Del inmenso azul del mar gallego al del cielo castellano

«En Paredes de Nava descubrí que dormía de lujo y también me di cuenta de que el momento de la siesta era el culmen de mi creatividad porque estás solo, no hay nada que te entorpezca y es cuando tu cerebro puede reorganizar todas las ideas que tienes. Yo siempre lo hago así», explica Manuel Guisande.

Nacido en Santiago de Compostela, Manuel Guisande recorrió junto a su familia más de catorce destinos diferentes durante sus primeros años de vida debido al trabajo de su padre, juez de profesión. El cambio de destino profesional de su progenitor hizo que la familia pudiese conocer bien la geografía española, aunque sin perder nunca sus raíces en Palencia.

En 2021, Manuel Guisande decidió volver a su pueblo, Paredes de Nava. En esta localidad ha encontrado una nueva forma de vida, asegura, más acorde al momento vital que atraviesa y donde ha podido redescubrir una forma de vida muy diferente a la que llevaba hasta entonces en La Coruña, donde se había asentado hace unos años.

«Me autoexilié aquí y, de momento, no echo nada de menos Galicia. El mar lo tengo cada vez que miro al cielo. Además, siempre hace sol y eso te da mucha energía. En el pueblo estoy muy feliz, la verdad», afirma. Aunque su vuelta a Paredes de Nava coincidió en casi plena pandemia, este traslado no ha tenido que ver de forma directa con la situación sanitaria, sino que, tras varios viajes al municipio, Manuel Guisande sintió que este era el lugar donde se sentía verdaderamente a gusto y donde ha podido seguir desarrollando su profesión.

Su vuelta al mundo rural ha sido totalmente positiva. No solo ha encontrado una comunidad abierta en la que ya forma parte de forma muy activa, sino que también se ha reencontrado con viejos amigos. «Hay mucho movimiento de gente, aunque sería necesario mejorar el transporte», agrega.

Guisande asegura haber encontrado una gran diferencia entre las comunicaciones que existen en Galicia y la inexistencia de estas en Castilla, donde comenta sentirse con grandes dificultades para poderse trasladar de un pueblo a otro sin vehículo propio. «La España vaciada hay que llenarla, y esto es algo imprescindible», indica.

El periodista y escritor no para de crear y ya está pensando en posibles proyectos profesionales que, espera, puedan pasar por llevar este último libro a una exposición donde poder acercar a todos los palentinos no solo su obra sino también las fotos de Antonio Amboade y Santiago Eirale, que acompañan a los poemas. «Me encantaría poder colaborar de alguna forma con la Diputación Provincial de una forma muy creativa», explica.

Además, también está inmerso en su nuevo libro, 'Tánger, un plan secreto', ambientado en la ciudad marroquí por la que el escritor siente predilección y que espera publicar en los próximos meses. Aunque su profesión de periodista ha sido clave en su dedicación a la escritura, asegura haber podido encontrar el tiempo y la dedicación necesarios para contar una buena historia.

Actualmente, Manuel Guisande no solo colabora con diferentes medios de comunicación sino que también es conferenciante, imparte cursos en entidades e instituciones sobre escritura creativa como cuentos infantiles, relatos o guiones de teatro y sigue publicando diferentes obras.