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«No va a quedar nada en Palencia. A este paso, van a cerrar la ciudad entera», se lamentaba ayer una palentina al contemplar la protesta de las trabajadoras de Douglas, la última firma que ha anunciado el cierre de su tienda en la ... ciudad de Palencia.
Un cierre más en la Calle Mayor, en un goteo continuo a lo largo de los dos últimos años, que para muchos ya se antoja como una auténtica riada que va devastando poco a poco la principal arteria comercial de la capital palentina, que ya acumula más de medio centenar de locales cerrados.
Se trata de un duro panorama para los vecinos de Palencia, acostumbrados durante años a encontrar en su Calle Mayor, o en las vías más cercanas, cualquiera de los nombres de las grandes franquicias de moda que se reparten por España. Y junto a ellas, proliferaba también una nutrida nómina de pequeños establecimientos, que enriquecían aún más la oferta comercial de la ciudad.
Sin embargo, ese dinamismo del que hace una década podía presumir la principal arteria de la capital palentina, prácticamente ha desaparecido en la actualidad tras un continuado cierre de negocios, al que se sumará próximamente la perfumería Douglas, que lleva ocupando desde hace dos décadas (con diferentes denominaciones) un enclave privilegiado de la Calle Mayor (esquina con la calle Valentón Calderón), como es el local de los históricos Almacenes Olmedo.
Pero no es el primer cierre doloroso del año, puesto que el pasado mes de enero cayó también la firma Lefties, uno de los avales de ese conglomerado que se denomina Inditex y que bajo el mando de Amancio Ortega tiene como principal referente el nombre de Zara. Y, tristemente, ese mismo día del 22 de enero, Wolala, otra franquicia más, en esta ocasión dedicada a la venta de artículos para el hogar, echaba también la persiana de forma definitiva, agudizando esa imagen de desesperanza tan interiorizada en los últimos años por la sociedad palentina, que ha visto cómo su centro comercial iba desinflándose paulatinamente.
Lefties, que cerró también ese 22 de enero, no estaba en la Calle Mayor, pero era uno de los buques insignia del mercado de las franquicias en la ciudad de Palencia. Abierta en 1981 en la actual plaza de los Juzgados (antes de Abilio Calderón), esta tienda albergó primero a la anhelada Zara, cuyo cierre en enero del año anterior en su céntrico local de la Calle Mayor supuso el mazazo más duro de los últimos años para la actividad comercial en la ciudad de Palencia.
Con la caída de Lefties, el grupo Inditex ha visto reducida su presencia al mínimo en la ciudad de Palencia. El pasado verano cerró también la tienda de moda íntima Oysho y anteriormente, habían dejado de operar en la capital palentina otras firmas como Pull&Bear o Bershka. En la actualidad, únicamente el grupo textil de origen gallego únicamente mantiene abierta en Palencia la tienda de Stradivarius, también la Calle Mayor.
«Al ritmo que van, le doy como mucho un año», explicaba ayer una dirigente sindical durante la protesta de las trabajadoras de Douglas, en referencia a la tienda de Stradivarius.
Porque, tal y como se ha visto en los últimos años, la motivación de los cierres de muchos de las franquicias que operaban en Palencia poco han tenido que ver con la rentabilidad de la propia tienda, sino que la decisión se ha justificado en la planificación estratégica de las empresas. «Están fomentando la venta 'on line'. No importa que la tienda física también venda mucho. Sale mucho más rentable por Internet y mucho nos tememos que las ciudades pequeñas, de menos de 100.000 habitantes, estén ya señaladas para que las grandes franquicias vayan cerrando todas sus tiendas», explicaba la secretaria provincial de Comisiones Obreras, Elena Villamediana, que se acercó para ofrecer su solidaridad a las empleadas de Douglas, durante la protesta.
Las tiendas de siempre
Pero no solo Inditex ha cerrado sus tiendas de moda en Palencia, otros grandes grupos como Punt Roma, han optado por bajar la persiana en Palencia en los últimos meses. Y aunque estos cierres resultan dolorosos, ya que acentúan la sensación de abandono que va cuajando entre la población palentina, los golpes verdaderamente duros para los ánimos de la ciudadanía de Palencia son los que proceden del ámbito local, los cierres de esos comercios pequeños, de proximidad, muchos de ellos cargados de una gran simbología histórica, como ocurrió con las tiendas de lencería de Bustillo, la pastelería Bustillo o Pañerías Cebrián. «Es muy triste que muchos de nuestros comercios de siempre vayan cerrando y resulta todavía más duro pasar todos los días delante del escaparate y ver que sigue vacío, y que al lado hay otro, y otro», se lamentaba un vecino de la capital, quien a su vez extendía esa sensación de desesperanza al resto de la ciudad. «Pero no es solo un problema de la Calle Mayor, es que los barrios están aún peor. Apenas quedan tiendas, los propietarios se hacen mayores, se van jubilando y tampoco encuentran relevo generacional. Es una pena, pero la ciudad poco a poco va vaciándose», se lamentaba este mismo hombre.
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