Práctica de los alumnos de Ingenierías Agrarias, esta semana pasada en los entornos del polígono industrial. Manuel Brágimo

Ingenierías Agrarias amplía la oferta de títulos para frenar la pérdida de estudiantes

La escuela universitaria del campus, que aqueja la crisis del sector forestal, intensifica los dobles grados para recuperar alumnos

Laura Linacero

Palencia

Lunes, 22 de marzo 2021

La Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias cuenta con el reconocimiento en el Ranking de Shanghai, ya que está dentro de las trescientas mejores universidades en disciplinas científicas y tecnológicas a nivel mundial. No obstante, la repercusión internacional que esto conlleva no ha conseguido que ... la escuela recupere los datos de estudiantes matriculados que tenía hace unos años. El director de la escuela, Joaquín Navarro, reconoce el evidente declive. «Las cifras de alumno no corresponden a los que teníamos en el momento de mayor 'boom' poblacional. Además, se ha multiplicado la oferta de escuelas agrarias y agroforestales en distintos puntos de España y, por tanto, la competencia es mayor», explica.

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En cuatro años, el número de matriculados en la escuela ha disminuido el 15% perdiendo así 78 alumnos, y ahora suma 460 matriculados, que Joaquín Navarro espera que puedan también aumentar si la situación para los profesionales forestales mejora. «Desde la crisis del 2008, el sector forestal ha sufrido una reducción importante de presupuestos. De ser unas profesiones donde no se podía llegar a cubrir la oferta de trabajo, ahora tenemos un rendimiento del 85%», asegura el director. «Porque a pesar de que la conciencia colectiva se preocupa más por el medioambiente, no se refleja en la inversión por parte de la administración. Aunque en el pensamiento de la gente puede ser una prioridad, a las administraciones les cuesta poner en marcha la dedicación al medioambiente con presupuestos adecuados», lamenta Joaquín Navarro.

La falta de apoyo por parte de las administraciones y la crisis se ha traducido también en salarios más bajos para estas profesiones y, por tanto, en una disminución en la motivación de los jóvenes, según percibe el director de la Escuela de Ingenierías Agrarias. «Nosotros lo notamos con una bajada de matriculados en ingenierías verdes, porque además de ser unos grados sacrificados, los problemas añadidos no ayudan», argumenta.

Un desafío que la dirección trata de subsanar con nuevas especialidades, como son los dobles grados, más potentes en la oferta educativa de los últimos años. Actualmente, la escuela cuenta con el doble grado en Ingeniería Agrícola y del Medio Rural e Ingeniería Forestal y del Medio Natural; otro de Ingeniería Agrícola y del Medio Rural; y otro de Ingeniería en las Industrias Agrarias y Alimentarias y Enología e Ingeniería de las Industrias Agrarias y Alimentarias.

El campus vuelve a plantear la necesidad de construir una residencia en la antigua fábrica de yute

Además, hay una doble titulación de máster en Ingeniería de Montes y Gestión Forestal. «Estos nuevos estudios nos han ayudado a recuperar un alumnado que habíamos perdido. Al ser dobles títulos, están limitados a alumnos con buenos expedientes que tienen mucho interés», explica Joaquín Navarro.

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No solo los dobles grados tienen una acogida positiva, los másteres también suman una importancia en la formación de la escuela, aunque el número de matriculados también se ha resentido en los últimos años. 44 nuevos alumnos se han decidido a cursar estas especialidades para concretar más su futuro. Unos datos que esperan puedan mejorar con el próximo año académico. De hecho, el segundo plazo para matricularse en los seis másteres que oferta la Universidad de Valladolid en el campus de Palencia ya está abierto hasta el 16 de julio.

Oferta formativa amplia y competente

La oferta formativa cada vez es más amplia y competente, un hecho del que el director se siente especialmente orgulloso. «Se ha conseguido generar unos planes de estudio como se soñaban generaciones atrás», explica el director y alumno del centro a finales de los 80. La idea de convertir la educación en una oferta de recursos para los estudiantes está cada vez más consolidada, y Joaquín Navarro la considera como la única opción para generar mentes críticas. «La docencia clásica tenía fallos, ahora se trata de que el alumno adquiera competencias transversales y debemos ser capaces de formar a las personas con la capacidad de adaptarse a los movimientos cambiantes», asegura.

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Aunque mantener la calidad formativa es una prioridad para la dirección, reconoce que hay otros elementos que deben ser revisados para poder asegurar esta premisa. «La Universidad de Valladolid tiene en el campus de Palencia unos títulos con una repercusión importante, por eso hay que trabajar para mejorar la infraestructura para que se reconozca esta ciudad como una posibilidad para estar, para vivir», señala. Un cambio que prevé que sea visible ya en septiembre con una remodelación del exterior para «solucionar los problemas de aislamiento y goteras».

No obstante, el planteamiento que dibuja el director es mucho más ambicioso. La construcción de una residencia universitaria es un reto con el que trabajan junto al Rectorado y al Vicerrectorado. «Hay unas ruinas de la antigua fábrica de yute y queremos que se haga una residencia de unas treinta habitaciones que daría soporte a becarios, profesores o investigadores que vienen de otros sitios», concluye Navarro.

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