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La campaña 2019-2020 para el reconocimiento sanitario de cerdos en domicilios particulares para autoconsumo e identificación de animales silvestres abatidos en actividades cinegéticas, que se comercializan para consumo humano, se desarrolla hasta el 5 de abril de 2020. Para que la tradición de la matanza domiciliaria de cerdos para autoconsumo en las zonas rurales se realice con las suficientes garantías sanitarias, la Junta establece controles sanitarios, llevados a cabo por veterinarios, para prevenir enfermedades que se transmiten a las personas a través de la carne contaminada por parásitos como la Trichinella spiralis en especies como el cerdo doméstico y animales silvestres.
La triquinosis es una enfermedad de transmisión alimentaria que afecta al hombre cuando consume carne de cerdo o animales silvestres parasitados. Estos animales no mueren por esa enfermedad, ni siquiera manifiestan síntomas, por ello sólo puede detectarse la misma con la investigación de la presencia de triquinas en la carne.
El consumo de carne contaminada con triquina puede provocar en las personas la enfermedad conocida como triquinosis, que tras un período de incubación que suele ser de una o dos semanas –aunque puede alcanzar los 45 días–, se manifiesta con gastroenteritis con dolor abdominal, náuseas, vómitos y diarreas, así como la aparición de molestias y dolores musculares y edema de párpados superiores. En algunos casos puede desencadenar incluso la muerte. Se debe tener en cuenta que en la manipulación de la caza hay que tomar medidas preventivas para prevenir contraer otras enfermedades como la tularemia.
Esta actividad se encuentra regulada por la Orden de la Consejería de Sanidad de 25 de septiembre de 2000, por la que se regula el reconocimiento sanitario de cerdos sacrificados en domicilios particulares para autoconsumo, y se establece el sistema de identificación empleado en el control sanitario en origen de los animales silvestres que, abatidos en actividades cinegéticas, se comercializan para consumo humano. Dicha Orden además de regular el consumo de cerdos domésticos sacrificados en el propio domicilio, también establece el control sanitario y la identificación de las piezas de caza que se vayan a comercializar para consumo humano.
Esta normativa prohibe la comercialización de piezas de carnes frescas y productos cárnicos procedentes de caza silvestre excepto si las carnes son procesadas en un establecimiento de manipulación de caza autorizado donde son sometidos a control oficial veterinario. En este caso, en el lugar de la cacería, un veterinario colaborador hará un examen para detectar posibles anomalías, verificar que la muerte no se debe a motivos distintos de la caza y precintará las piezas abatidas para su posterior traslado al establecimiento autorizado.
En la campaña anterior, el número de cerdos sacrificados en los hogares y a los que se les ha realizado examen veterinario fue de 373. En cuanto a la identificación de piezas de caza para su comercialización fueron 309 (244 ciervos, 61 jabalíes, 2 gamos y 2 corzos). En la provincia de Palencia no se detectó la presencia de triquina.
El Servicio Territorial de Sanidad de Palencia ha autorizado a 15 veterinarios para el control sanitario de las piezas cazadas o abatidas y los cerdos sacrificados para autoconsumo.
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