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Como si se tratara de un fatídico punto en el polígono industrial de Venta de Baños, un punto marcado por el fuego. Los bomberos del Parque de Palencia revivieron ayer, 26 de marzo, la pesadilla de otra fecha que no olvidan, la del 3 de ... octubre de 2004. Un gran incendio desatado en la madrugada de ese día devastaba las instalaciones de la entonces denominada Indureco, hoy en día Hera Holding, una empresa dedicada al reciclaje de pinturas ubicada en el polígono de Venta de Baños, y amenazaba con expandirse a naves aledañas. Dotaciones de Palencia, Venta de Baños, Frómista, Paredes de Nava y Valladolid intervinieron para sofocar unas poderosas llamas.
La primera explosión aquel día se oyó pasadas la 5.30 de la madrugada, aunque muy pocos vecinos de la localidad palentina de Venta de Baños le dieron importancia, al creer que se trataba de petardos o cohetes lanzados por los participantes en una concentración de motos celebrada aquel fin de semana. Sin embargo, las explosiones siguieron sucediéndose y pronto los teléfonos de muchos vecinos comenzaron a sonar insistentemente. También, ya pasadas las 6 de la madrugada, se recibía una llamada en el Servicio de Emergencias 112 informando de que una de las fábricas del polígono industrial de Venta de Baños estaba ardiendo. Cuando llegaron los bomberos, las instalaciones de Indureco se encontraba envuelta en llamas. Entonces fue cuando realmente saltó la alarma y fue necesario activar el Plan Territorial de Protección Civil, ya que la combustión de las pinturas y disolventes almacenados estaba generando una gran nube tóxica.
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Finalmente, los bomberos lograron contener las llamas y controlar la expansión de la nube tóxica que, aunque durante algunas horas amenazó también a la capital palentina, no llegó a extenderse y a provocar la evacuación de ningún núcleo de población. El incendio fue totalmente controlado al mediodía de la siguiente jornada, aunque para esa hora las llamas, ya habían consumido casi por completo las instalaciones de la fábrica, cuya nave principal prácticamente se había fundido debido a las altas temperaturas que se alcanzaron.
Este hecho provocó los mayores momentos de tensión, ya que durante varias horas peligraron varios tanques de almacenamiento de disolventes que si hubieran llegado a explotar, habrían provocado una gran catástrofe, puesto que el incendio se habría extendido a las fábricas colindantes. Los bomberos centraron sus esfuerzos en mantener fríos con espumas especiales estos depósitos para evitar su explosión. Indureco contaba entonces con una plantilla de 40 trabajadores.
Una veintena de ellos se dedicaron a las tareas de reconstrucción para que la planta pudiera volver a funcionar a mediados de 2005. La otra mitad de la plantilla tuvo que ir a un expediente de regulación de empleo por causas de fuerza mayor durante un periodo de nueve meses, unas consecuencias laborales que volvían ayer a recordar aquel fatídico 3 de octubre de 2004.
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