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A. ÁLVAREZ
Palencia
Sábado, 19 de junio 2021, 20:47
Catedrático emérito de Sociología de la Universidad de Deusto y primer investigador para España del 'European Values Study' (2000-2008), Javier Elzo (Beasain, Guipúzcoa, 1942) no solo ha destacado por su docencia sino también por sus más de 80 publicaciones entre libros y artículos, muchos ... de los cuales se han centrado en el comportamiento y los valores de la juventud, el acoso escolar, el problema de las drogodependencias o la sociología de la violencia juvenil. Elzo ha protagonizado el segundo encuentro del ciclo 'Futuro Imperfecto', organizado por la Universidad Popular de Palencia en colaboración con la Concejalía de Cultura, en el teatro Principal. Antes del coloquio, analizó en una entrevista las dolencias de una sociedad 'postpandémica'.
–Estuvo ingresado a causa del coronavirus. ¿Cómo lo ha vivido y cómo cree que se ha gestionado la pandemia?
–Sí, del 20 al 31 de marzo del año pasado estuve ingresado en el hospital. Estuve absolutamente aislado. Acababa de escribir mi último libro, '¿Tiene futuro el cristianismo en España?'. Lo tenía todo escrito excepto la introducción y el epílogo y llamé a dos amigos y a mi editora para decirles que lo publicaran si no salía de esta y les parecía interesante. Me salvaron la música de Bach y mi sensación de abandono en Dios, mi confianza en Dios. En cuanto a la gestión, creo que no se ha sabido muy bien qué hacer, ni desde el punto de vista médico, ni político. Pero yo soy muy clemente con las decisiones políticas a todos los niveles, porque estamos en una situación de prueba, ensayo y error. Por eso entiendo que haya habido discrepancias políticas. Y yo no puedo decir lo que haría, porque además he visto que la política que se ha adoptado con mis hijos y mis nietos no ha sido la misma, porque unos viven en San Sebastián y otros en Grenoble, donde, por cierto, ya pueden ir sin mascarilla en la calle.
–La gestión ha sido como una patata caliente entre el Gobierno central y las comunidades. autónomas. ¿Cree que esta gestión hará que los ciudadanos cambien su percepción de las autonomías?
–Creo que la clave en la gestión de la pandemia era la cogobernanza, y no siempre se ha aplicado. La gente ha estado muy despistada porque ha habido mensajes contradictorios. Pero hay que tener en cuenta que esto ha pasado en toda Europa y que no solo pasa en este tema. Pasa con todo. No hay cosa más triste que ver una sesión del Parlamento español, es mucho peor que un partido de fútbol, parece que se van a acabar pegando. Hay una falta absoluta de sentido del Estado y de respeto a la sociedad a la que representan. Por favor, no nos representen con insultos y planteamientos soeces. Pero creo que esto no va a hacer que la gente se haga más independentista o localista.
–Viene a hablar en el ciclo 'Futuro imperfecto' de la Universidad Popular de Palencia del hecho religioso en la actualidad. ¿Está de actualidad el hecho religioso?
–Es evidente que la Iglesia está de actualidad y es noticia por todo lo relacionado con las inmatriculaciones de bienes, la pederastia de los curas, por algunas cosas del Papa Francisco y cada vez que hay una salida de pata de banco. Pero creo que en el futuro la Iglesia va a ser muy distinta, lo que pasa es que es más fácil ver lo que fenece, lo que termina, lo que se derrumba, que lo que está emergiendo. Y en la cuestión religiosa se ha producido un descalabro total y un desplome de las prácticas religiosas. Eso responde al estado de cristiandad, antes la gente era culturalmente católica, y ahora vivimos en una sociedad que culturalmente es anticlerical.
–¿Cree que puede haber una sociedad pospandémica?
–No creo que la pandemia vaya a cambiar mucho las cosas. Habrá una sociedad pospandémica en el sentido cronológico del término, pero cambios fundamentales, no creo. Habrá una multiplicación de las relaciones vía internet, eso es evidente, porque lo ha propiciado la pandemia. Yo he participado en muchas conferencias 'on-line' este último año. De hecho, esta es mi primera conferencia presencial desde marzo de 2020. La digitalización está ahí y no estoy muy seguro de que todo lo que conlleve sea positivo porque excluye a mucha gente, principalmente mayor, las relaciones personales son mucho más frías y menos humanas. Pero, en general, volveremos a hacer las mismas cosas de antes, incluso con una especie de locura colectiva porque la gente ha sufrido muchísimo.
–Ha escrito mucho sobre los jóvenes. ¿Cree que se les ha responsabilizado injustamente?
–De lo que más he escrito en mi vida profesional ha sido sobre jóvenes, alcoholismo juvenil y drogas. Y creo que aquí la administración ha perdido una ocasión de oro para reordenar de otra manera el ocio de los jóvenes y su legítimo derecho a la diversión. Esta es, intelectualmente, una batalla que ha sido un fracaso total en mi vida, porque en la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (donde es miembro del equipo asesor), en la Fundación Alcohol y Sociedad y en el Parlamento español y en el Senado he propuesto trabajar para conseguir que la juventud empiece a divertirse antes y termine de divertirse antes, porque a partir de cierta hora se pierde el control y cuando se trasnocha demasiado, se pierde el día siguiente. Es algo que no se puede hacer de la noche a la mañana. Yo propuse rebajar 12 minutos el horario nocturno cada año a lo largo de 12 años. En unos años habríamos conseguido que la fiesta no terminara tan tarde y empezara antes. Creo que habría que haber hecho una campaña durante la pandemia para intentar ajustar nuestro modo de vida, para intentar que la gente se divierta, pero no tan tarde. Y habría que concertarlo con la hostelería, que tiene derecho a vivir pero sabe que se gana más dinero cuanto más tarde se cierran los bares. La hostelería es un ámbito vivencial fundamental, porque, como dice Steiner, la Europa que vivimos se ha hecho en los cafés. Es una forma de sociabilidad muy importante en España. No vivimos encerrados, pero en España nos hemos convertido en los reyes del ocio nocturno juvenil, con mucho alcohol. Y sí, creo que se está criminalizando en exceso a los jóvenes en este momento. En cuanto al consumo de alcohol, porque los jóvenes de mi generación bebíamos más alcohol que los jóvenes de hoy en día. Y porque la gran mayoría de los jóvenes se han comportado bien siempre, pero puede más la lógica de lo noticiable y solo es noticiable lo que es insólito, llamativo y causa miedo y preocupación. Los jóvenes de ahora tienen solo una ventaja en comparación con la masa juvenil de hace unos años, y es que son pocos. Pero más inconvenientes, porque muchos jóvenes han vivido dos crisis y tienen problemas para encontrar trabajo.
–¿Qué le parece el debate que están generando los indultos del procès? Esta semana incluso se ha debatido una moción en el Ayuntamiento de Palencia...
–Un indulto es una medida extraordinaria que se hace en un momento determinado por razones humanitarias, en este caso se hace por razones políticas. Los jueces no son amigos de los indultos, porque un indulto supone, en cierta manera, no respetar la decisión que se ha tomado en un órgano judicial. En cuanto al debate que genera este tema, como muchos otros, yo estoy en contra del planteamiento binario. Y creo que en España en este momento estamos en un momento muy binario, porque falta una reflexión ecuánime de las cosas. Y eso pasa también en los medios de comunicación.
–En su blog dice que «pensar por escrito obliga a razonar y a argumentar». ¿Dónde queda esa reflexión en estos tiempos en los que vivimos a golpe de titular?
–Yo estoy suscrito a varios medios de comunicación para tener todo el abanico de pensamiento, y veo que hay una binariedad enorme en los medios de comunicación. Y eso está creando una sociedad muy dividida. Y lo que es más grave, es una sociedad que ya no piensa, sencillamente se posiciona en función del color personal de cada uno, ya no hay una reflexión.
–También es frase suya «la verdad, siempre incompleta, la vamos construyendo, entre todos, con la deliberación y escucha de los otros, particularmente cuando sostienen, con argumentos, planteamientos diferentes a los propios». ¿Dónde queda la escucha en esta sociedad llena de ruido?
–Esa es la función del intelectual, de la gente que piensa. Pero en este momento es muy difícil, falta ecuanimidad. En general, los medios de comunicación están muy escorados. Y tampoco quiero echar toda la culpa a los políticos. Es cierto que tenemos políticos de poca altura intelectual, lo cual no quiere decir que los que tengan altura intelectual hayan sido perfectos. El ejemplo más claro es Jordi Pujol, jamás habría pensado que había metido la mano en la caja. Como no lo habría pensado del rey emérito.
–¿Cómo ve el futuro de nuestra sociedad? ¿Imperfecto, como el título de estos encuentros organizados por la UPP de Palencia?
–Es más que imperfecto. Es un futuro incierto. Vivimos en la era de la incertidumbre, de los sobresaltos y de los cambios imprevisibles. La era en la que es preciso pensar en el futuro sabiendo que hay que actuar en el presente.
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