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La veterana piragüista Mara Santos, una de las más destacadas deportistas palentinas de los últimos años, ha sufrido una de sus peores experiencias cuando se encontraba entrenando con un grupo de compañeros en las aguas del río Carrión, en las proximidades del Segundo Sotillo de ... la capital palentina.
Habían comenzado a remar poco antes de las diez de la mañana, cuando avistaron entre la intensa niebla algo de color blanco que era arrastrado por la corriente. Al acercarse, comprobaron que se trataba de un coche, en cuyo interior se encontraba un hombre, que se encontraba consciente y que estaba sujeto por el cinturón de seguridad. Las ventanillas se encontraban abiertas, pero en los primeros momentos, el agua apenas le cubría las piernas.
«Al verle, me he acercado con la piragua y le he gritado que soltase el cinto y que se agarrase a la piragua. He metido la proa por la ventanilla y me parecía que era fácil salvarlo, porque solo tenía que agarrarse. Tengo la capacidad suficiente para remar hacia atrás y arrastrar a una persona, con lo que le gritaba que soltase el cinto y se agarrase», explica algunas horas después la piragüista, visiblemente afectada por no haber podido salvar al hombre.
Sin embargo, tal y como ha explicado Mara Santos, el conductor no ha atendido a su ofrecimiento y finalmente el vehículo ha terminado por hundirse completamente. «Ha sido muy duro, porque nosotros le decíamos que se solatase y el cinto y que se agarrase y él parecía que quería hablar con nosotros, pero hablaba raro y no le entendíamos y hacía gestos, pero no se soltaba, y el coche se iba hundiendo, con lo que mis compañeros empezaron a gritarme que me alejase, que era peligroso, porque si el coche se hunde puede volcarme la piragua y hacer succión y tragarme a mí», señalaba.
Aun así, la deportista realizó un último intento, al hundirse la parte delantera del coche y levantarse el maletero, que se había abierto. «A pesar de que había poco espacio entre los árboles y el coche, me he metido y le he vuelto a pedir que saliera, que se soltase e intentase salir por el maletero, porque ya era el único hueco, pero me he tenido que retirar, porque mis compañeros me decían que estaba corriendo mucho peligro», señalaba Mara, entristecida tras contemplar impotente cómo el vehículo desaparecía por completo bajo las aguas.
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