![Con nombre de mujer, ya que es 21 veces más común que en los hombres](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/14/mercadilloFibromialgia03-kzYG-U220119842276shC-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Con nombre de mujer, ya que es 21 veces más común que en los hombres](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/05/14/mercadilloFibromialgia03-kzYG-U220119842276shC-1200x840@El%20Norte.jpg)
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La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por la existencia de dolor crónico, principalmente del aparato locomotor, generalizado, difuso, sin lesión orgánica aparente y que puede acompañarse de otros síntomas. Actualmente, se desconoce la causa, aunque se han encontrado alteraciones genéticas, neurofisiológicas, psicológicas y ... en los sistemas nervioso autónomo, endocrino e inmunológico, que producen una alteración de la percepción y de la modulación del dolor.
Se calcula que la presentan aproximadamente el 2,4% de la población general mayor de 20 años, lo que sitúa en 700.000 los pacientes en toda España. Afecta principalmente a adultos de entre 40 y 50 años, aunque también puede darse en niños y ancianos a cualquier edad, siendo 21 veces más frecuente en mujeres.
Su principal síntoma es el dolor crónico generalizado que el paciente localiza en el aparato locomotor. Además de dolor, también aparecen otra sintomatología como fatiga intensa, alteraciones del sueño, hormigueo, calambres en extremidades, depresión, ansiedad, rigidez matinal, cefaleas, sensación de tumefacción en manos, mareos, sequedad de ojos y boca, así como falta de concentración.
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En ocasiones se puede asociar con el síndrome de fática crónica, la disfunción temporomandibular, el síndrome de intestino irritable, el síndrome de dolor miofascial, el síndrome de piernas inquietas, el síndrome de múltiple sensibilidad química o migraña.
La evolución de esta enfermedad suele ser crónica y los síntomas fundamentales permanecen en el tiempo, aunque en algunas series de pacientes, un 5% de los casos presentan remisión a los tres años. La edad joven, la ausencia de alteraciones psicológicas y las menores alteraciones del sueño se consideran factores de mejor pronóstico.
El diagnóstico es clínico, no existiendo ninguna prueba específica. Se utilizan los criterios del Colegio Americano de Reumatología basados en la existencia de dolor generalizado y continuo de más de 3 meses de duración junto con dolor a la palpación en al menos 11 de los 18 puntos gatillo.
Actualmente no existe ningún tratamiento curativo, pero si para mejorar la sintomatología, la capacidad funcional y la calidad de vida. Los principales tratamientos son el ejercicio físico, la terapia cognitivo-conductual y fármacos, entre los que se encuentran algunos antiepilépticos, antidepresivos y relajantes musculares.
La fatiga crónica en datos
El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de una fatiga mental o física intensa durante más de seis meses, sin causa aparente, que interfiere con las actividades habituales, no mejora con el reposo, pudiendo asociarse con otros síntomas.
No se conocen las causas, aunque existen diversas teorías entre las que se encuentran la infección por virus, las alteraciones en el sistema inmune o de sustancias en el sistema central. Se desconocen los casos, aunque se estima en 400.000 en España, 1 por cada 1.000 habitantes.
Principalmente, afecta a adultos jóvenes entre 20 y 40 años, aunque también puede darse en niños y ancianos. Al igual que la fibromialgia, afecta mucho más a mujeres. El síntoma principal es la fatiga, aunque también hay otros muchos asociados como febrícula, dolores articulares y musculares, cefalea, sudoración nocturna, alteraciones en el sueño, faringitis, adenopatías dolorosas, náuseas, diarrea, dolor abdominal, anorexia o vértigo.
Un 28% se asocia a enfermedades psiquiátricas como la depresión o la ansiedad, de un 12 a un 30% presentan alteraciones del ritmo del sueño y entre el 10 y el 70% cumplen criterios de fibromialgia. Su evolución se manifiesta en brotes de intensidad variables, aunque suelen ser regulares e incluso con ritmo estacional.
El diagnóstico es clínico, no existe ninguna prueba específica y no existe tratamiento en la actualidad que sea curativo, pero sí para mejorar la sintomatología, la capacidad funcional y la calidad de vida. Los principales tratamientos son el ejercicio físico o la terapia cognitiva-conductual. Suele tardarse una media de cinco años en diagnosticarse.
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