro es llevarte en ambulancia a un familiar que a lo mejor no vuelven a ver», afirma Francisco Javier Delgado

Mientras la famosa curva se aplana, las llamadas y las urgencias van en aumento, a lo que se suma convivir con un traje de protección que regala la sensación de que algo no va bien. «Existe el estrés de llevar siempre un traje que no transpira y al que le persigue el riesgo de contagio, pero es lo que hay», apunta Delgado.

Y es que ese 'es lo que hay' se ha colado en las conversaciones de los ciudadanos ante un confinamiento sin precedentes que aún no alumbra el final. Y eso, tal vez, desespere todavía más. «Nos pasa igual a todo el mundo. No sabemos cuándo va a parar esto y se alienta a la incertidumbre. Además, estamos viendo en todos los telediarios la curva y eso nos está generando más ansiedad para que se acabe», describe el técnico sanitario, que se agarra a los comentarios esperanzadores para sobrellevar mejor el enclaustramiento. «Ahora llega el verano y dicen que influye. Y luego a la espera de la vacuna. Esperemos que dentro de poco sea como un gripe, donde la vacuna es parte de la solución», continúa.

Sin síntomas a pesar de ser el primero en llegar al Covid-19 y que su mujer sea médico en Urgencias del Río Carrión, Delgado mantiene precaución para ver a sus padres y suegros. «Llevo 15 días sin verlos. No tengo miedo, pero a las personas que quieres no les deseas ningún mal, y menos si es por mi culpa. Sería una losa muy grande», recalca el técnico sanitario, que espera un mayor reconocimiento de la sociedad después de esta crisis. «Nos gustaría que se nos valorase más. Mucha gente tenía el concepto de que somos unos meros taxistas», prosigue.

Héroes anónimos

Una gratitud que busca también para héroes anónimos como los que se ven a diario en los supermercados. «En nuestro trabajo sabemos que estamos expuestos, pero la gente de los supermercados me dan pena porque no han tenido medidas y hemos sido egoístas con ellos. Se ve a mucha gente comprando a todas horas y se les tenía que haber protegido más», reconoce Delgado, a quien le fastidia ver aún a ciudadanos saltarse el estado de alarma. «A mí también me gustaría salir, pero solo voy a tirar la basura al contenedor más próximo, no al de siete pueblos más para allá. Y siempre intentamos ir una vez a la semana y eso que tengo dos niños. Ahora se escuchan a muchos cajeros que dicen que algún señor baja hasta cinco veces al día. A esos habría que darles una colleja», destaca.

Y toda esta situación en casa de Francisco Javier Delgado con dos niños pequeños que experimentan, a su modo, la crisis sanitaria. «Nos miran muchas veces diciendo estos de qué hablan. Es una situación novedosa. La suerte es que en nuestro colegio les mantienen ocupados con deberes y libramos las mañanas. Por la tarde, como todos los niños. Son muchos días y necesitan movimiento», manifiesta el conductor, que con esta nueva crisis está empezando a generar un nuevo callo.

Aún hay tiempo para limarlo para que no forme parte del día a día durante mucho tiempo.

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