La Iglesia atiende a 5.788 personas a través de 43 centros en la provincia

A lo largo del año pasado en Palencia se celebraron 476 bautizos, 643 primeras comuniones, 406 confirmaciones y 124 matrimonios. La Diócesis quiso subrayar la importancia de estos sacramentos y continuar educando a los más pequeños en los mismos. Así, un total de 16.564 alumnos estudian en uno de los dieciocho centros católicos concertados de la provincia.

La labor pastoral recae fundamentalmente sobre los 173 sacerdotes, cifra que cada vez se reduce más y tienen que desplazarse a más parroquias (hay 471). El número de religiosas y religiosos asciende a 492, con 320 catequistas, 175 monjas y monjes de clausura y tres diáconos.

La atención a los que más lo necesitan centra la actividad de la Diócesis de Palencia, donde en 2023 se atendieron a 5.788 personas a través de 43 centros para mitigar la pobreza y ayudar a los ancianos, discapacitados, refugiados, menores o drogodependientes.

2.200 personas con problemas económicos recibieron apoyo a través de 23 centros, mientras que fueron atendidos 637 emigrantes en el centro de asistencia a refugiados. Los seis centros para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad apoyaron a casi 400 personas (397) y la rehabilitación a drogodependientes llegó a 95 personas.

Dentro del afán solidario y de buscar la forma de ayudar a los demás, el próximo domingo se celebra el Día de la Iglesia Diocesana. «Este año lo centramos en la llamada y la corresponsabilidad. Todos somos llamados por Dios para dar una respuesta y todos somos corresponsables en la marcha de la Iglesia», afirmó este martes el obispo de Palencia, Mikel Garciandía, quien incidió en las tres 'T', tiempo, talento y tesoro. «Todos podemos dar nuestro tiempo, que es la posibilidad de compartir; también el talento que Dios nos ha regalado y el tesoro, en el sentido más espiritual».

Subrayó que en la Iglesia no hay fieles de primera y segunda línea, sino que todos son iguales. «El Día de la Iglesia Diocesana es una jornada importante para que cada uno de nosotros nos planteemos que todos somos lo suficientemente ricos para compartir algo de lo nuestro y eso tenemos que preguntárnoslo», concluyó el prelado.