

Secciones
Servicios
Destacamos
Una vez que ha pasado el contagio, la directora de la residencia de Salinas, María González, habla de lo que ha vivido en los últimos cincuenta días, en los que ha tratado de luchar contra un virulento brote que hizo registrar más 90 positivos entre usuarios y trabajadores en el centro que dirige. «El día 12 de octubre por la noche me llamó la médico del centro de salud para darme los nombres de todos los residentes y trabajadoras que habían dado positivo. Con cada nombre que me iba diciendo, se me iban cayendo más lágrimas porque era una situación que, por mucho que quieras, no podías controlar», relata la directora.
Esos contagios iniciales se incrementaron notablemente en la segunda prueba. «El día 19 se hicieron nuevos PCR y salió a la luz que todo el mundo estaba infectado. Esto fue un problema grave porque no encontrábamos empleados. Ni nadie quiere venir a trabajar a un centro con un brote de covid, ni nadie quiere venir a un pueblo tan alejado como Salinas de Pisuerga. Pero, gracias a Dios hemos encontrado finalmente a algunos, que han sido muy buenos y de hecho seguimos contando con ellos en la actualidad», explica González.
Controlar una situación como esta es muy complicado a todos los niveles y, a tenor de lo que dice María González, lo es especialmente a nivel emocional. «Yo, sinceramente, lo he pasado muy mal porque al final han sido quince fallecidos y estas personas son para mí como mis abuelos. He tenido que llamar a quince familias para darles el pésame, a quince familias que lo han pasado muy mal porque ni siquiera se han podido despedir de ellos. Yo creo que eso es lo peor de todo. Es muy duro, al menos para alguien con mi tipo de personalidad», se sincera la directora.
González reconoce que la mayoría de lo que ha visto desde que comenzó el brote le produce dolor, pero señala que hay un aspecto que le genera una sensación bien distinta: orgullo. «Ya conocía al personal, pero después de esta situación que hemos vivido, puedo decir que estoy tremendamente orgullosa de mis trabajadores, de todos. He visto sus caras de cansancio de miedo, he visto que no podían más y han estado aquí, todos a una. Dentro de todo lo malo que puede traer una situación como esta, me quedo con el esfuerzo de los trabajadores y con el apoyo de la mayoría de las familias». explica la directora, que asegura no temer a la Fiscalía, a quien la Junta remitió el acta de inspección del centro. «La noticia de la Fiscalía surgió en un momento en el que yo no tenía tiempo de atender a estas cosas. Durante estos días yo solo me he preocupado de mis abuelos y de mi personal, ni de temas políticos, ni de otros asuntos. Sabemos que está ahí, como en otras muchas residencias, pero no me preocupo por la Fiscalía porque lo hemos hecho bien», asegura María González.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.