Los jóvenes llegan con las maletas al colegio Barnabitas, en el Camino de la Miranda. Manuel Brágimo

19 menores que huyen de la guerra llegan a Palencia en busca de una familia

Muchos de ellos tras viajar 1.200 kilómetros solos, y los empresarios que respaldan la iniciativa piden más familias para que los acojan

Laura linacero

Jueves, 28 de abril 2022, 00:07

on la maleta llena de esperanza, mochilas cargadas de intriga y algo de nostalgia en los bolsillos. Así llegaban diecinueve jóvenes de entre trece y diecisiete años junto al entrenador del equipo ucraniano al colegio de los Barnabitas para instalarse hasta que se inicien los ... traslados con las familias de acogida. Aunque en un primer momento iban a ser veinticinco menores, alguno de ellos se ha quedado atrás por no tener listos los papeles para poder cambiar de residencia. El Palencia Junior College y la Palencia Internacional Residence, junto a la asociación benéfica Otero Sawabona ha conseguido desplazar a estos menores que huían de la guerra tras dos meses de conflicto. «Se sienten privilegiados por haber podido salir de allí», destaca Juan Carlos Revilla, uno de los organizadores del viaje y promotor de la integración a través del estudio y el deporte en Palencia.

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Una situación de privilegio que puede que les haya salvado la vida, ya que para muchos de ellos la situación era insostenible. «Iban de un colegio a otro, de una zona a otra y alguno de ellos ya había perdido hasta su casa a consecuencia de los bombardeos», explicaba Santiago Tejedor, empresario y organizador del viaje. De hecho, con esa intención de alejarles de todo riesgo, los padres tomaban la decisión de enviarles fuera del país. «Los padres son conscientes del peligro que corren allí. Tal es así que, en el anterior traslado, tres de los jóvenes que conseguimos traer hicieron 1.200 kilómetros solos para salir de sus zonas. Cómo lo tienen que ver los padres para mandarles solos a huir», explicaba Revilla.

Hace tan solo un mes, los organizadores conseguían desplazar a cuarenta y seis ucranianos en autobús. Un trayecto de cinco días que, en esta ocasión, han reducido a dos. Tras un viaje en autobús desde la frontera hasta Varsovia, donde pernoctaron en un centro de acogida, y un trayecto en avión, ya pisaban al fin el país que será su casa durante las próximas semanas. «La organización ha sido mucho mejor que en la otra ocasión, cuando fuimos en autobús hasta la frontera», asegura Santiago Tejedor. Ahora ya a salvo, al menos la respuesta de alerta disminuye y la seguridad se afianza entre los refugiados. Una sensación agridulce porque dejan atrás a sus familias y se enfrentan a un país y un entorno totalmente diferente, pero cierto alivio por poner a salvo sus vidas.

Dos chicos ucranianosse ubican en su nueva habitación del colegio Barnabitas. M. B.

Aunque algunos no se conocían, catorce de ellos sí que habían compartido distintas vivencias en Ucrania por lo que la adaptación será mucho más sencilla. «Son chavales más o menos de la misma edad, que vienen todos juntos y se lo toman de otra forma», comentaba Juan Carlos Revilla. Así, los que aún no se habían conocido han forjado una amistad durante este viaje y crearán una familia en los próximos días. Todos ellos comparten el sufrimiento y un mismo objetivo: hacer de esta estancia una experiencia lo más liviana posible. A su llegada, se hacía latente la conexión que existe entre ellos e incluso bromeaban con los organizadores. «Tú vas a chupar banquillo hasta en los entrenamientos», espetaba uno de los organizadores entre las risas de los jóvenes.

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Una vez organizado al grupo y completado el espacio del centro, se les enseñaba las estancias del colegio y un gesto bastaba para sentir el agradecimiento. El entrenador ucraniano levantaba los pulgares hacia arriba y los jóvenes asentían sonriendo cuando el intérprete les preguntaba por las condiciones. El traductor, que ha acompañado a los organizadores durante el trayecto, vino en el anterior viaje y ahora está trabajando en Frómista. Una ayuda esencial para lograr esa comunicación y para hacer sentir a los menores en casa.

El grupo de recién llegados reciben explicaciones sobre las instalaciones a las que han llegado. M. B.

Un entorno familiar que se afianzará la próxima semana con los primeros entrenamientos y las primeras estancias en las familias de acogida. Por el momento, ya han conseguido la mitad de las familias necesarias y esperan que antes del lunes ya puedan tener reubicados a todos los jóvenes. «Tenemos un puente por medio, y alguna familia ya nos ha advertido que tendrán que recoger a los chavales a partir del lunes», apuntaba Santiago Tejedor. Aunque tienen la esperanza de que puedan cumplir el plazo, reconocen que está siendo complicado encontrar familias. «Nosotros hemos traído en anteriores ocasiones chavales de orfanatos procedentes de Rusia y había muchas familias de acogida porque sabían el tiempo que iban a estar; pero es que en esta ocasión no sabemos por cuánto tiempo lo pueden necesitar», argumenta Juan Carlos Revilla.

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Un gesto altruista

No obstante, alaba la solidaridad de las familias palentinas que, a pesar de no contar con una información precisa, responden con un gesto totalmente altruista. «Somos conscientes de que el esfuerzo que hacen las familias que acogen es bestial», añadía Revilla. Además, cuentan con la experiencia positiva de los otros traslados como empujón para animar a más palentinos a colaborar. «Las familias que ya han acogido están contentísimas, dicen que son chavales educadísimos y muy responsables con los estudios», comentaba orgulloso el organizador.

Lo que no cesan son las llamadas para seguir recibiendo ucranianos. «Me han llamado seis personas independientes entre sí de Ucrania para pedirme si podíamos acogerles, a ellos y a otros cuantos, pero es que no podemos», lamentaba Revilla. Por el momento, los organizadores se ven incapaces de seguir acogiendo a más refugiados. No obstante, aseguran que pondrán todo su empeño para que aquellos que están ya asentados en la provincia estén lo más a gusto posible. El deseo, por supuesto, es que esta experiencia dure lo menos posible porque significará que pueden regresar a su casa en Ucrania. «Ojalá pronto los tengamos que llevar de vuelta al aeropuerto», concluía Tejedor.

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183 solicitudesde protecciónde desplazados tramitadas

La Comisaría Provincial de la Policía Nacional de Palencia había tramitado hasta la jornada del martes, 26 de abril, 183 solicitudes de protección de personas desplazadas por la guerra de Ucrania. La concesión de estas protecciones temporales implica el permiso de residencia y de trabajo para los mayores de edad, así como la utilización legal de sus permisos de conducir en España durante un año.Además, hasta esa misma fecha, en la Comisaría de Palencia se habían concedido 21 Tarjetas de Identificación de Extranjeros (TIE). Se trata de una acreditación única y exclusiva destinada a dotar de documentación a los extranjeros en situación de permanencia legal en España. Acredita la permanencia legal, su identificación y que se ha concedido por un tiempo superior a seis meses.

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