Palencia

La nueva estación quiere recuperar el pulso y alcanzar 6.000 usuarios al día

Para los empresarios también, porque todo influye. «Ahora entras y da gusto», afirma Luis Vallejo, propietario de Autocares Abagón. Faltan algunos flecos por rematar, pequeñas cosas ajenas a la obra, que ya está totalmente concluida, y que más tienen que ver con permisos, burocracia y papeleo. Pero el edificio va recuperando poco a poco su pulso. «Hemos estado 17 meses parados por las obras y eso ha dificultado la entrada de los viajeros que han preferido coger el autobús en otras paradas», explica Rosa Alonso, quien señala el esfuerzo para mantener operativo el servicio a pesar de las obras y las molestias causadas a los usuarios en este tiempo.

La espera ha sido larga, pero el resultado se ve a primera vista, la estación es más accesible, más confortable, eficiente, acogedora, segura y funcional. En la planta baja, el vestíbulo principal, más luminoso y confortable, donde se ubican las taquillas, los puntos de información, los baños y la zona comercial; en la primera planta las oficinas con ascensor incluido, como matiza Pedro Antolín; y la zona de las dársenas cubierta con un cerramiento que hace la espera de los viajeros «mucho más confortable y segura».

El reto ahora es recuperar la afluencia de viajeros, que se situaba en su época más florida en torno a 6.000 diarios, una cifra que ya había caído antes de la pandemia, -en 2019 entraban y salían cada día 280 vehículos de líneas regulares de uso permanente con 3.780 viajeros-. «Estaremos entre 4.500 y 5.000», calcula Rosa Alonso, que comprueba cada día cómo poco a poco la estación va llenándose de vida gracias al servicio que prestan 14 empresas operadoras y 26 líneas regulares. Con un movimiento anual de 74.643 autobuses al año y 700.000 viajeros, según cifras de la Consejería. «Los servicios se han recuperado todos, y se ha ajustado alguna frecuencia», sostiene Antolín. Porque la pandemia dejó unos hábitos difíciles de revertir ya que los usuarios buscaron otras formas de viajar. Sin olvidar que las zonas rurales pierden población y con ello viajeros potenciales, y que los que se quedan son cada vez más mayores. «Y en enero la gente afloja porque hace mucho frío», apostilla Antolín.

Otra cosa son los problemas que tienen las empresas de transporte para encontrar conductores. «El año pasado no pudimos cubrir la totalidad de los servicios discrecionales porque no teníamos conductores», afirma Luis Vallejo, porque lo primero es garantizar el servicio regular. La profesión no resulta atractiva para los jóvenes y los conductores actuales tienen una media de edad de 55 años, así que el tiempo corre, y hay que reaccionar y solucionar el problema antes de que se jubilen. Porque está muy bien fomentar la movilidad, incentivar el uso de transporte público, modernizar la estación de autobuses y dar todas las facilitadas posibles a los viajeros. «Pero sin conductores se va todo al traste», concluye Luis Vallejo, confiando en que las ayudas de la Junta para sacar el carné y el CAP vayan dando sus frutos y los jóvenes se animen a tomar el relevo al volante del transporte por carretera.