![Procesión satírica de El Ole, en la noche del domingo en Frómista.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/25/media/ole.jpg)
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Una temperatura fría como acostumbra la noche de la víspera de San Telmo, una diversión tan esperada como la de cada año, solo que en esta edición por triplicado tras dos años de ausencia por la pandemia de la covid. Así transcurrió la procesión cívica de El Ole en la noche y madrugada del domingo en Frómista, donde vecinos y visitantes disfrutaron junto al Vítor, portado con orgullo por Severiano Villameriel, quien actuó como mayordomo.
Cachavas, escobas o teas en alto, cientos y cientos de fromisteños y visitantes se sumergieron en esa especie de danza ritual que es El Ole. Los bailes, cánticos, saltos y desaforados y sucesivos gritos de 'Viva San Telmo, esto no es Ole' transformaron las calles de la localidad durante casi cinco horas, y eso que el acto se acortó hace unos años.
Recordaron a la tía Majita. Según la historia, que con gran detalle se afanaban ayer en recordar los lugareños de Frómista, la Majita fue una señora que vivió en la posguerra en la casa que fue Hospital de Palmeros, hoy convertida en famosa hostería. Un año durante las fiestas, las autoridades pusieron alguna traba para que saliera la procesión, el pueblo se rebeló y la tía Majita dio lugar a una estrofa que se hizo famosa: «Esto no es Ole, y el Ole no se quita porque lo ha puesto la tía Majita». La reivindicación por la igualdad también estuvo presente al final del sermón que leyeron Carmen Muñoz y Santos Guadilla, que ironizaron con el lenguaje terminando el sermón con un 'Viva San Telma' «y no os extrañéis si dentro de poco además de bailar el Ole tengamos que bailar también la ola'.
Con ganas tras la ausencia de la fiesta durante los dos años de la covid, los ya definitorios versos de la procesión del Ole fueron coreados durante toda la noche del domingo al lunes, mientras los bulliciosos danzantes, coordinados por el chiborra, se sentaban en el suelo formando un corro y golpeando el suelo con sus escobas, para levantarse después y seguir bailando en una noche algo fría, como a lo que la tía Majita suele acostumbrar.
El sermón satírico apenas fue crítico este año con los políticos ni las instituciones. Sí que fue un pequeño homenaje a algunos vecinos, a Manuel Viñas por su trabajo de barrendero durante toda una vida, o a los cofrades fallecidos Santos Guadilla, Carlos Vallejo y Julio Rojo.
La juerga nocturna no ha impedido que los fromisteños y visitantes participen con entusiasmo esta maña en la procesión de San Telmo, que data de 1651. Encabezada por un monaguillo portando una cruz, desfilan los cofrades de San Telmo, los danzantes y sus chiborras, los dulzaineros y los miembros de la banda. Pero todas las miradas convergen en el santo, que camina lenta pero majestuosamente en andas por las mismas calles que El Ole recorrió la noche anterior.
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