Los gitanos denuncian discriminación en la búsqueda de empleo y acceso a la vivienda

Por eso, el trabajo de la entidad se encuentra especialmente centrado en la lucha contra este tipo de situaciones que siguen afectando a la comunidad de forma diaria, haciéndose especialmente presentes en dos áreas, el empleo y el acceso a la vivienda, donde siguen siendo discriminados únicamente por ser gitanos.

El acceso a un empleo es uno de los objetivos en los que está trabajando la Fundación Secretariado Gitano en Palencia. Por un lado, con el aumento de los programas de apoyo a la educación y, por otro, con los programas de empleo que pretenden ayudar a las personas gitanas a encontrar un trabajo.

En lo que va de año, esta entidad ha conseguido –a través de sus servicios de empleo– un total de 35 contratos, cuatro de ellos indefinidos. Las personas beneficiarias de estas contrataciones han sido un 95% personas gitanas, de las cuales el 25,71% han sido mujeres. En total, el número de personas atendidas han sido 190 siendo 178 personas gitanas.

Mientras que en el servicio de educación han participado 29 personas, 27 personas gitanas de las que 21 han sido mujeres. En total, en estos y en el resto de los servicios que presta la Fundación Secretariado Gitano de Palencia se han atendido durante este 2023 a 319 personas, 301 gitanos.

Conscientes de que la educación es clave para poder aspirar a un buen trabajo o a una buena oportunidad laboral, las nuevas generaciones están apostando por la formación como motor para poder labrarse un buen futuro laboral. Ejemplo de ello son cuatro mujeres: Lidia Fernández, Carmen Lozano, Amalia Dual y Abigail Giménez. Todas ellas han derribado con su ejemplo los prejuicios y estereotipos que afectan comúnmente a la comunidad gitana. Son mujeres, han estudiado y quieren trabajar en su verdadera vocación. Aunque no se consideran ejemplo de nada, lo cierto es que su experiencia puede servir de inspiración para las generaciones futuras.

«Pues sí, soy gitana y he estudiado», explica Lidia Fernández cada vez que alguien le pregunta por la excepcionalidad de su caso, asegurando que no es nada anecdótico ser gitano y estudiar, sino todo lo contrario. Cada vez son más los gitanos que deciden continuar con su educación formándose en diferentes ciclos formativos o carreras universitarias. De hecho, Carmen Lozano señala que en su familia tanto su hermana como su prima han seguido sus mismos pasos formativos por lo que para ellos se trata de algo «totalmente normal» y que es visto de forma muy natural. «Hay quien te felicita, pues sí, lo quería hacer y lo he hecho», reconoce.

Las cuatro jóvenes afirman que, junto con sus profesores, tanto sus padres como su familia, son quienes más las han animado desde un principio a que sigan estudiando y formándose para encontrar un buen trabajo y, por consecuencia, obtener un mejor futuro laboral y también profesional.

«Son historias de auténtica superación, de luchar contra un prejuicio porque no es lo que se espera de ti. Tú también vas rompiendo prejuicios y en ese sentido tiene más valor. Tendrá la misma titulación que otra persona, pero las circunstancias no son las mismas», reconoce Sandra Morate, coordinadora de la Fundación Secretariado Gitano de Palencia.

Todas ellas quieren animar al resto de la comunidad a que sigan su mismo camino. Desde la Fundación Secretariado Gitano de Palencia se está trabajando para que estos casos sean cada vez más un caso habitual y, en ningún momento, una excepcionalidad. Por eso, se trabaja en coordinación en el Programa Promociona junto con los centros educativos.

En Promociona se quiere brindar un servicio de refuerzo para las asignaturas que más les cuesten poder sacar adelante y que de esta forma se facilite tanto el aprendizaje como la obtención de una buena nota final. Además, al llegar a cuarto de Secundaria también tienen una actividad de 'mentoring' con la que poder descubrir qué ámbito laboral les gusta. De hecho, Lidia Fernández fue una de las alumnas de este proyecto participando durante todo un día en la labor que se realiza en una farmacia de la ciudad. La joven asegura que esta actividad fue clave a la hora de decantarse finalmente por estudiar un ciclo superior en Técnico en Farmacia y Parafarmacia.

También se oferta una beca interna para aquellas mujeres que quieran continuar con sus estudios de Postgrado o Doctorado en una universidad de Castilla y León. La beca Luis Sáez permite de esta forma poder afrontar económicamente el gasto que supone llevar a cabo alguno de estas formaciones.

«Necesitamos que se sepa todo lo que hacemos y realizamos. El mensaje que lancemos tiene que ser positivo porque seguimos siendo víctimas diariamente de todo tipo de mensajes de odio. Por eso, no hay que dar un tratamiento de excepcionalidad a este tipo de testimonios», indica Rosario Lozano, técnico de igualdad de la Fundación Secretariado Gitano de Palencia.

El acceso al empleo es una de las grandes barreras a las que se enfrentan diariamente las personas gitanas. Por lo general, se trata de empresas que se niegan a aceptar el currículum cuando el candidato al puesto de trabajo es gitano o gitana, o que se niegan a hacer la entrevista de trabajo cuando detectan su origen étnico.

Además, dentro del puesto de trabajo también se da discriminación entre los trabajadores, cuando personas gitanas que están trabajando en una empresa reciben comentarios humillantes, insultantes, con estereotipos, prejuicios o comentarios negativos sobre la comunidad gitana.

En muchos casos, las víctimas no quieren denunciar, por miedo a represalias a la hora de buscar empleo en otras empresas de la localidad, o por la dificultad de probar la motivación racista. Estos son factores importantes que explican los altos niveles de infradenuncia, recoge la Fundación Secretariado Gitano, que se dan en España.

«Hay muchos casos en los que se es rechazado únicamente por ser gitano. Está demostrado que, teniendo el mismo curriculum, se prioriza que no sea gitano. En el empleo, la responsabilidad que tiene una persona gitana cuando entra en una empresa es mucho mayor», asegura Sandra Morate.

Unos estereotipos que lastran también la educación y la formación ya que los pasos que se van dando son pequeños y se realizan poco a poco, sin el avance que realmente se estaría deseando. «La comunidad gitana, como todas, es heterogénea y no homogénea, no se puede juzgar a toda una comunidad por una sola persona», apunta Sandra Morate.

El segundo ámbito en el que más dificultades se encuentran las personas gitanas en su día a día es en el acceso a la vivienda. Los casos más frecuentes tienen que ver con la negativa de algunas inmobiliarias o propietarios a alquilar o vender un piso cuando descubren que la persona o la familia que quiere comprarlo o alquilarlo es gitana.

Otro tipo de casos tienen que ver con la convivencia, es decir, casos de vecinos no gitanos que se muestran hostiles al hecho de que haya vecinos gitanos en el edificio o que denuncian de forma injustificada a la Policía para acosar a algunas familias gitanas, incluso con niños pequeños a cargo.

«La comunidad gitana sigue siendo la mayoría más rechazada por la comunidad. Tenemos graves problemas en el acceso a la vivienda. Además, ahí nosotros no podemos hacer nada porque el alquiler viene de un particular y no se puede hacer ningún tipo de intervención», concluye Sandra Morate.