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Volver a la actividad supone disparar los gastos. Luz, agua, empleados, mantenimiento, seguridad social... son inevitables. Mientras, la cuenta de ingresos de los hoteles solo crece con aquellos trabajadores que se han visto obligados a viajar a Palencia por motivos laborales.
Es el caso ... de Julio Pérez y Pedro Sánchez, que sobre las 13:00 horas de ayer entregaban su Documento Nacional de Identidad en la recepción del hotel Castilla Vieja para descansar en lo que será su nuevo hogar durante una semana. «Trabajamos en una empresa de instalación de aire acondicionado de Salamanca y estos días lo haremos en un supermercado de Palencia», desgranan estos dos empleados, que ya se han acostumbrado a trabajar en tiempos de pandemia. «Al igual que los hoteles, también somos esenciales. No hemos parado ningún día durante el aislamiento», detallan Pérez y Sánchez antes de encarar las escaleras del ascensor con las maletas en las manos.
Tras la mampara de la recepción les atendió la gerente, Mercedes Primo, que de modo altruista se ha empapado estos días de qué tenía que hacer para poder abrir las puertas. Calcular unos metros de seguridad en la recepción hasta dotar de material desinfectante para sus empleados. «La higiene siempre es importante, pero ahora tenemos que ser los más limpios», manifiesta.
La ocupación durante este inició de la fase 1 es muy complicado de calcular. «Nos movemos por el trabajo de terceros. Es muy difícil decir una cifra cerrada. Por ese mismo motivo, durante el fin de semana, cerramos las instalaciones al no tener clientes», explica Primo, que ha mermado los servicios de cafetería y restaurante para evitar la aglomeración de clientes.
A pesar de la crisis, el hotel Castilla Vieja aprovecha la ocasión que ofrece el coronavirus para remodelar habitaciones en busca de una cuarta estrella. «Por ejemplo ya veníamos utilizando ozono para difuminar olores, pero ahora es muy importante para eliminar bacterias. Es un gas que pesa mucho y se lanza desde una posición alta para que llegue a las mayores superficies posibles. Asimismo, nos ceñimos a un protocolo muy estricto», prosigue.
El caso del Castilla Vieja contrasta con otros hoteles de la capital, que permanecen con las puertas cerradas. «Son muchos gastos para los pocos ingresos que se reciben. Hasta que no se recupere la movilidad entre las provincias será complicado que retomemos la actividad», apuntaban ayer desde el AC de Palencia, que mantiene el servicio de recepción. Con menos actividad se encontraban ayer el Diana Palace o el Palacio Congresos, sellados durante la fase 1.
Y es que hace 15 días, los hoteles también eran protagonistas al dar manutención a sanitarios que luchaban contra el coronavirus. Fue el caso del Rey Sancho, que hospedó a una veintena de personas para evitar exponerse a sus familias tras la vuelta del trabajo. Ahora, para los hoteles, ha empezado su particular estado de alarma.
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