Las guarderías advierten de que los niños de 2 años «no están preparados» para ir al colegio
Se muestran partidarias de la gratuidad anunciada por Mañueco, pero que sean «las propias familias las que decidan dónde y cómo llevar a sus hijos»
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, aprovechó la rueda de prensa, junto al vicepresidente, Francisco Igea, de balance de los dos años de su Gobierno de coalición para anunciarlo. A partir de septiembre de 2022, este curso, no, al siguiente, los niños de dos años de la comunidad podrán ir al colegio. Hasta ahora, se comienza con la escolarización (voluntaria hasta los 6 años) a partir de los 3 años del menor durante la etapa de tres cursos de Infantil, antes de comenzar Primaria -educación ya obligatoria-.
Esta iniciativa es, sin duda, muy jugosa para las familias, ya que significa un gran ahorro económico -al no tener que pagar guarderías durante un curso, ya sean públicas o privadas- y poder aunar los horarios, si se tiene otro hijo en edad escolar ya. Pero el anuncio de esta nueva medida va más allá, mucho más allá. «Partimos de la base de que los centros educativos no están preparados para acoger a niños de 2 a 3 años. ¿Dónde van a ir los niños en los colegios, dónde los van a meter si en la mayoría ni tienen sitio ni están acondicionados para ello?», señala la directora de la ludoteca El Gusanito, Yolanda Rodríguez.
Cierto es que en este curso escolar presencial de pandemia -el pasado también lo fue, pero todo telemático-, muchos centros educativos han tenido problemas de espacio a la hora de tener que desdoblar clases para garantizar que todos los estudiantes pudieran guardar las distancias de seguridad y evitar contagios. «No están preparados los colegios y estoy cansada de oírles decir que no tienen dinero para invertir en las escuelas públicas. ¿Y ahora van a invertir ahí?», agrega.
Varios centros de la capital se han visto obligados a cerrar por la pandemia y las matrículas infantiles han caído entre un 30 y 40% este curso
La presencia de un espacio, habilitado con cunas, hamacas o colchonetas, es necesario para el descanso de los pequeños, ya que algunos comenzarían a ir al colegio -si se lleva a término este anuncio- con menos de dos años, si han nacido a partir de septiembre. «No se puede plantear que un niño de menos de dos años pueda ir a un colegio de más de 500 alumnos, que será el más pequeño que haya en Palencia. Necesita unos cuidados específicos, no le puedes tener de nueve a dos en un colegio, sin siesta, sin descanso... ¡Pero, dónde vamos a llegar!», afirma, por su parte, la gerente de Primeros Pasos, Pilar del Páramo, también en la capital palentina. «El espacio para un niño de esa edad tiene que ser distinto, con baños dentro de las aulas, con hamacas... tiene que descansar a media mañana. No le puedes tener hasta esa hora, hasta las dos, sin haber dormido, ni comido... son muy pequeños y tienen otras necesidades completamente distintas», añade.
Alfonso Fernández Mañueco no entró en ningún tipo de detalle sobre la decisión, que podría ser una de las iniciativas estrella de los dos años que le quedan a la legislatura, pero sí incidió en el apoyo que supondrá a las familias adelantar un año la etapa gratuita de la Educación Infantil.
Los centros infantiles de Palencia también están a favor de que se pueda disponer de este servicio sin coste, pero decidiendo las propias familias dónde llevan a sus pequeños. «A mí me parece estupendo que fomenten la gratuidad, eso me parece estupendo, pero a las familias les dejáis elegir dónde llevan a sus hijos, cuándo y cómo», explica Pilar del Páramo.
«Estoy a favor de la gratuidad, pero que se hagan conciertos con las familias, no con los centros. Y así estarán ayudando a las familias, real conciliación. Y también estarán ayudando a los centros que después del covid lo estamos pasando fatal», argumenta Yolanda Rodríguez.
No es un secreto que las guarderías infantiles han tenido, en este curso tan atípico, plazas libres. El miedo de los pequeños al contagio, los ERTE que posibilitaban que los padres les cuidasen en casa y los problemas económicos derivados de la pandemia han reducido las matrículas entre un 30 y un 40%. Varios centros de la capital se han visto obligados a cerrar por culpa del coronavirus. El caso más sonado ha sido Villandrando, quien cerró para siempre su puerta en enero después de catorce años y de que más de un millar de niños hubieran pasado por sus aulas. Junto a él, otros como Creaciendo o Infanta Sofía también han cerrado este pasado año.
Descalabro económico
«Primero quitan las desgravaciones fiscales a los centros privados y ahora esto. Esto es el descalabro económico de los centros privados, nos vamos a tener que ir a montar los negocios a otras comunidades. La clase más rentable es la de 2 a 3 años, sin duda, porque es el grupo donde más niños hay. Con esa, pagamos a la profesora de bebés, haciendo una media de todos los niños. Pero, si te quitan al grupo de más niños, ¿qué haces?», argumentan desde El Gusanito. Está estipulado que los centros infantiles tienen que tener una educadora para cada ocho pequeños de 0 a 1 año, para trece de 1 a 2 años y para veinte niños en el último curso, el de 2 a 3 años.
«Esta medida va a acabar con muchos puestos de trabajo y va a hacer que muchas empresas desaparezcan. Si algunas no han podido sobrevivir a la pandemia, las que quedamos vamos a desaparecer con esta medida. Es la clase rentable, es la única rentable. Si la quitan y mantengo la de bebés, ¿cómo mantengo el sueldo del personal? No se plantean el perjuicio que hacen para todo, pero sobre todo para los niños», señalan, por su parte, desde Primeros Pasos. La capital cuenta actualmente con cinco guarderías públicas -tres de la Junta de Castilla y León y dos del Ayuntamiento de Palencia- y con una decena de centros privados, que dan servicio a los niños de 0 a 3 años. Las empresas privadas dan más libertad y amplitud horaria (desde las 07:30 hasta las 18 horas o más), algo absolutamente imprescindible para muchas familias, al trabajar ambos progenitores y no tener horario continuo.

«Los horarios que damos nosotros, no los van a poder dar en un colegio. Las familias necesitan más horario que de 9 a 2 de la tarde. Y aquí los que vienen a madrugadores, se van directamente a dormir . Eso en un colegio, olvídate», argumenta Pilar del Páramo.
Y el problema va más allá de los horarios diarios en el colegio. El problema llegaría en las vacaciones, ya sea de verano, Semana Santa o Navidad, ya que las guarderías abren también en esas fechas vacacionales. «¿Y del 23 de junio al 10 de septiembre dónde van esos niños si los padres trabajan?», se preguntan los propios centros privados. Y esta duda puede ir aún más allá. ¿Dónde acudirán los menores de 0 a 2 años si estos están abocadas al cierre -con la nueva medida- y en los públicos no hay plazas suficientes para todos?
«Es una etapa en la que hablan de estabilidad, de continuidad del hogar... Y como esto sea así va a ser el primer año en casa, el segundo a un centro y el tercero al colegio... En tres años, en tres sitios distintos», advierte Yolanda Rodríguez.
«La capacidad de adaptación en un centro pequeño lo tienen controlado, pero un niño sale de su clase del colegio y aparece en el baño de cuarto de la ESO porque la capacidad de orientación espacial no es la misma, no están preparados», incide, por su parte, Pilar del Páramo.
El último curso de la guardería, el momento de quitar el pañal
La clase de dos a tres años, la que se ha anunciado que a partir del curso 2021-2022 será en los propios colegios, es el momento de quitar el pañal a los pequeños. Sin duda es uno de los momentos más estresantes para los padres y más complicados para los pequeños, que aprenden a controlar sus esfínteres. «¿Van a quitar el pañal en clase a veinte niños, cómo lo van a hacer? No se lo han planteado, han tirado una bomba de humo, pero no se han planteado más», señala Pilar del Páramo, de Primeros Pasos. «Hay muchos padres con la preocupación y la obsesión de quitar el pañal para ir ya al colegio, que piensan que qué va a ser de ellos en el colegio, que no pueden entrar en las aulas, que no hay contacto tan directo con los profesores. Esto es preocupante para las familias», concluye.
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