Secciones
Servicios
Destacamos
mario román vallespí
Lunes, 18 de julio 2022
Ganemos Palencia ha anunciado este lunes en el Ayuntamiento que la formación política ha comenzado a tramitar que la palentina Esperanza Pérez sea nombrada Hija Adoptiva de la ciudad por su labor en la exhumación de víctimas del franquismo en la provincia de Palencia. La ... concejal Sonia Ordóñez y Juncal Ibáñez, sobrina de Esperanza Pérez, explicaron toda la labor llevada a cabo por esta palentina de 87 años durante casi la mitad de su vida para encontrar los restos de sus familiares, entre ellos su padre, Juan Pérez, que fue fusilado cuando ella tenía año y medio.
«Lo mejor y lo más difícil que he hecho en mi vida». Así definía Esperanza Pérez Zamora, según palabras de su sobrina, el momento en el que comenzó a desenterrar con las manos la fosa común donde se encontraba su padre en Villamuriel de Cerrato. Su historia, como pionera en la búsqueda de fosas comunes, pide reconocimiento tras ayudar a encontrar 150 cuerpos, desaparecidos durante la Guerra Civil.
Natural de Cevico de la Torre, ha vivido en distintas ciudades de España y países como Alemania, Francia y Bélgica. A finales de los años setenta se decidió a volver a Palencia y así buscar los restos de su padre. En 1977, con la firme intención de encontrar a su padre, dio con su asesino, que aún vivía en Villamuriel de Cerrato. «Se presentó en su casa y le espetó: 'Dime dónde está mi padre, o te mato'», describe Marina Escudero, periodista que inauguró una exposición fotográfica sobre Esperanza Pérez en marzo. Tras conducirla hasta el cementerio, Esperanza comenzó a excavar la fosa común con sus propias manos.
Su valentía y fuerza incansable sembraron el germen del movimiento de recuperación de la Memoria Histórica. Después de encontrar a su padre, Esperanza decidió buscar a sus abuelos y tíos. También se interesó por conocer quiénes eran las otras personas que halló en las fosas que desenterró. Su heroica labor se hizo conocida y muchas personas le pidieron que buscara a sus familiares. Con todo, logró exhumar los cuerpos de fosas de Villamuriel, Valdespina, Villamediana y Magaz. «En total recuperamos unos 150 cuerpos. Teníamos una pala, un azadón y un cepillo», explicaba Esperanza.
«Pero todo lo hacían con las manos, con las uñas, un día y otro día, hasta que terminaban. Luego metían los restos en sacos. La excavadora que utilizaban alguna vez la pagaban a escote entre los familiares», ha descrito Juncal Ibáñez, que calcula que su tía debió poner de su bolsillo un millón de pesetas. Aún recuerda las palabras que su tía Esperanza le dijo: «Es lo mejor y lo más difícil que he hecho en mi vida. En la primera exhumación pensé que me iba a dar algo y que me iba a morir allí mismo yo también. Tener una calavera en la mano y pensar que es de tu padre es terrible».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.