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El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una especie clave en los ecosistemas de Castilla y León, especialmente en la Montaña Palentina, que se ha consolidado como un área fundamental para su conservación y uno de los territorios clave para esta especie en España. Pero ... también es una de las zonas donde el lobo genera más tensiones con la ganadería extensiva debido a los ataques al ganado.
Según los datos del censo regional 2022-2023, presentados por la Junta de Castilla y León en noviembre, el número de manadas en la Comunidad ha aumentado en un 8% respecto al censo anterior de 2012-2013, pasando de 179 a 193 manadas. Esto confirma, según la Junta, un crecimiento sostenido de la población de lobos en la Comunidad, que alberga cerca del 60% de los ejemplares de España, el 18% en la provincia de Palencia.
Tanto la Junta de Castilla y León como las organizaciones agrarias consideran que este trabajo supone una mejora en el conocimiento de la especie y ofrece datos relevantes para entender su evolución y distribución en territorios clave, como la provincia de Palencia.
Si bien, los resultados de este estudio se interpretan de forma dispar por el Gobierno autonómico, que habla de recuperación de la especie; las organizaciones agrarias que consideran que los datos confirman que hay una superpoblación de lobos al norte del Duero; y los conservacionistas que, lejos de ver recuperación alguna en estas cifras, hablan de una estabilidad preocupante.
Así, el estudio ha registrado 193 manadas de lobo en la Comunidad, lo que supone un aumento del 8% respecto a las 179 manadas contabilizadas en 2012-2013. En el norte del Duero, donde se encuentra Palencia, el número de manadas creció de 152 a 158, un aumento de 6 grupos, el 4%.
Sin embargo, en Palencia, este crecimiento ha sido más moderado, ya que según el último censo de la Junta, la provincia es área de campeo de 35 manadas, de las que 28 tienen el centro de actividad en la provincia y 7 son grupos compartidos con otras provincias y con Cantabria.
De esta forma la cifra se ha mantenido en las últimas cuatro décadas en la horquilla de las 26-28 manadas (sin contar con las compartidas con otras provincias), tal y como se deduce de los censos realizados. En el primer censo nacional de 1988 se contabilizaron 26 manadas, en 2001 el censo regional contabilizó 27 y el censo regional de 2012-2013 sumó 29 manadas y 7 compartidas, una cifra muy similar a la del último censo de 2022-2023 con 28 grupos y 7 compartidos hasta 35 en total.
Este leve incremento al norte del Duero confirma la estabilidad de los núcleos poblacionales en áreas de alta densidad, como la Montaña Palentina, que sigue siendo uno de los enclaves más importantes para la especie. De hecho, la Montaña Palentina forma parte de la orla cantábrica, donde los lobos encuentran hábitats favorables gracias a su diversidad de ecosistemas y a la abundancia de presas naturales. Esta situación convierte a Palencia en un enclave crucial para la conservación del lobo en España, pero también en un territorio donde el conflicto entre la presencia de la especie y la ganadería, es una preocupación constante, ya que está entre las zonas con la mayor densidad de lobos de España.
Por ello, la administración considera que el leve incremento de manadas al norte del río Duero (4%) es significativo, ya que se trata de zonas que albergaban los valores de mayor densidad de lobos de Castilla y León y de España, hasta 4 manadas por cada 1.000 kilómetros cuadrados en algunos puntos, como sucede en la Montaña Palentina.
Un futuro incierto
La última decisión del Consejo de Europa de rebajar el nivel de protección del lobo marca un nuevo capítulo en el debate sobre la gestión de la especie. Mientras comunidades como Castilla y León ven en esta medida una oportunidad para recuperar el control sobre la especie, colectivos ecologistas alertan de las consecuencias ecológicas y sociales de rebajar su protección.
En cualquier caso el Gobierno de España ya ha anunciado que mantendrá la protección del lobo ibérico pese a la decisión del Consejo de Europa porque la especie tiene su propia legislación y está incluida en el listado con régimen de protección especial. «El LESPRE ha demostrado ser una herramienta efectiva para la conservación del lobo en España. Cualquier intento de revertirlo sería un paso atrás inaceptable», asegura Jorge Echegaray, portavoz de ASCEL.
Sin embargo, el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suarez Quiñones ya ha pedido al Gobierno que saque al lobo del LESPRE y asuma esta medida que equipara la protección del lobo al norte y sur del Duero. También las organizaciones agrarias han lamentado la decisión del Gobierno de España de no reducir el estatus de protección del lobo de estrictamente protegido a solamente protegido. José Luis Marcos, presidente provincial de Asaja pone voz al desanimo y la impotencia de los ganaderos al ver como en Europa levantan la protección y en España no. «Parece que prefieren a los lobos antes que a los ganaderos y se olvidan de que la ganadería fija población en el medio rural», sostiene.
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