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Menchu Calderón, con un improvisado EPI en Urgencias. El Norte
Coronavirus en Palencia: Una liberada sindical en la primera línea contra el virus

Una liberada sindical en la primera línea contra el virus

Menchu Calderón ·

Ha vuelto a trabajar como celadora en Urgencias del Río Carrión y es una de los 20 sanitarios que residen en el Rey Sancho

Marco Alonso

Palencia

Viernes, 10 de abril 2020

Menchu Calderón es una celadora que llevaba siete años liberada por la CGT, sindicato en el que ahora ostenta el cargo de coordinadora regional de Sacyl, pero la crisis del coronavirus ha hecho que esta palentina de 55 años regrese al Hospital Río Carrión para luchar contra el Covid-19 desde Urgencias. El pasado sábado comenzó a trabajar y en el breve tiempo que lleva en el hospital ya ha sacado la primera conclusión sobre quiénes son los grandes damnificados de esta crisis. «En los primeros días he sentido mucha pena. Hay que estar ahí para digerir lo que está pasando. La gente se muere y no tiene a ningún familiar alrededor, están 'solitos' porque el personal de enfermería solo entra única y exclusivamente para administrarles lo que necesiten», explica Menchu poco antes de destacar que ese 'lo que necesiten' es mucho más que un tratamiento. «Les aportan mucho cariño y comprensión e incluso les ponen en contacto con sus seres queridos», añade

Como sindicalista, Menchu asegura haber peleado siempre contra las injusticias y afirma que si algo se está propagando más rápido que el virus durante la pandemia es precisamente eso, la injusticia. Porque no es justo que durante los primeros días del estado de alarma los profesionales tuvieran que enfrentarse a su enemigo sin protecciones adecuadas «casi a pecho descubierto». También entiende que es injusto que los sanitarios que se han arriesgado a un contagio por desempeñar su profesión y atender a los pacientes sin el equipo adecuado luego regresen a sus casas y encima pongan en riesgo a sus familias.

Pero, entre tanta injusticia, hay pequeños gestos que hacen que la palabra humanidad vuelva a tener sentido en un mundo en el que, para algunos, los humanos parecían haber perdido precisamente eso: la humanidad. El Hotel Rey Sancho ha cedido sus instalaciones y una veintena de sanitarios que arriesgan sus vidas para salvar las de los demás no tienen ya miedo de contagiar a sus familias por ser posibles portadores de un virus que pueden meter en sus casas. Dos celadores, siete médicos, tres técnicos en cuidados auxiliares de enfermería y ocho enfermeras viven en este hotel, en el que el servicio de lavandería del hospital se encarga del lavado de la ropa de cama y la Diputación, del catering. Y, gracias a esta iniciativa conjunta, Menchu y otros 19 sanitarios más viven con la angustia de estar lejos de sus seres queridos, pero con la tranquilidad de que no los van a contagiar.

La nota que le dejaron en el Hotel Rey Sancho a su llegada. El Norte

Para poder acceder a una de las plazas del hotel era necesario cumplir una serie de requisitos que la sindicalista que protagoniza estas líneas cumplía. «Mi marido es una persona de alto riesgo y yo tenía claro que quería ayudar todo lo posible, pero no quería contagiarle. Gracias a esto yo puedo trabajar con una cierta tranquilidad y todos los compañeros que viven aquí, que tienen unas condiciones similares a las mías, también», explica esta celadora, que solo tiene palabras de elogio hacia el trato que están recibiendo por parte del hotel.

«Nos están tratando con mucho mimo y las instalaciones son geniales», asegura Menchu, que ha encontrado en los pequeños detalles la mejor forma de seguir trabajando con entusiasmo pese a todas las adversidades que se encuentra cada día. Uno de esos destellos de luz en la oscuridad llegó el mismo día en el que cruzó el umbral de la que ahora es su habitación de hotel. Tras su primer día de trabajo luchando contra el Covid-19 se encontró una nota en el espejo en la que se podía leer el siguiente mensaje: «Sonríe, estás viendo a alguien muy importante».

Esa persona que sonreía al otro lado del espejo al ver esa preciosa nota es una mujer nacida en Barruelo de Santullán y criada en Barcelona, una celadora que lleva casi 40 años viviendo en Venta de Baños y que es sindicalista, un colectivo que se encuentra en el punto de mira porque son muchas las voces que se han alzado para señalar que algunos de los 226 profesionales liberados en la Consejería de Sanidad han buscado mil pretextos para no incorporarse. Pero no es el caso de Menchu, que hoy regresará al hospital Río Carrión para seguir su particular lucha contra el Covid 19, una guerra en la que asegura estar enormemente implicada.

Estar en primera línea no es fácil y esta mujer tiene serias dificultades para desconectar del trabajo, ya que cuando sale del hospital acude a un hotel en el que comparte la vida con profesionales sanitarios, una circunstancia que tiene sus pros y sus contras, tal y como explica ella misma. «Cada uno llevamos lo mejor posible lo que nos toca vivir en el hospital. Cuando llegamos al hotel hablamos, comentamos alguna cosilla y la verdad es que a veces nos vamos a la cama desolados. También tengo que decir que la mezcla de sentimientos es muy grande porque, depende de como haya sido el turno, nos echamos hasta una risas durante la cena», explica esta mujer que sigue peleando contra las injusticias, pero desde un lado distinto.

Agradecida, pero con espíritu crítico

Menchu está tremendamente agradecida por todo lo que se ha puesto a disposición de los sanitarios en el Hotel Rey Sancho. No obstante, tiene un pequeño pero. «Me da pena que no se haya hecho uso de las cocinas públicas de colegios o del propio hospital para darnos servicio, que ahora mismo podrían ser aprovechadas para este acto sin malgastar dinero público para un catering que hay que pagar», explica esta celadora, que también tiene alguna objeción en cuestión de derechos laborales de los sanitarios durante el estado de alarma.

«Según instrucciones del Gobierno Central quedaban suspendidas vacaciones, días de libre disposición, y situaciones análoga, para el personal de Instituciones Sanitarias por la situación del estado de alarma, como es lógico. Pero la Junta de Castilla y León ha ido más lejos y nos quita el derecho al permiso por ingreso de un familiar de primer y segundo grado y, como mucho, nos dan un día por la defunción del mismo. Qué gesto tan bonito con lo que estamos dejando de nosotros mismos en nuestros puestos», comenta con ironía.

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