Palencia

Muere cuatro años después de recuperar el sonajero que le arrebató la Guerra

Tuvieron que pasar 83 años para que Martín de la Torre Muñoz sujetara de nuevo entre sus manos el sonajero de colores que su madre se llevó en el delantal a una tumba sin nombre tras ser fusilada en la Guerra Civil. Catalina Muñoz Arranz era una mujer de 37 años que en 1936 vivía en Cevico de la Torre, con Tomás, su marido, y con sus cuatro hijos, entre ellos un bebé, cuando fue detenida, juzgada y fusilada por un vecino de su pueblo, y después enterrada en el cementerio de La Carcavilla de Palencia.

Sus restos no se encontraron hasta 2011, cuando el cementerio palentino ya era un parque infantil, y gracias al empeño de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, fueron exhumados junto a los de otras 108 personas.

«Catalina representa a todas las mujeres que dieron su vida por defender sus ideales», subrayó Manuel Monge, el historiador que empezó a tirar del hilo en 2009 e impulsó en 2011 las exhumaciones en el parque de la Carcavilla. Los restos de Catalina, en la sepultura numero 39, fila cuarta, termino primero, sección tercera... estaban junto a un sonajero de colores. «Hoy el sonajero ha vuelto a manos de su legítimo dueño», añadía en junio de 2019 Almudena García, la arqueóloga que dirigió las excavaciones. Su dueño, Martín de la Torre, falleció este domingo a los 87 años en su pueblo, Cevico de la Torre. El famoso sonajero de colores lo guarda su familia como oro en paño por la infinidad de sentimientos que derrocha.

Martín de la Torre falleció este domingo al otro lado de la ventana en la residencia de Cevico de la Torre mientras en el exterior sonaban las castañuelas y cascabeles de los danzantes en el día del Corpus. Martín había sido danzante y como dice su hija en su despedida, «parece que las castañuelas también han venido a decirle adiós».