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Fueron unos hechos inadmisibles que la institución Mensajeros por la Paz, creada por el Padre Ángel en 1962, no podía consentir, y por ello procedió ... al despido fulminante de dos de sus trabajadoras en una residencia de Palencia. Y el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), junto al Juzgado de lo Social 2 de esta capital, han declarado ajustados a derecho las extinciones disciplinarias de las mismas.
Los hechos ocurrieron el 1 de febrero de 2019 en una de las tres residencias que la Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz tiene en la provincia palentina, y en las que las dos despedidas trabajan como auxiliares de clínica, percibiendo un salario bruto mensual de 1.316 euros por 40 horas semanales.
Según la sentencia del TSJ, en el geriátrico palentino se encontraba ingresado un residente asistido, J. R. B, que precisaba ayuda para comer, y en un momento de la cena de ese día ambas le gritaron varias veces en el salón para que se sentara derecho en la silla de ruedas.
Pero esta conducta no quedó ahí ya que tras vocear al hombre «le menearon por los hombros para que se colocara, llamándole tonto, abobado, estás agilipollado». Según la carta de despido, dada por valida por el tribunal regional, «las voces se sucedieron de nuevo ya que el residente no comía». Fue entonces cuando una de ellas «le meneó y le empujó por la espalda para acercarle el plato varias veces, llegando casi el interno con la cabeza al mismo».
Una de las despedidas llegó a decirle que «no le iba a dar la comida y que se iba a marchar sin comer, 'porque no me da la gana dártelo'», dándole posteriormente más meneos. Ante esta actitud de bloqueo del hombre, una compañera de ambas sugirió que se administrase la medicación, a lo que una de las auxiliares despedidas le replicó «se la das tú». Este comportamiento hacia el interno fue presenciado por varios familiares que estaban esa tarde en la residencia, y que lo comunicaron a la dirección de geriátrico.
La sentencia del Juzgado de lo Social 2 relata que una de las despedidas, en su intento de hacerle que comiese, le colocó la cuchara en la mano y le meneó de nuevo al tiempo que exclamaba: «no quieres mover las manos para comer, pero por la noche si te la meneas y te la cascas, para eso bien que manejas las manos».
En los hechos probados se señala que esa noche el interno vomitó, por lo que la responsable de la residencia tuvo que avisar al centro médico público, desplazándose un facultativo pasadas las 22 horas.
Al comprobar su estado, el médico de Atención continuada decidió evacuarle hasta el hospital de Palencia para una valoración complete.
Vómito alimenticio
El informe de Urgencias del Hospital Río Carrión, que fue aportado a este procedimiento por despido, señala que tuvo un vómito alimenticio sin fiebre, al tiempo que añade que un familiar indicó que J. B. R «está muy enfadado porque no quiere estar en la residencia».
En la carta de despido, la dirección le atribuye también a una exempleada el que «se tiene constancia de que ha hecho comentarios de varios residentes como 'te voy a dar un hostión, hijo de puta».
Respecto a los hechos que motivaron su salida, las auxiliares negaron el relato de la dirección, y expresaron que «la encargada nos había indicado que este residente debía cenar solo, sin ayuda, y de no hacerlo se quedaría sin cena. Le indiqué que cogiera la cuchara, que comiera, que yo no le iba a dar de cenar».
La defensa de las empleadas cuestionó el relato de lo sucedido por no estar recogido en el libro de incidencias del centro, «lo que no acredita que los hechos no se produjeran», dicen los jueces del TSJ, que dan por válidos los testimonios escuchados por la magistrada de lo Social Número 2.
Expediente sancionador
Once días después de que ocurrieran los mismos, la dirección de Edad Dorada Mensajeros de la Paz abrió un expediente sancionador por una falta muy grave por «malos tratos de palabra, obra, psíquicos o morales, infringidos a las personas residentes o usuarios».
Se amparaba en el artículo 60 del Convenio Colectivo Estatal de Atención a Personas Dependientes, que era de aplicación a las trabajadoras de la residencia palentina.
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