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M. A.
Palencia
Martes, 5 de marzo 2019, 07:46
El juicio por la agresión que sufrió el gerente del teleclub de Cillamayor el 21 de febrero de 2018 quedó ayer visto para sentencia en la Audiencia Provincial. El acusado, L. A. M., negó haber propinado los golpes con un taburete que causaron heridas en ... la cabeza al dueño del local, J. C. P., quién precisó hasta 17 puntos de sutura para cerrar las brechas de 17 y 2 centímetros que sufrió tras ser atacado, supuestamente, por este vecino, al que reconoció como el agresor, a pesar de que el autor de los hechos tapó su rostro con una braga y un gorro.
L. A. M. aseguró durante la vista que en el momento en el que se produjo la agresión se encontraba en su casa, recuperándose de un altercado. «El día anterior había tenido una pelea, me había dado un golpe en una costilla y el día siguiente estuve en casa», explicó el acusado, que ha sido absuelto de otras denuncias interpuestas por el denunciante.
En su declaración, el dueño del teleclub aseveró que se encontraba solo en la barra de su establecimiento cuando sintió un fuerte golpe en la cabeza. «Mi primera intención fue levantarme y girarme para ir a la cocina y entonces recibí otro golpe importante en la cabeza», relató J. C. P., quien aseguró que después de la agresión recibió amenazas. «Me dijo 'te voy a a matar' dos o tres veces y al intentar entrar en la cocina, me dio otro golpe en la espalda, pero conseguí cerrarme dentro de la cocina e hice el amago de que tenía el teléfono y llamaba a la Guardia Civil», explicó el denunciante, que no dudó ni un solo segundo en señalar a L. A. M. como su agresor.
El fiscal mantuvo su petición de pena de cinco años de prisión o alternativamente, 3 años y seis meses por un delito de lesiones. Mientras, la acusación particular solicitó tres años de cárcel por un delito de lesiones y otro más, por amenazas. Por su parte, la defensa reclamó una sentencia absolutoria, ya que la abogada defensora entendió que no quedó probado que fuese su cliente el que propinó los golpes al dueño del local, debido a que J. C. P. solo vio a su agresor durante dos segundos y este tenía su rostro tapado con una braga y un gorro. «Qué Dios le conserve la vista muchos años», espetó la abogada al denunciante durante el juicio celebrado ayer.
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