«Donde se levanta una iglesia, viene la escuela, el hospital, todo lo demás»

Durante este tiempo, la vida de las miles de personas que la Fundación Hombres Nuevos ha ayudado ha cambiado radicalmente. Todas ellas han podido aspirar a educación y salud. Un cambio de vida para ellos, pero también para el propio Castellanos, quien dejó su vida en Palencia para adentrarse en una sociedad muy diferente. En estos 30 años, la misión de la Fundación Hombres Nuevos no ha variado, pero sí sus acciones, que se han ido adaptando y reorientando en función de las necesidades que han ido surgiendo.

–¿Cuál es la situación actual en Bolivia?

–La situación en Bolivia es muy crítica. Para que te hagas una idea, no hay gasolina, no hay gas, los precios suben de un día para otro. Me decía el otro día un arquitecto, que compras hoy un kilo de puntas a cinco bolivianos, vas al día siguiente, y son diez bolivianos. O sea, es una situación realmente caótica de una miseria y pobreza terrible.

–¿Durante estos treinta años ha mejorado la situación?

–Sí, por ejemplo, el proyecto nuestro está en un barrio marginal. Cuando llegamos nosotros, los niños morían de hambre. Hoy eso ha desaparecido totalmente. Cuando llegamos a Bolivia en 1992, en nuestro barrio, el 60% vivía en la pobreza y el 40% en la miseria. En este barrio hemos hecho un total de escuelas y en todo el país estamos haciendo ahora la número 121. Eso, como verás, cambia y transforma. El cambio de un país viene desde la educación.

–¿A cuántas personas atiende Hombres Nuevos?

–Tenemos dieciocho colegios de convenio concertados. En cada centro educativo hay 1.500 alumnos. También contamos con un comedor y una escuela de música. La única facultad de teatro que hay en el país la tiene Hombres Nuevos con la Universidad Católica. Es tremendo. Es un número grandísimo de personas que son atendidas. Tenemos un hospital, también. Es decir, el número de personas que atiende Hombres Nuevos es grande. Ahora, es curioso, por ejemplo, en este momento, tenemos solicitud de hacer siete iglesias. Y no es que lo piden obispos o sacerdotes, sino que lo piden los laicos, la gente, alcaldes, porque su ilusión es tener una iglesia. En este momento estamos haciendo tres iglesias, siempre a petición de la gente.

–¿Hay mucha fe en Bolivia?

–Más que aquí en Europa. Yo les he preguntado por qué piden hacer iglesias y ellos me dan dos razones. La primera, que hay que estar bien 'con Diosito', y la segunda, por experiencia sabemos que, donde se levanta la iglesia viene, la escuela, viene el hospital, viene la cancha, viene todo lo demás.

–Y de vuelta aquí a Palencia, este verano, ¿cómo la ha percibido, es una ciudad solidaria?

–Yo siempre estoy muy agradecido a los palentinos, a la Diputación Provincial y al Ayuntamiento ya que, todos los años nos financian un proyecto, tanto el Ayuntamiento como la Diputación. Entonces, en ese sentido, a pesar de la crisis que hay aquí, la gente colabora y, ahora mismo, por ejemplo, la Diputación nos acaba de conceder para un psiquiátrico, una ayuda de 10.000 euros.

–Durante la guerra de Ucrania, ¿Palencia ha tomado relevancia como ciudad de acogida?

–Cuando yo estaba de obispo, hace 32 años, siempre estábamos entre las cinco o seis diócesis que más colaboraban en la campaña de Manos Unidas y en la campaña del Domund. El palentino siempre ha sido solidario. Santa Teresa de Jesús decía que el palentino era gente de la mejor masa y nobleza.

–¿De qué forma pueden los palentinos ayudar durante todo el año a Hombres Nuevos?

–A través de la fundación que tenemos aquí en Palencia, que todo mundo conoce, pues a través de ella, y también es muy importante el voluntariado. El papel del voluntario. Tenemos muchos voluntarios de Palencia, hemos contado con más de 6.000 durante estos 32 años y tenemos voluntarios de toda España, de toda Europa y de toda América.