La junta agraria local de Baltanás trabaja en el arreglo de caminos

Previamente, los baltanasiegos procesionaron a San Isidro Labrador por la zona de bodegas, declarada Bien de Interés Cultural en la categoría de conjunto etnológico. Los asistentes oraron a San Isidro y le encomendaron la protección para los campos. «Pedimos a Dios, por intercesión de San Isidro Labrador, que bendiga nuestros campos y ganados, que libre a los cultivos de todas las plagas y tormentas y que envíe agua a nuestras tierras», señaló Miguel Lobo durante la bendición de los campos realizada desde el conjunto de bodegas. Los actos continuaron con una comida de hermandad en el restaurante Los 3 Sentidos en Baltanás.

Desde el año 2008, la Junta Agraria Local hace extensiva esta fiesta a todos los agricultores y simpatizantes, con lo que se ha permitido también que las mujeres y otros profesionales participen activamente en esta fiesta. Un año más, la respuesta fue muy positiva y congregó a numerosos vecinos.

Como colofón a este día grande para los agricultores, la Junta Agraria Local preparó diversos campeonatos de juegos de mesa y cartas, para goce y disfrute de todos los baltanasiegos. «La respuesta de los baltanasiegos ha sido muy buena, por lo que estamos muy satisfechos de contribuir a mantener esta tradición en nuestro pueblo. San Isidro Labrador se merece todos los honores, pues es un referente en la vida de nuestros pueblos», manifestó Alfonso Carazo Nieto, actual presidente de la Junta Agraria Local de Baltanás.

«A San Isidro Labrador le pedimos agua para nuestros campos, pues vivimos con incertidumbre el momento actual, siempre mirando al cielo y a los precios, especialmente en este momento concreto que estamos viviendo», señaló Alfonso Carazo Nieto, presidente de la Junta Agraria Local de Baltanás y de la Federación de Juntas Agrarias Locales.

Agricultor de toda la vida, Alfonso Carazo reconoce que el campo atraviesa serias dificultades por la incertidumbre constante en la que viven a consecuencia de las políticas agrarias comunes y del elevado coste de la producción.

Desde el cierre definitivo de la Cámara Agraria Provincial, numerosas Juntas Agrarias imitando el modelo del Cerrato se han unido y Asaja se encarga de los servicios de gestión de estas agrupaciones.

En el caso de la Junta Agraria Local de Baltanás gestiona la maquinaria comunitaria -máquina de quitar piedra, cuchilla, niveladora y ahoyadora-, la báscula, los dos depósitos para cargar agua, la seleccionadora, los pastos, el coto y se resuelve cualquier duda o problema relacionado con este sector. En estos momentos, se trabaja en el arreglo de varios caminos en colaboración con el Ayuntamiento de Baltanás. La junta directiva tiene muchos proyectos en mente, que irán desarrollando en los próximos meses. Además, Hornillos de Cerrato, Valdecañas de Cerrato y Baltanás forman parte de la Federación de Agricultores del Cerrato que gestionan la seleccionadora de semillas que se encuentra en Baltanás.

Actualmente, la Junta Agropecuaria Local es la encargada de preparar la fiesta de San Isidro y cuenta con alrededor de 70 socios locales.

Los orígenes de esta fiesta en Baltanás nacen con la Sociedad de San Isidro, fundada hacia 1860 y que prestaba varios servicios a todos sus socios, como la asistencia médica gratuita, la asistencia económica por enfermedad, préstamos personales y otro tipo de ayudas. La Sociedad se encargaba de preparar la fiesta de San Isidro Labrador con todos los honores, con gaitilla y baile incluidos. Era obligatoria la asistencia a juntas, funerales y otros actos, bajo sanción económica en caso de faltar. La talla que se procesionaban los labradores hasta 1953 se encuentra en el Altar de San Mateo, en la Parroquia de San Millán, y probablemente corresponde a San Isidoro. A esta talla se añadían unos bueyes donados por la familia Prieto del Tío, que aún se conservan. La Sociedad de San Isidro se disolvió en 1958.

Años antes de su disolución, hacia 1953, Ambrosio Cabezudo, Ángel Masa, Abilio Silva, Fausto Torres, Julio Masa, Nicolás Cepeda y Teódulo Nieto donaron la actual talla de San Isidro Labrador. Estos siete agricultores, conocidos como los pradistas, arrendaron un prado del Ayuntamiento hacia 1950, que roturaron para sembrar remolacha.