Secciones
Servicios
Destacamos
Nuria Estalayo
Aguilar
Martes, 28 de julio 2020, 09:37
La Montaña Palentina es un «destino seguro», según destacan sus ciudadanos, y también los cuantiosos foráneos llegados estos días hasta esta comarca norteña. Y si a esto se le suman todos los atractivos que ofrece su entorno, la ocupación hotelera está garantizada. Y es esto ... lo que está pasando ya a esta alturas de veranos, en las que no resulta fácil econtrar alojamiento. Muchos de los establecimientos han puesto el cartel de completo y otros resaltan que este es el verano en el que más reservas están teniendo desde hace décadas. No obstante, no todos los posibles alojamientos han abierto al público de forma generalizada, como en años anteriores, porque según indican sus propietarios prefieren reservar sus casas casi en exclusiva a sus clientes habituales, con los que tienen compromisos.
Algunos ya vaticinaban hace meses que la respuesta de los turistas sería muy buena, pero no todos estaban seguros de que se fuera a producir, pero está sucediendo y la ocupación está siendo espléndida. Desde los establecimientos siguen recibiendo llamadas y muchos de ellos ya tienen que responder con un «lo siento, no hay plazas».
En este 2020 es considerable la cantidad de gente que ha optado por pasar sus vacaciones en el interior y eso se nota en esta zona del norte palentino. La pandemia ha influido para que dejen al margen las playas y se decanten por el cobijo de los bosques. Les ha impulsado a reemplazar la brisa marina de la costa por el aire puro de la montaña, en este caso de la Palentina. El turismo rural, sobre todo en la España con menos población, está siendo una de las prácticas más habituales
Y para los pobladores de este territorio no es difícil darse cuenta del aumento de visitantes en este verano. Este mes de julio la circulación de vehículos ha aumentado respecto a años anteriores. La cantidad de coches (y de motos) que circulan por sus carreteras forman muy a menudo grandes colas, fenómeno que normalmente solo solía verse en el mes de agosto. También las terrazas de los bares se muestran llenas, aunque algunos hosteleros perciben que no se consume en los bares tanto como antes, pero al haber más turistas, siguen teniendo mucho movimiento.
Los turistas buscan casas aisladas y aquí se encuentran, quieren hoteles con garantías y aquí los localizan. Ssolicitan calidad en el servicio y aquí la hallan; requieren tranquilidad y con ella se topan. Lo que también solicitan, y en esta zona es complicado de conseguir, son piscinas privadas. No obstante, la existencia de varios embalses en la comarca, acondicionados para el baño y los deportes acuáticos, y enclavados en un entorno natural envidiable por su belleza e infraestructuras, cubre con creces esa última demanda.
Pero además de sentirse a salvo de un posible contagio, existen otras muchas razones que atraen a los viajeros hasta este terruño para pasar sus vacaciones. Uno de ellas es su clima. «Aquí se respira sobre todo estos días que está haciendo tanto calor en otros lugares de España, y dejé mi tierra con más de 40 años y se agradece el aire fresco», comenta uno de los turistas llegados de la comunidad andaluza.
También cautiva su patrimonio, colmado de fascinante Historia, en el que destaca el románico. «En esta zona existe una ingente colección de iglesias que no encuentras en otros sitios y además hay algunas que son una preciosidad», explica uno de los alumnos que estos días asiste a los cursos sobre el románico ofrecidos por la Fundación Santa María La Real.
Otro formidable aliciente es su paisaje, plagado de belleza, de rutas, miradores, cascadas, lagos, bosques de robles y hayas, cuevas, ermitas rupestres, necrópolis medievales escavadas en la roca, pozos, chozos, y mucho más. En este territorio se puede visitar el monumento natural de Las Tuerces, ubicado cerca de Aguilar de Campoo, perteneciente al excepcional Geoparque Mundial de Las Loras.
Se pueden recorrer, entre otras muchas, la Senda del Oso en Cervera de Pisuerga, o la de La Pedrosa, entre Barruelo y Brañosera, o la Senda de Ursi que atraviesa el valle de Santullán, llena de bosques y esculturas. La Cueva de los Franceses llena de estalactitas y estalagmitas. Además, de su rica gastronomía, su asombrosa y variada flora y fauna; y de sus interesantes museos, sorprendentes testimonios de lo que fue y en algunos casos aún es la vida y la esencia de la comarca.
Manuel e Higinio del Río | Propietarios de Los Chozos de La Braña
Los Chozos de la Braña son dos casas rurales de reciente construcción sitas en la localidad de Brañosera. Pertenecen a los hermanos Miguel del Río, Manuel e Higinio, quienes residen y trabajan fuera de la localidad, pero ahora se pasan una buena parte de su tiempo respirando el aire de la Montaña Palentina de donde proceden sus ancestros. Ellos mismos, y han necesitado alrededor de cinco años, han construido con sus propias manos y con material reciclado estas bellas casas que muy pronto estarán disponibles para alojar a los viajeros.
«Toda la obra está finalizada, pero aún nos queda por rematar algunas gestiones para que esté todo a punto y listo para recibir a los turistas», indica Manuel, quien afirma que, aún sin haber hecho publicidad alguna del lugar, están recibiendo muchas llamadas para reservar. «Pero les tenemos que decir que esperen porque aún no sabemos el día exacto en el que podremos inaugurarlas, aunque nos queden por hacer muy pocos trámites todavía no podemos darles una fecha», añade. Su intención es abrir este verano, no más allá del mes de agosto. La mayoría de las llamadas proceden de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, y de otras de diferentes puntos de la geografía nacional, incluidas Palencia y Valladolid.
También tienen todo listo para la desinfección y han tomado nota de todas las pautas a seguir para prevenir la covid-19. «Ya nos han comunicado que además de toda la desinfección, tenemos que dejar pasar 7 horas antes de que la casa se vuelva a ocupar por los siguientes clientes», señalan. Las casas tienen una capacidad para seis personas, cada una de ellas tiene un acceso diferente. «Preguntan mucho por casas individuales y separadas de otras como las nuestras, y también buscan piscina, aunque nosotros no tenemos», detalla Higinio. A ellos no les da ningún miedo lanzarse con el negocio en la actual situación que estamos viviendo por la pandemia. Muy al contrario, tienen mucha confianza y están convencidos del gran potencial de la Montaña Palentina, en general y Brañosera, en particular. «Lo que hay que tener es salud porque creo que lo otro venga solo», considera Manuel.
Elena García | Hotel Valentín
Las reservas en el Hotel Valentín son similares a las del año pasado en estas fechas. Con una ocupación que ronda el 80% en julio y a la espera de concretar la ocupación de agosto, ya que «este año hay muchas reservas que se hacen con menos margen de días porque la gente está algo reticente a hacer reservas a largo plazo por lo que pueda pasar», explica Elena García, directora y copropietaria. «Aunque sí hay reservas a largo plazo también, pero en menor porcentaje», añade.
A este establecimiento hotelero, además del turismo nacional, también están llegando extranjeros, sobre todo desde que el ferry vuelve a arribar en el puerto de Santander con pasajeros ingleses. Aquí se alojan este verano todo tipo de viajeros, incluidos grupos de amigos y familiares. «Este año también hay muchos moteros y turistas que traen sus bicicletas», señala la directora. Estos días muchos de los alojados son alumnos del curso sobre románico que ofrece la Fundación Santa María la Real. Gabriel García, Francisco Martín y Andrés Muñoz son tres de estos participantes, llegados del centro y sur del país. En Aguilar se conocieron y aprovechan cada verano el curso para verse y sobre todo acuden a esta zona para «disfrutar de la vida». Mientras aprenden nuevos contenidos sobre el románico (agradeciendo que no se haya suspendido el curso), respiran aire fresco, visitan lugares nuevos, y saborean la deliciosa gastronomía.
Begoña Moral | Convento de Mave
El Convento de Mave, un antiguo montasterio del siglo XII que se ha reformado para convertirse en un acogedor alojamiento y que fue distinguido en 2014 con la calificación del mejor establecimiento rural de España, tiene su ocupación al máximo. Sus clientes, muchos de ellos asiduos y otros nuevos, acuden buscando sobre todo la calidad del servicio y la tranquilidad del entorno. «Estamos a tope, una cantidad de gente increíble. Ha venido mucha gente de España que no conocía Palencia y reconocen que han venido a la zona influenciados por el confinamiento», comenta Begoña Moral, gerente y copropietaria del establecimiento.
Virtudes Castellano es una asidua de la comarca desde hace 29 años. Por su parte, Angy lleva acudiendo a la zona desde hace 12 años. Les gusta mucho venir porque les encanta esta tierra en la que se respira tanta tranquilidad y se puede disfrutar de relajantes paseos por el entorno. Además, son unas enamoradas del románico que no dejan de visitar en cada una de sus estancias y aseguran que siempre descubren iglesias nuevas para ver. Uno de los motivos por los que acuden al norte palentino son los cursos del románico a los que asisten desde hace seis años.
No obstante, también se dejan atrapar por el entorno natural y la gastronómica. Suelen disfrutar de la Montaña Palentina al menos dos veces al año acompañadas de amigos o familiares.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.