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Carlos Lobato, en una foto de archivo en su despacho.
La marca que dejó Carlos Lobato en el comercio textil

La marca que dejó Carlos Lobato en el comercio textil

Natural de Baltanás, fallece a los 88 años el creador de Loher, la firma con la que abrió varias tiendas punteras de confección y de ropa de hogar en Palencia

J. Olano

Palencia

Martes, 11 de febrero 2025, 20:40

Con apenas 14 años y junto a su hermano Doni recorría el Cerrato palentino con un carro tirado por mulas. Lo hacía para vender tejidos de pueblo en pueblo. Carlos Lobato Nieto, que nació en Baltanás en 1936, en plena Guerra Civil, demostró desde bien jovencito un carácter emprendedor y una visión comercial que definirían su trayectoria empresarial. La tienda familiar estaba establecida en Baltanás, pero pronto los hermanos Lobato entendieron que las oportunidades estaban más allá, y esa inquietud les llevó a iniciar sus recorridos comerciales y a forjar su sólida contribución al ámbito económico y empresarial de Palencia.

En 1956, Carlos y sus hermanos decidieron dar un paso importante y trasladarse a la capital, donde abrieron su primera tienda en la Calle Mayor: Tejidos Lobato. Gracias al esfuerzo constante y al trabajo familiar, expandieron su presencia con otros establecimientos en la calle Mayor 33 y en el número 102, y también abrieron en la calle Don Sancho.

Para acompañar esta expansión, Carlos Lobato y sus hermanos pusieron en marcha una fábrica de confección de caballero frente a la Fábrica de Armas, lo que les permitió contar con producción propia para abastecer a la red de tiendas que tenían en marcha.

En los años 70, marcaron un hito con la creación de Loher (Lobato Hermanos), una tienda especializada en tejidos de hogar que llegó a ser en la época la más grande de Castilla y León y una de las mayores de España. En ese edificio de la Calle Mayor 89 funcionó hasta finales de siglo un establecimiento que por la calidad de su género se convirtió en un referente incluso fuera de las fronteras provinciales. En tres plantas del inmueble, la tienda era toda una galería comercial especializada en lo que hoy se llama ropa de hogar y tapicería. Con hasta 50 empleados entre costureras, dependientes, montadores y repartidores, Loher se convirtió en un símbolo comercial en la comunidad y el motor económico de numerosas familias palentinas. A esta expansión se sumó una tienda en el centro comercial Las Huertas y una sucursal en Guardo, reflejo de su constante espíritu emprendedor.

Carlos Lobato, en una imagen reciente.

Su carácter cercano y su carisma consolidaron a Carlos Lobato como un empresario destacado y una figura apreciada para proveedores, clientes y amigos, siempre dispuesto a buscar el entendimiento y la concordia. «Todo aquel que entra por la puerta es un posible cliente y hay que tratar a todos por igual; estamos aquí para servir», solía decir a sus empleados. Lo recuerda con especial cariño, también por las veces que lo ha escuchado en casa, Marta Lobato, como portavoz de sus siete nietos. También su mujer Carmina y sus hijos Carlos José, Elvira, Paloma y Rut, coinciden en destacar que en su intensa vida empresarial nunca perdió de vista lo verdaderamente importante, que ha sido siempre el bienestar y la unión de su familia.

Los empresarios, empleados y palentinos en general que coincidieron con él también se reiteran en que su amabilidad, su buen trato, su carácter siempre conciliador y su forma de trabajar dejaron una profunda huella en quienes lo conocieron, creando relaciones que trascendieron lo comercial y se transformaron en vínculos duraderos y cercanos.

Tras décadas de trabajo, Carlos Lobato encontró tiempo para dedicarse a su gran afición: el campo. La finca El Encinar, en la provincia de León, se convirtió en el lugar donde pudo dar rienda suelta a su pasión a través de la agricultura y la ganadería. Durante varios años, compaginó su faceta empresarial con esta pasión hasta que, por insistencia familiar, dejó la finca de León y continuó su afición más cerca de casa, en la finca El Deseo de Paredes de Nava, adonde iba prácticamente a diario hasta que cayó enfermo hace pocos meses.

Inquieto por naturaleza y siempre en movimiento, Carlos Lobato recorrió cerca de un millón de kilómetros por carretera entre finca y finca, siempre con un ojo en el camino y otro en las cosechas y el ganado.

El trabajo, el sacrificio y la importancia de ser una buena persona son valores de los que Carlos Lobato fue ejemplo y que transmitió a su familia, que hoy le despide en el Tanatorio de Palencia tras su fallecimiento este lunes a los 88 años.

«Su legado trasciende su trayectoria profesional, fue un hombre que supo dejar huella con cada paso que dio, dejó una marca en el tejido empresarial de Palencia y muy especialmente en las vidas de quienes tuvimos el privilegio de conocerle, quererle y aprender de él», resume su nieta Marta en un mensaje de su familia.

El funeral por Carlos Lobato Nieto se celebrará este miércoles día 12 a las 11 horas en la parroquia de San Miguel de Palencia, donde por la tarde, a las 20 horas, tendrá lugar la misa de familia.

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