Secciones
Servicios
Destacamos
Eso es echar de menos a quien regenta un negocio de hostelería en el barrio. La vuelta de 'Julito' al bar Cantábrico de la avenida Cardenal Cisneros ha sido más que un regreso al trabajo, tanto para él como para los que le esperaban al otro lado de la barra. Y es que Julito, nombre de pila elegido por él mismo, es un ciudadano chino que lleva ocho años y medio regentando el establecimiento hostelero y que, coincidiendo con el Año Nuevo Chino –este año el 25 de enero–, se fue a Fujian, una provincia del sureste de China frente a Taiwan, para celebrarlo junto a su familia.
Se llevó a su mujer y a sus hijos, de 7 y 13 años, dos niños nacidos aquí y por tanto muy palentinos –que no borrachos y finos, como dice la canción, y que él repite con más gracia que el refranero popular–. De hecho, encaja con gracia incluso las bromas de los amigos palentinos que le saludan colocándose la mano en la boca como si llevaran una mascarilla.
Pasaron allí dos semanas difíciles, según él mismo reconoce, porque la preocupación por el coronavirus y las medidas tomadas –aunque Fujian se encuentra a unos 900 kilómetros de Wuhan, donde se concentran la mayor parte de los casos– estaba por encima de cualquier ánimo de fiesta, por lo que tampoco ha podido disfrutar en esta ocasión de sus vacaciones.
'Julito' había viajado en 2015 y 2018 a China, siempre con la intención de celebrar una fecha tan marcada en el calendario y en el corazón de los chinos, si bien en este 2020 todo ha quedado marcado por la epidemia o el «enemigo público número uno del mundo», según ha declarado la Organización Mundial de la Salud al coronavirus.
El 7 de febrero, a su regreso a Palencia, donde está también rodeado de su madre y de su tía, 'Julito', de 33 años, decidió seguir a rajatabla los consejos de la Embajada de China en España, que había pedido a sus nacionales recién regresados de China que permanecieran unos días en observación en casa, ya que el periodo de latencia del coronavirus es de hasta 14 días, que redujeran las salidas a la calle y llevaran mascarilla. Pero 'Julito', más que un consejo, lo tomó como una prescripción, no porque tuviera síntomas ni miedo de haber contraído la enfermedad ni de contagiarla, sino porque considera que debía ejercer tal responsabilidad para con sus vecinos de Palencia. «Lo peor de todo ha sido el aburrimiento, se ha hecho muy largo tantos días en casa, los niños también sin ir al colegio, tenía muchas ganas de volver a trabajar», señalaba ayer en un español bastante inteligible, idioma en el que bromea con sus clientes del barrio del Campo de la Juventud como si hubiera nacido a los pies del Cristo del Otero.
El bar, en el que durante dos semanas había colocado el cartel de «Estamos bien, por seguridad de clientes, amig@s y demás... Por decisión propia nos quedamos en casa 14 días (dos semanas)», reabrió ayer con ganas.
Lo demostraban sus clientes, Julito es más que un vecino. «Le echábamos mucho de menos, todos los días pasamos por aquí y ya teníamos ganas de que volviera», decía Marta, junto a Enrique y a Pepe, que suscribían. «Es un vecino más, le queremos mucho, 'Julito' es parte del barrio, es muy simpático». «Y hace la tortilla de patatas muy rica», decía otro cliente mientras saboreaba una tapa. «Hasta luego, 'Julito'», se despedía. «Hasta luego, 'Marianito'», replicaba el hostelero, ayer muy contento de volver a encontrarse detrás de la barra del Cantábrico.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Abel Verano, Lidia Carvajal y Lidia Carvajal
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.