Micieces de Ojeda: «Nuestros pueblos no pueden desaparecer»

En el año 1984 empecé siendo teniente de alcalde, aunque en muchas ocasiones ejercía como regidor. Recuerdo que accedí al reto incitado por algunos familiares de mi mujer que también se presentaban por aquel entonces. También la memoria me trae buenos momentos vividos junto al anterior alcalde, Jerónimo Bravo. Un edil, y persona, muy competente que empezó a renovar las redes de abastecimiento y saneamiento de Micieces de Ojeda, además de mejorar la señal de televisión que por aquel entonces era deficiente. Con Jerónimo han sido los mejores años vividos en el Ayuntamiento porque hicimos muchas cosas que mejoraron la vida en pueblo. Desde mejoras en las calles o en la ermita de San Lorenzo, hasta la preparación de actividades lúdicas y culturales para el disfrute de todos los vecinos de la localidad.

A mis 79 años, estoy seguro de que no me presentaré en las próximas elecciones. El trabajo de alcalde en un pueblo como éste, además de no estar remunerado, trae consigo también muchos disgustos con aquellos vecinos que no están de acuerdo en cómo se actúa. Por ello, dejo la puerta abierta a las nuevas generaciones; uno debe saber cuando ha llegado su momento.

Soy consciente de que Micieces de Ojeda forma parte de esa España Vaciada que no hay que dejar desaparecer. Hay que hacer algo para luchar contra la despoblación. En Micieces, el fin de las ganaderías hizo mucho daño y su población se vio mermada de forma proporcional. El principal medio de vida en el municipio sigue siendo la agricultura a pesar de que pocos son los que quieren dedicarse a ella. Si bien es cierto que durante los meses de verano los foráneos que acuden a pasar unos días aquí traen esa algarabía y vida que durante décadas se vivió en el municipio. Es importante que nuestros pueblos no desaparezcan porque cuando nos demos cuenta de su valor será tarde para recuperarlos.