Guardo: estratégica frontera entre dos reinos
Se erigió en el límite entre el Reino de León y lo que, por entonces, era el Condado de Castilla; desde su desaparecido castillo se controlaban las posibles razzlas musulmanas, ataques que se realizaban por sorpresa
rebeca adalia
Viernes, 1 de julio 2022, 00:09
Si bien Guardo es una villa de la que se desconocen los orígenes y del que existen muy pocos datos históricos hasta la edad media, varios historiadores han hecho referencia a su toponimia. Por una parte, «Bucca ad ardum» (Quirino Fernández) que vendría a significar «Boca de las alturas» o «paso difícil», mientras que también se piensa que pueda provenir del térmico celta «Ward» (Julio Caro), que significaría «Tierra de Tormentas».
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Sí es verdad que hay diversos términos que sugieren la presencia de un castro celta, por el nombre de uno de sus barrios más tradicionales (Valdecastro).
Aunque sus orígenes sean tan difusos, está claro que Guardo tiene una importancia histórica tremenda, al haber estado situado en la frontera entre el Reino de León y lo que, por entonces, era el Condado de Castilla. Su hoy desaparecido castillo, permitía controlar esta frontera y las posibles razzlas musulmanas (ataques que se realizaban por sorpresa durante la conquista musulmana de España).

Es precisamente esta posición estratégica la que confiere a Guardo su importancia histórica y es que el propio rey Alfonso VII de León, también llamado «el Emperador», ordenó «mantener el castillo de Guardo y las huestes que lo habitan siempre guarnecidas».
Fechas clave
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Alfonso VII de León: También conocido como 'El Emperador', ordenó mantener el castillo de Guardo y «las huestes que lo habitan siempre guarnecidas».
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Siglo XIX Es en este periodo cuando la localidad, con el ferrocarril, se hace visible en la geografía industrial y en el siglo XX, pase de ser un pueblo agrícola a un referentes en materia extractiva de recursos naturales.
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En la actualidad: Guardo es una de las poblaciones de la provincia de Palencia que suma mayor número de habitantes, rondando los 6.000 vecinos.
La propiedad de este castillo fue transmitida desde el Obispado de Palencia hasta el Duque del Infantado durante varios siglos y a través de varias casas. A día de hoy, y desde finales del siglo XIX, el Castillo de Guardo, forma parte del balasto del ferrocarril de la Robla, después de que se utilizaran sus piedras para la construcción de esta línea férrea.
Es precisamente este ferrocarril el que ayuda a que Guardo consiga en el siglo XIX hacerse visible en la geografía industrial y haga que en el siglo XX pase de ser un pueblo meramente agrícola a un referente en materia extractiva de recursos naturales, como el carbón, así como productiva, tanto en la electricidad que se producirá en la central térmica de Velilla, como en los derivados químicos de la factoría de Explosivos Río Tinto. Una explosión industrial que se tradujo, a su vez, en una explosión demográfica que situó a Guardo como el pueblo más poblado de la provincia, después de la capital y cuyo título ostentó durante todo el siglo.
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